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Lidia Falcón

La inaceptable Ley Trans

El Partido Feminista y yo misma estamos sufriendo la ofensiva de algunos transexuales y colectivos homosexuales, como uno que se hace llamar ALEAS-IU, que acusa al Partido de tránsfobo y pretende denunciarlo por delito de odio ante la Fiscalía especializada, porque hemos tenido el atrevimiento de manifestarnos contra la Ley Trans que al parecer Podemos pretende presentar en el Congreso. Este despropósito significa que nadie puede oponerse a la opinión o actuaciones de los partidos políticos y por lo visto hay colectivos que tienen patente de corso para decir y hacer lo que se les ocurra sin que nadie pueda oponérseles.

Hace treinta años, cuando ya se estaba instalando en el lenguaje académico y político esta absurda falacia del término género, yo contesté en un acto de presentación de uno de mis libros que «ya la mujer no existe, somos únicamente género, pero las bofetadas se las dan a las mujeres no al género». Mis advertencias de cómo se estaba enmascarando el lenguaje para hacer desaparecer las categorías marxianas y en vez de denominarnos mujeres y hombres, según la única clasificación antropológica que puede utilizarse, éramos sujetos indefinidos que no teníamos ni sexo ni existencia corporal, convertida toda la especie humana en materia gelatinosa adaptable a cualquier propósito, no fueron tenidas en cuenta. Los lobbys universitarios, tan irrelevantes unas veces y tan influyentes otras, vencieron en las definiciones verbales y en la introducción y afianzamiento de la llamada teoría queer que se pretende científica. Esta discusión lingüística no parecía trascendental, hasta que se han descubierto los verdaderos propósitos de tales cambios en el lenguaje.

Si las mujeres y los hombres no existen sino son solo seres vivos que intercambian corporalidad, sexo y capacidades genitales, cualquiera puede ser «progenitor». Que sea o no gestante depende del dinero que invierta en alquilar úteros de aquellas que sí son mujeres, pero pobres. Si además se retuercen los argumentos y de la libertad de escoger el sexo se sigue la de escoger prostituirse, estamos afianzando el poder de las mafias de la prostitución. Que estas también tienen mucho dinero. Para esos negocios de enorme influencia y capacidad económica esta discusión escolástica, que no tiene ningún sentido para las amplias masas populares, y que parece únicamente el debate del ser y el existir que ocupó las universidades medievales, ha sido de gran utilidad el invento de estos conceptos y categorías.

Avanzando en influencia cultural y política los lobbies de gays, homosexuales, lesbianas y transexuales que pretenden fabricar niños a su medida en los vientres de otras mujeres, de las que disponen como si se tratara de ganado, nos han llevado a la situación esperpéntica de que se pretenda que únicamente por la declaración de sentirse mujer cualquier hombre pueda ser considerado tal sin necesidad de que tenga que someterse a tratamientos médicos ni quirúrgicos. En razón de semejante despropósito se están instalando baños unisex en los que personajes tortuosos pretenden compartir los váters con las mujeres para observarlas o agredirlas sexualmente, y en las cárceles del Reino Unido a los que se declaran mujeres, aunque hayan sido condenados por violación o malos tratos a mujeres, se les instala en las dependencias femeninas.

A mayor abundamiento, esta ideología ha contaminado tan profundamente los sectores políticos en España que Podemos presentó el año pasado un proyecto de Ley que pretende que los niños a partir de 4 años puedan autodeterminarse como niñas y se les someta a tratamientos hormonales y quirúrgicos sin ni siquiera tener un informe médico y psicológico sobre ellos, y que califica a los padres y madres de «progenitores gestantes» y «progenitores no gestantes», a fin de regular los permisos de parentalidad, entre otros beneficios sociales.

Esta pretensión ha tenido éxito este mismo año en el País Vasco que ha aprobado una ley que permite esta aberración, sin ningún voto en contra y únicamente 8 abstenciones. Y recientemente en el Parlamento de Extremadura un menor de 8 años presentó una ponencia, ante el Pleno de la Cámara, cuyos diputados la escuchaban complacidos, declarándose transexual y pidiendo que su preferencia sea suficiente para proceder a los tratamientos médicos y quirúrgicos pertinentes.

