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Pensar la ciudad: apuntes sobre el Plan de Reconstrucción

Como un dilema moral. En estos términos, en lugar de un documento abierto a nuevas aportaciones, es cómo se expone la propuesta para la recuperación del municipio en la que la respuesta implícita es que debe ser el gobierno municipal el que “lidere” la recuperación. En mi opinión, es algo demasiado habitual en política; la búsqueda del reconocimiento y la atribución de los méritos como principal objetivo en lugar del consenso.

Superada esta primera e ineludible prueba de adhesión, entramos en el análisis del extenso y ambicioso documento porque se asemeja más a un plan de gobierno que a un plan de impulso, en el que entran desde las obligadas medidas sanitarias a las grandes inversiones en el municipio, pasando por obras ordinarias de prestación de servicios básicos que deben garantizarse siempre, pandemia aparte.

En comparación con otras ciudades, el contenido del Plan de Telde parece más centrado en el impulso a la economía local basado en inversiones en obra pública que en el apoyo al tejido económico representado por las empresas, autónomos y pymes que han sufrido duramente los efectos del parón económico. Tal es así, que las únicas partidas que se reflejan con una estimación presupuestaria en el Plan de Reactivación Económica son exclusivamente las destinadas a obras.

Se olvida un principio general en un plan director que , además de identificar los objetivos, debe desplegar las iniciativas y concretar a qué colectivos va dirigido cada medida propuesta, cuál será la manera de acceder a ellas y, sobre todo, qué partidas económicas se destinan. Estando de acuerdo en los objetivos que se marcan en materia de política y cohesión social, se echa en falta ese esfuerzo de concreción y, en definitiva, de realismo.

Centrándonos en el apartado de Reactivación Económica, la pregunta que nos asalta es si se trata de un plan recuperación debido a la pandemia o es más bien la recuperación tras décadas de malas decisiones y abandono de proyectos a medias. Desde luego hay que transformar la ciudad de Telde, pero primero hay que tener una visión global y a largo plazo manteniendo unos principios unificadores en lugar de hacer actuaciones puntuales e inconexas. Parcheando no se avanza. Telde es un mal ejemplo de las actuaciones urbanísticas que en los años 90 se impulsaron por toda Europa, confiando el desarrollo de las ciudades a intervenciones estrella: museos, auditorios, grandes parques urbanos… ¿Les suena? Millonarias intervenciones que fueran capaces de regenerar el entorno simplemente por la inercia o el empuje que tuvieran estos edificios. Cuando se daban las circunstancias adecuadas y el proceso de inversión pública se hacía correctamente, el resultado era un éxito para el barrio, el distrito o incluso la ciudad. Sin embargo, si la operación era un fracaso, el entorno sufría un proceso de degradación a casi mayor velocidad. En Telde estos ensayos basados en las ocurrencias del técnico-legislador-experto de turno de la legislatura, son los que nos han traído hasta donde estamos.

Si se examina bien la extensa relación de obras que se pretenden acabar con este Plan de Reactivación, su factor común es que en la mayoría de los casos son obras que debiéramos estar disfrutando ya, no sólo por la cantidad de tiempo transcurrido desde la primera vez que se anunciaron, sino por el dinero que se ha empleado en ellas. Un buen ejemplo de ello es la casa de los Sall, más que un edificio, un auténtico agujero negro para el dinero público al que ahora se destinan nada menos que 1,9 millones de euros más. Sin embargo, se mantienen en unas partidas presupuestarias muy pequeñas actuaciones que parecen más adecuadas y asumibles en estos momentos en relación con las grandes inversiones que son las que se marcan como objetivo el Plan de Recuperación Económica. De esta forma, la obras de mejora del espacio urbano quedan relegadas a obras ordinarias de mantenimiento viario, de mejora de aceras, accesibilidad o señalética aún siendo muy necesarias y demandadas por la ciudadanía, y que, además, serían muy efectivas en la mejora de la accesibilidad y la movilidad urbanas, y, por ende, en aumentar el atractivo comercial y el bienestar en nuestro municipio.

Tras décadas de fracasos en las actuaciones urbanísticas, es cierto que los problemas de fondo de la ciudad son múltiples y de compleja solución. En pocas palabras, necesitamos “coser la ciudad”. Y aunque como digo es un objetivo muy difícil de alcanzar por un gobierno y mucho menos de resumir en un documento como el Plan de Recuperación, también es cierto que se pierde la oportunidad de, al menos, dar un hilván en forma de idea innovadora y de apuesta por un futuro sostenible.

En materia económico financiera la incertidumbre es alta porque sólo será posible la recuperación económica con la ayuda de la UE, donde por ahora las negociaciones no pintan sencillas, como tampoco lo son en la Federación Española de Municipios sobre el acuerdo en el gasto del superávit entre las administraciones locales y Estado. Sin liquidez poco se podrá hacer, en esto tenemos que remar todos juntos y deseamos la mejor suerte al gobierno porque nos jugamos mucho.

La siguiente gran incógnita en un municipio como Telde, donde en los últimos cinco años no hemos conseguido ejecutar el 25% del presupuesto anual es: ¿Cómo vamos a hacer para conseguir ejecutar casi 52 millones de euros más?

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Source: Iván Sánchez, arquitecto y responsable de política municipal de la agrupación de Cs en Telde
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