Una llamada a Nueva Canarias para que no apoye los presupuestos del PP
La imagen de los estibadores puestos en pié en la tribuna del Congreso de los diputados y aplaudiendo la unidad de la mayoría de izquierdas para rechazar el decreto del PP que pretendía entregar sus puestos de trabajo y la gestión de la estiba de todos los puertos del Estado a las multinacionales ha de hacernos reflexionar a tod@s.
Esta propuesta del PP no es nueva. Ya lleva privatizando los servicios públicos mucho tiempo y se presta a privatizar en los próximos meses otro más. No es una novedad decir que el PP es el instrumento político que tienen las multinacionales, el IBEX 35 y las grandes fortunas para mantener y profundizar en nuestro país la enorme brecha de la desigualdad aumentando el número de millonarios que engrosan el 1 % de la población en detrimento del 99% restante que sufrimos el paro, los contratos humillantes de horas, días y semanas, la expulsión de nuestras casas, el deterioro de la sanidad y la enseñanza públicas mientras el dinero de todos se va a la sanidad y a los colegios privados y concertados, el vaciamiento de los Servicios Sociales y la vuelta a la beneficencia pura y dura (Bancos de alimentos, Cáritas, múltiples ONGs, etc.), etc.
Y ahora el PP se presta a aprobar unos presupuestos generales que lo que pretenden es seguir profundizando en esta situación.
Sería una temeridad que Nueva Canarias, a cambio de unas migajas que sabe que el PP no va a cumplir, como ya lo ha hecho en innumerables ocasiones, vaya a ser la pieza que le falta para que dichos presupuestos se aprueben. Ya casi lo ha hecho el PNV a pesar de una opinión pública en contra e incluso de voces de su propio partido y poniendo en el debate público la contradicción entre su radicalidad en la defensa de su identidad como pueblo y la sumisión a cambio de un plato de lentejas. Y de Ciudadanos ya lo esperábamos. El PSOE ha dicho que no, pero tenemos que esperar hasta última hora.
Pero estamos en un momento muy importante del proceso de cambio. Quizás no tanto en el cambio de conciencia colectiva, que seguramente vendrá con más lentitud y por acumulación de acontecimientos y actuaciones sucesivas, pero sí el de la correlación de fuerzas que puedan conducir a cambios institucionales y puedan conllevar cambios en los programas, proyectos y actuaciones en beneficio de la ciudadanía.
Por eso, y en esa perspectiva, sería necesario negarse a apoyar estos presupuestos y forzar la elaboración de otros que recoja las aspiraciones y las necesidades de la mayoría de la población. Sobre todo que escuche a esa mayoría y que los representantes no suplanten a los representados mientras se olvidan de sus verdaderas preocupaciones y necesidades vitales y, lo que es aún peor, sigan sirviendo a los que nos empobrecen cada día.
No se trata de dar lecciones a nadie sino de solicitar, desde la modestia y el compromiso, que no se apoye a los que nos están humillando constantemente.