Nos encontramos, en consecuencia, con toda una campaña organizada y financiada para llegar a los fines ya citados, que está descalificando, con graves insultos y calumnias al MF y a toda opinión que se oponga a semejantes objetivos.

El uso de esta terminología que elude mencionar las definiciones asentadas en nuestro lenguaje contradice las mínimas reglas de la semántica y del sentido común, hace incomprensible en lenguaje popular las denominaciones a que se refiere y tiene como únicos fines:

1º.- Invisibilizar a las mujeres. El lenguaje utilizado en los últimos años por una parte de las recién llegadas a las filas del feminismo pretende eludir referirse al sujeto mujer.

2º.- Sustituir el feminismo, tanto en su teoría como en su práctica por la teoría queer, que niega la existencia de hombres y mujeres y que afirma que solamente existen sujetos que pueden cambiar de una conducta y una apariencia masculina a otras femeninas, indistintamente. Esta ideología como arma ideológica posmoderna del patriarcado es un ingenioso invento del neoliberalismo, que lo mismo sirve para defender el negocio de la prostitución que el de farmacéuticas y salud y los vientres de alquiler. Tal transformación del lenguaje, adoptada a partir del posmodernismo, tiene como objetivo olvidar las categorías antropológicas y marxianas, para despolitizar y banalizar tanto las teorías marxistas como las luchas que está librando el Movimiento Feminista y deslegitimar la definición de la mujer como clase social explotada y oprimida.

3º.- Las consecuencias nefastas de que se vaya imponiendo esta ideología, con la perversa complicidad de las Universidades y sus ejecutoras, las profesoras de las diferentes disciplinas que tratan «el género» como una categoría aparte de la mujer desexualizando a los seres humanos, están siendo :

Que el lobby gay se está convirtiendo en dominante en todos los campos de la difusión de la ideología feminista, apartando al Movimiento Feminista de su protagonismo, e imponiendo sus objetivos que son:

Lograr la legalización de los vientres de alquiler. Los homosexuales quieren poder alquiler úteros femeninos para producir niños o niñas para su propio disfrute como un objeto más que añadir a sus posesiones.

Convencer a la sociedad de la legitimidad de que el deseo de cambiar de sexo, y de apariencia corporal, expresado por menores, incluso de 4 años, debe ser suficiente para que se someta al niño a tratamientos hormonales y quirúrgicos, sin necesitar ningún dictamen médico y psicológico.

Considerar a las mujeres seres prescindibles, excepto para la procreación de niños, para lo cual utilizan a las mujeres pobres que son las únicas que se ven obligadas a prestar semejantes “servicios”.

Legalizar la prostitución como un trabajo sexual, condenando a ese colectivo a ser explotadas como esclavas en la peor de las situaciones.

Descalificar el feminismo. Si no existen mujeres ni hombres ni madres ni padres, la lucha feminista es innecesaria.

Esta nueva estrategia del Patriarcado para dividir el Movimiento Feminista, ridiculizarlo y hacerlo estéril, en una de sus formas más perversa y a la vez sutil, está siendo aceptada por un sector de la izquierda, que ha perdido sus valores de defensa de los Derechos Humanos y de la lucha por la igualdad de todas las personas independientemente de su sexo, su clase, su origen étnico, su país de residencia.

El patriarcado en feliz maridaje con el capitalismo. Y los verdaderos problemas de la humanidad orillados. España padece un número inaceptable de asesinatos de mujeres, un alto porcentaje de pobreza y maltrato infantil, de huérfanos que generan los feminicidios. Al mismo tiempo es un país de prostitución y pornografía que está infectando las conductas sexuales de los muchachos. Y las mujeres tienen que seguir reclamando la igualdad salarial como en el siglo XVIII.

Estamos viviendo una nueva distopía, en la que, como siempre, las mujeres somos las más perdedoras. Lo patético es que haya sectores de la izquierda que la defiendan.

Lidia Falcón – blogs.publico.es

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Source: Lidia Falcón – blogs.publico.es
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