Christoph Campestrini dirige la Sinfonía nº 5 de Mahler a la OFGC
La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC) ofrecerá su noveno concierto de la temporada de abono 2016-2017, bajo la dirección del maestro austríaco Christoph Campestrini, el jueves 1 de diciembre en el Auditorio Alfredo Kraus a las 20:30 horas.
Christoph Campestrini se ha puesto al frente de conjuntos del prestigio de la Sinfónica de Londres, Deutsche Symphonie Orchester de Berlín, Orquesta de Filadelfia, Sinfónica de la Radio de Frankfurt, Orquesta del Mozarteum de Salzburgo, Sinfónica de la Radio de Viena o la Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse.
Los universos sinfónicos de Joseph Haydn y Gustav Mahler se dan la mano en esta audaz propuesta de Campestrini. Octava de la magistral serie compuesta por Haydn con ocasión de su primer viaje a Londres, la Sinfonía nº 100 de 1794 debe su sobrenombre “Militar” a la fanfarria y la estruendosa percusión “turca” de los movimientos segundo y cuarto.
El maestro Campestrini señala que esa fanfarria haydniana tiene una réplica idéntica al comienzo de la Sinfonía nº 5 de Mahler, la obra que ocupa la segunda parte del concierto, una obra estrenada en 1904 que refleja el nuevo rumbo que tomaba la vida del compositor tras el encuentro con Alma, la mujer ante cuya belleza e inteligencia cayó rendido. En esta Quinta Sinfonía, dedicada “a mi querida Alma”, la expresión musical pura se impone a la inspiración literaria. Consciente de ello (“Un estilo totalmente nuevo exige una nueva técnica”), Mahler profundiza en la arquitectura orquestal, enriqueciendo los perfiles armónicos y la complejidad de las texturas, paralelamente a una mayor elaboración de las ideas musicales. La Quinta es un gigantesco fresco en tres partes donde late el pulso de la vida y sus múltiples expresiones: desde el fatalismo y el aire trágico de su primer movimiento, la Marcha Fúnebre, reforzados si cabe en el segundo, pasando por la extroversión adornada por motivos populares y danzables del Scherzo, hasta el remate optimista y no exento de ironía del Rondo final. Y como centro emotivo el Adagietto, trascendido episodio lírico en homenaje a Alma.