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Ángel Víctor Torres

Hechos, no palabras

2017, un año de progreso tecnológico, de velocidad de la información y las comunicaciones; en el que la inmediatez y la permanente intercomunicación de las personas se realiza a tiempo real a través de teléfonos móviles inteligentes… Aunque, paradójicamente, tenemos que seguir realizando una reivindicación que no debería producirse, a estas alturas, en una sociedad que presume de ser igualitaria.

Hace poco más de un siglo, entre 1912 y 1913, un grupo de mujeres inglesas reivindican a través de la militancia y el activismo sus derechos: realmente, no sólo buscaban su derecho a votar. Su batalla iba más allá. Se trataba del derecho a sentirse como seres humanos, dueñas de sus propias vidas y gestoras de sus decisiones. En ocasiones, tuvieron que recurrir a las protestas no pacíficas porque se daban cuenta de que no eran escuchadas. Esto, causó que las fuerzas de seguridad británicas cargasen contra ellas duramente en sus manifestaciones para doblegarlas. “Hechos, no palabras”, ese era el lema de la valentía femenina por la igualdad.

La reivindicación del 8 de marzo, y las múltiples actividades que se realizan durante todo el mes, reclaman, una igualdad que ha sido reivindicado de manera histórica y recurrente por las mujeres.

En pleno siglo XXI, miles de mujeres enarbolaron de nuevo esta bandera de género para asistir, en el centro de Washington, a la “Marcha de las Mujeres”. Una protesta masiva de personas que protestaban en contra de las políticas de Trump. De nuevo, en el país de las libertades, los sueños y las oportunidades, tiene que reclamarse la libertad, la inclusión, los derechos reproductivos y la misoginia de la que su nuevo presidente ha hecho gala durante su campaña y su llegada al cargo.

Pero dentro de las reivindicaciones, hay una que no puede dejar de gritarse enérgicamente para que se detenga. Y es una cuestión de todos: la violencia de género. Para el PSOE, la igualdad entre mujeres y hombres es un principio fundamental. El reconocimiento que hace la Constitución de 1978 de España como un Estado social y democrático de Derecho que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político tiene que traducirse en la plena consideración de las mujeres como sujetos de derechos de ciudadanía. Sin embargo, la ciudadanía de las mujeres aún no está consolidada y frecuentemente se encuentra en entredicho. Frente a ello, es necesario reforzar y promover los mecanismos que la garanticen y la alejen del vaivén de las coyunturas políticas.

La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.

Con ese convencimiento nació la ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Una ley reconocida e incluso premiada como una de las mejores leyes de lucha contra la violencia hacia las mujeres y que establece un sólido y completo marco legal para la prevención, protección, persecución y castigo de la violencia por parte del compañero o ex compañero sentimental.

Pese a ello, las mujeres siguen sufriendo violencia de género, y el número de asesinatos se mantiene en cifras escalofriantes. En los últimos meses, la violencia machista ha segado la vida de mujeres y menores convirtiendo 2017 en el año más trágico en violencia machista desde 2008. 21 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas hasta el pasado 22 de febrero. Una veintena de mujeres asesinadas en sólo dos meses. En menos de 48 horas fueron acuchilladas tres mujeres en Madrid.

Llegado este punto, cuando reflexiono acerca de esta lacra social, me hago la misma pregunta que las feministas llevan años haciéndose: ¿qué pasaría si en España se hubieran asesinado a 21 periodistas, políticos, futbolistas? ¿el debate social sería el mismo? ¿tendría la misma languidez?

Tenemos mucho trabajo por delante. Más del que desearíamos. Una labor de compromiso, educación en valores y convencimiento social. Y no debe ser una carrera de fondo que nos haga perder de vista la meta. Tenemos que encontrar las herramientas necesarias para que cambie y lo haga ya.

Todos los expertos coinciden en que cuantos más recursos se dediquen a combatir la lacra de la violencia machista, menos mujeres la sufrirán. Pero al Partido Popular poco parecen importarles las políticas a favor de la igualdad y programas de prevención de la violencia machista, cuyos recortes han sido constantes desde que el PP llegó al poder en 2011. El efecto de la tijera ha sido de casi un 30% menos en el dinero destinado a combatirlo. El panorama parece no cambiar con estas políticas de recortes presupuestarios. Por eso, exigimos, un día más: “Hechos, no palabras”.

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Source: Ángel Víctor Torres, secretario general insular del PSOE en Gran Canaria y vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria
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