Un vecino de Ayagaures de 87 años presenta su ópera prima ‘Mi voz entre montañas’
La sede de la Asociación de Vecinos Pilancones de Ayagaures acogerá este sábado a las 19:00 horas la presentación del libro ‘Mi voz entre montañas’, escrito por el vecino y socio fundador del colectivo vecinal, Alfredo Álamo Rivero.
El escritor, de 87 años, es uno de los pocos poetas populares, improvisadores y conservador de la tradición oral que aún mantiene viva la intrahistoria canario-cubana de Ayagaures, y el recuerdo de los antiguos cantares y coplas que se escuchaban en Canarias antes de que empezaran a olvidarse y perderse con la llegada de la televisión.
Hijo del canario Adán Álamo Pérez, emigrante a Cuba, y de la cubana Zoila Rivero Alonso, Alfredo Juan de la Cruz Álamo Rivero fue el menor de 8 hermanos. Nació en Ayagaures el 24 de noviembre de 1930, aunque siguiendo la costumbre de entonces, debido a la lejanía del registro oficial en la Casa Consistorial en Tunte, su natalidad no se inscribió hasta el 13 de enero de 1931.
El libro que presentará este sábado, editado por el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y la Asociación de Vecinos, es fruto de su enorme creatividad poético-literaria y sobre todo de su memoria prodigiosa. En 166 páginas recoge historias, cuentos y leyendas del Barranco de Ayagaures, a modo de transcripciones de cantatas, puntos, décimas, romances y poemas de creación propia y también producto del recuerdo macerado de las incunables y valiosas narraciones de tradición oral y origen cubano y local que le escuchaba a sus padres.
El texto, que también recoge como novedad literaria los numerosos pregones en verso que el autor realizó durante años para abrir las fiestas del pueblo, de las que también fue uno de sus principales precursores, cuenta con un estudio filológico literario y lingüístico de cada una de las piezas, realizado por Andrés Monroy Caballero, profesor asociado de Lengua Española en la ULPGC, especializado en Literatura de narración y tradición oral.
En la presentación, el autor estará acompañado por la primera teniente de alcalde y responsable del área municipal de Cultura y Acción Social, Elena Álamo Vega; por el profesor universitario Monroy Caballero; por el actual presidente de la asociación vecinal, Adolfo Gil Rodríguez, y por su propia hija, Trini Álamo Rivero, que asumió el prólogo del libro, donde nos descubre a su padre como “un hombre cabal, honrado y autodidacta, que no aprendió a leer y a escribir hasta que tuvo descendencia”. También lo describe como un hombre “alegre y amable”, que de joven tocaba la guitarra y más tarde también las castañuelas, el acordeón y la armónica, actitud personal y conocimientos musicales que le llevaron a amenizar junto a sus hermanos mayores Adán y Aurelio (José), también músicos de laúd y guitarra, las descamisadas y reuniones vecinales, y las apacibles noches de baile en el pueblo.
Agricultor, pastor y pocero
A lo largo de su vida, Alfredo Álamo trabajó de joven en la agricultura, en plantaciones de tomates, papas, batatas, millo, trigo y cebada, y también en la colocación de canales. Después de la Guerra Civil Española fue pastor y trabajó de terrero en los pozos de San José en el Caidero Blanco, en el de Los Peñate, donde también trabajó de maquinista, y en el Pozo de San Martín de Doña Mari, donde a punto estuvo de morir aplastado por el cacharrón.
En los agradecimientos del libro, el autor reconoce el apoyo incondicional de sus vecinos, sobre todo de Adolfo Gil y de su sobrino Jesús Álamo, que lo ayudaron junto a su hija Trini a pasar todo su repertorio de letras manuscritas al ordenador.