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Opinión: Todo excluido (análisis a la inversa del todo incluido)

Casa de Colón, en Vegueta
Casa de Colón, en Vegueta

Sí, lo han adivinado, me refiero al todo incluido pero quiero hacer un análisis a la inversa para que veamos que, aunque este sistema de comercialización de nuestros destinos turísticos no es el causante de todos nuestros males, sí es una enorme barrera para el cambio de modelo que necesitamos en nuestra industria turística para avanzar hacia el pleno empleo y la economía socialmente justa y saneada.

Cuando un turista compra en origen su paquete de estancia en Canarias y lo hace en la modalidad de todo incluido, que dicho sea de paso tampoco es ninguna panacea para el hotelero, se está autoexcluyendo, a veces sin saberlo, de un montón de oportunidades que nuestros destinos le brindan y que son nuestra ventaja comparativa para competir con otros destinos de nuestra competencia en turismo.

La modalidad del todo incluido se diseñó para destinos, sobre todo del Caribe, en los que fuera de los resorts hoteleros no hay nada salvo mar y selva y sobre todo una inseguridad verdaderamente insufrible para alguien que pretende descansar y relajarse.

Canarias no solo es un destino fiable en materia de seguridades, homologado por la UE, sino que tiene una serie de atractivos que nos diferencian de nuestra competencia y que son los atributos que debemos potenciar para destacarnos y poder llegar a cobrar los precios adecuados a la calidad que se ofrece en los destinos de Las Islas.

En primer lugar el turista en todo incluido, se pierde la posibilidad de visitar las villas y pueblos de la isla en la que pernocta gracias a una red de transporte público y privado desde taxi a rent a car o bus turístico y unas infraestructuras viarias en perfectas condiciones y a unos precios asequibles.

También se pierde este turista la posibilidad de visitar alguna otra isla del archipiélago, por una cantidad razonable, utilizando las líneas aéreas regionales.

Seguramente no va a poder visitar la capital de la isla en la que se aloja desperdiciando así la oportunidad de conocer ciudades cargadas de historia y patrimonio artístico y cultural que muy probablemente haría las delicias de ese turista que, probablemente mal asesorado e informado, contrató su estancia en Canarias en la modalidad de todo incluido.

Se pierde nuestro comercio, nuestra gastronomía, nuestros paisajes, nuestras fiestas más populares, nuestras gentes, nuestros eventos de todo tipo, y todo por una decisión equivocada al comprar sus vacaciones.

A Canarias no le interesa el todo incluido porque, excepto a unos pocos, nos excluye de los magníficos efectos económicos y sociales de la actividad turística y a nuestros clientes los condena a lo que podríamos llamar “el todo excluido” y esto no puede ser nuestro plan para el futuro. Lo tenemos que cambiar.

José María Barrientos, emprendedor de ocio y turismo

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