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María del Río, secretaria de Igualdad de Podemos Canarias y presidenta del Grupo Parlamentario

‘Tasa rosa’ y presupuestos con perspectiva de género

Que el Gobierno de Canarias haya aceptado parte de la reivindicación de Podemos conocida como ‘tasa rosa’, aunque sea algo simbólico, es sin duda un primer paso.

La ‘tasa rosa’ es un concepto que tiene varias vertientes, aunque en general hace referencia al coste añadido que tienen determinados productos o servicios que están dirigidos exclusivamente al consumo femenino. Una discriminación más, que no la única, contra las mujeres, que además tenemos que soportar la brecha salarial y sus consecuencias en sueldos y pensiones.

Pero…¿qué es exactamente lo que entrará en vigor en Canarias a partir de enero del año 2018?

Lo que desde Podemos hemos conseguido hasta ahora es eliminar el IGIC en productos de higiene básicos femeninos, en este caso tampones y compresas. No obstante, nuestra lista de demandas es mayor, y aunque de menor consumo, consideramos que tanto las copas de silicona, así como otros productos ecológicos destinados al mismo fin, deberían de ser incluidos igualmente en el mismo lote y exención fiscal.

Estamos en tiempos de presupuestos, de reivindicaciones y negociaciones, y si bien celebramos cada pequeño avance, no nos vamos a engañar con lo que apenas supone un montante de 220.000 euros en el total de los presupuestos, una cifra insignificante.

No obstante, es una medida que celebramos, por lo que como dije antes tiene de simbólico y, sobre todo, porque nos ayuda a visibilizar toda una estrategia comercial discriminatoria, que es lo subyace en el fondo y que abordaremos próximamente en el Parlamento a través de una iniciativa.

El camino hacia la igualdad real es transversal y hay que abordarlo desde muchos frentes. La ‘tasa rosa’ es una’ pequeño ejemplo, un paso imprescindible para ir avanzando, pero hacer unos presupuestos con perspectiva de género es algo mucho más ambicioso. Es lograr que haya suficientes escuelas Infantiles, de 0 a 3 años, públicas y gratuitas, para que ninguna mujer se vea expulsada del mundo laboral por tener que cuidar a sus criaturas.

No son presupuestos con perspectiva de género, por ejemplo, los que limitan la ayuda a reducciones fiscales para gastos de guardería, porque esas medidas no llegan precisamente a quienes más lo necesitan. Pues no olvidemos los datos, el 54% de las familias monoparentales, la mayor parte de ellas encabezadas por mujeres y con menores a su cargo, están en riesgo de pobreza o exclusión social, y sus míseros salarios, cuando los tienen, no les dan para hacer siquiera la declaración de la renta

¿De qué desgravaciones fiscales por guarderías estamos hablando en los Presupuestos de Canarias para 2018 a estas mujeres que no tienen nada que declarar?

Nos falta mucho para alcanzar la sensibilidad suficiente que nos permita elaborar unos presupuestos justos, que no excluyan a nadie y que lleguen a quienes más lo necesitan.

“La pobreza tiene rostro de mujer” es una frase rotunda que conoce y nos ha repetido en varias ocasiones el presidente Fernando Clavijo, pero que de nada sirve si no somos capaces de hacer unos presupuestos que ayuden a cambiar esta cruda realidad que afecta con mayor dureza a las mujeres, a sus niñas y niños, y a las personas mayores a las que con tanta frecuencia también les toca cuidar.

Ya lo sabemos, hay distintos parámetros para medir la pobreza, hasta para ser pobre hay clases, y para recibir ayudas hay que cumplir con determinados requisitos. Hay pobres de pata negra’ que entran en los cánones, y hay mujeres pobres, que son tan pobres, que nunca cumplen los requisitos para recibir una ayuda porque prefieren dar de comer a sus criaturas que pagar alguna deuda pendiente con la Hacienda Pública.

Estas son las mujeres desahuciadas, las que viven con sus peques en casas ocupadas, las que cada día despiertan con el temor de que les corten los suministros de agua o de luz, las que hacen cola en el banco de alimentos, las que luchan desesperadas por un puesto de trabajo, por una vivienda digna, las que viven con el miedo de que cualquier día vengan de Menores y le quiten también a sus hijas, a sus hijos.

Son las mujeres sin rostro, porque la pobreza hasta el rostro les ha quitado.

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Source: Maria del Río Sánchez
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