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Ernesto Guevara y Fidel Castro

El Cabildo de Gran Canaria acoge la conferencia “El Che, de la camiseta a la historia”

Un recorrido en imágenes desde el Che en brazos de su padres “pijos” hasta las manos cortadas de su cadáver depositadas sobre un papel de periódico llevó al público congregado anoche en el Cabildo de Gran Canaria desde el deleite a la estupefacción en su camino por la faceta más desconocida de Guevara, una vida impregnada de las vivencias que lo llevaron al corto periodo de cinco años como revolucionario que lo convirtió en un personaje universal.

El Patio del Cabildo acogió la conferencia “El Che desde la camisa a la historia” del catedrático de Historia de América de la Universidad sevillana Pablo Olavide Juan Marchena, quien desmontó las “falsedades” que rodean al mito con motivo del 50 aniversario del asesinato de Ernesto Guevara, un referente político y moral para muchas generaciones y revoluciones en todo el planeta, apuntó el consejero de Solidaridad Internacional, Carmelo Ramírez, quien consideró que su testimonio revolucionario “está más vigente que nunca”.

Entre las falsedades desmontadas destaca la que rodea a la relación del Che con Fidel Castro, un romántico y un pragmático unidos por un profundo respeto, según la carta dirigida por el Che a Castro en su despedida leída por el experto, una de las cuestiones en las que el público quiso ahondar.

Marchena, que explicó que la historia es la disciplina a la que se acude para explicar el presente, para buscar las raíces de los acontecimientos actuales, llevó primero al público desde la famosa foto tomada por Alberto Korda cuando el Che estaba de funeral por la muerte de cientos de personas en un atentado a un barco -de ahí su mirada a lo lejos-, hasta el estallido por el que ocupó no solo tazas, mochilas y todo tipo de prendas y carteles, sino camisetas lucidas por el príncipe Harry de Inglaterra –no quiso ni pensar en los “coscorrones” que le daría la abuela-, Thyson, Maradona o un marine de la West Point al que le costó la expulsión.

Todo ello demuestra que se hizo un manejo “terrible y feroz” de un personaje que, nada más lejos del imaginario colectivo, nació en una familia más que acomodada con unos padres “pijos” que nadaban en la abundancia, y que fue cuidado por una gallega que le enseñó el valor de la austeridad, una “tata” que fue la única persona a la que el Che quiso ver cuando regresó de incógnito a Argentina.

El Che Guevara tenía asma, era inquieto y peleón, todo para superarse, y también radical, “como lo sería cualquiera” que recorriera el mundo queriendo ver la realidad, que fue lo que hizo el argentino durante los veranos de sus años de estudiante de medicina, una profesión que quería usar como herramienta para curar las enfermedades de la miseria, como la lepra, y cambiar el mundo.

El primer verano se compró una bicicleta con motor, la “poderosa”, y con ella recorrió parte de Argentina, el segundo se embarcó como paramédico en los buques petroleros que iban y venían a Venezuela, y el tercero, ya con su amigo Granados, verdadero cultivador del pensamiento social y político del Che, recorrió en moto, la “poderosa 2”, diversos países de América Latina y fue entonces cuando la “vida le entró por los poros”.

Cuando se rompió la moto siguieron en todo tipo de medio y, en un nuevo golpe de romanticismo, se adentraron en balsa en el Amazonas.

Ciudades pujantes e indígenas con espíritu revolucionario cero, que se dejaron matar por los caucheros, fueron solo algunos de los ingredientes de aquel periplo que le llevó casarse, a trabajar en hospitales y a hacerse preguntas sin respuesta hasta que conoció a Fidel, que preparaba su segundo ataque a Cuba y el Che, que no tenía claro su futuro, lo vio de pronto dibujado y se sumó a su causa para mejorar las condiciones de vida de Cuba.

Así fue como desembarcan del Gamma 82 personas de las que solo sobrevivieron 12, entre ellas el Che, al que Fidel encargó la formación del ejército revolucionario, reto que aceptó porque había aprendido en sus viajes que una guerra solo se gana con disciplina y organización. Y lo demostró, fue la primera vez que triunfó una revolución llegada desde el exterior, aseguró el catedrático.

Nació en ese momento otra de las “leyendas” relativa al asesinato masivo de militares de Batista, pues aunque hubo hasta juicios sumarios, lo cierto es que hasta día de hoy no se ha podido probar, ni tan si quiera investigar. Tal vez con el tiempo se pueda porque los documentos aún no han sido mostrados.

En cualquier caso, tras ello, al Che le tocó formar las nuevas fuerzas armadas, necesitaba 40.000 hombres y solo contaba con los 5.000 que quedaron de la revolución y los 30.000 del ejército de Batista, no le quedaba más remedio que integrarlos y, aun así, lo consiguió. Y cuenta una anécdota que cuando en una de las primeras reuniones del gabinete de Castro oyó “necesitamos un comunista convencido”, en vez de un “economista convencido”, alzó la mano y fue cuando lo nombraron ministro de Economía.

Comenzó en ese momento su campaña internacional y causó gran impacto en los intelectuales europeos, entre ellos Sartre, y transformó la izquierda europea, tanto la pensante como la militante. Entre las contradicciones del personaje resaltó que visitó a Perón en Madrid, donde estaba protegido nada menos que por Franco.

El Che recorrió países y líderes que luego fueron asesinados, lo que marcó su reflexión y su devenir. Decidió dejar Cuba para apoyar una revolución en África que fracasó porque como él mismo dijo, “aró en el mar”, así que repiensa las necesidades para que una revolución triunfe y se lanza a un segundo intento en Bolivia para irradiarla a varios países. Estados Unidos y la CIA lo quieren capturar, aunque vivo.

Pero finalmente es asesinado a tiros, su cuerpo elevado en helicóptero, llevado a una pila en la que lo desangran y le introducen litros y litros de formol, todo ello relatado por Marchena con sus correspondientes imágenes, algunas en color, hasta que logran que el cuerpo tenga un aspecto que oculta la verdadera masacre con la que acabaron con la vida del Che, y es entonces cuando unos y otros se hacen fotos con su cadáver.

Y con el fin de demostrar que era el cuerpo del Che, le cortaron las manos, contempladas por el público en silencio mientras escuchaban que sufrieron un auténtico trajín antes de acabar, por fin, enterradas junto al cadáver, un episodio desconocido que Marchena aseguró que bien vale por sí mismo una historia.

También como prueba sacaron fotos del cadáver junto a la imagen de su rostro con vida, ambas tan parecidas que demostraban que eran la misma persona, sin embargo el catedrático pidió pensar en la de su rostro sin vida cuando alguien se ponga su semblante en una camiseta para que la luzca sabiendo que lleva a un personaje histórico real y no a un mero mito.

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Source: Cabildo de Gran Canaria
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