Gran Canaria, caminito de Teror
Regreso a esta cita semanal con ustedes después del paréntesis de agosto. Este mes han pasado muchas cosas de singular relevancia. Mi opinión sobre algunas de ellas la iré compartiendo en estas páginas, pero como estamos en la semana de la celebración de las fiestas de la patrona de Gran Canaria, Nuestra Señora del Pino, me apetecía comenzar el nuevo curso hablando de la importancia de esta conmemoración que cada año nos convoca en Teror a miles de grancanarios y grancanarias, y a gente que viene de todas las islas.
Estos días toda Gran Canaria se prepara para salir caminito de Teror, seguramente esta misma noche, mañana, pasado… y de forma multitudinaria la noche del miércoles, la víspera de la Romería, mayores, jóvenes, niños y niñas se pondrán la ropa más cómoda para poder caminar en dirección a la villa mariana. Una tradición que emplaza a pandillas de amigos, a familiares, a personas que van a cumplir su promesa, a caminantes que aman nuestro paisaje… la caminata a Teror es una experiencia que une a distintas generaciones. Andando, en transporte público o compartiendo el coche, desde el Faro de Maspalomas a la costa de Moya, desde la Aldea a Telde, desde Las Palmas de Gran Canaria a Arguineguín, desde todos los rincones de la costa y desde lo más alto de la cumbre, nos disponemos a acudir a Teror para vivir la fiesta de toda la isla. Estos días en todos los pueblos de Gran Canaria se preparan las carretas, se eligen los mejores productos de nuestra tierra y del mar para llevar a la romería, rescatamos nuestra vestimenta y las parrandas ensayan sus canciones.
La Virgen del Pino nos convoca en una fiesta que es también una demostración de la unidad de Canarias. Los bailarines de El Hierro, que este 2017 protagonizaron la Bajada de la Virgen de Los Reyes, la familia Toledo de La Graciosa o alguno de los grupos de tocadores de La Gomera, músicos de La Palma, folcloristas de Candelaria, con los máximos representantes de su Ayuntamiento que está hermanado con el de Teror, alguno de los muchos grupos folclóricos majoreros, cantadores de Lanzarote y por supuesto muchos grupos folclóricos y parrandas de Gran Canaria tienen ya marcada en su almanaque la fecha del 7 de septiembre. Estamos ante una fiesta participativa, donde nuestra gente es la protagonista. No se trata de un espectáculo en el que se divide el público y los espectadores. Se trata de una fiesta que hacemos y vivimos entre todos y todas.
Instituciones como el Cabildo de Gran Canaria, el Ayuntamiento anfitrión o los otros ayuntamientos de nuestra isla colaboramos en la organización, pero todo nuestro pueblo se moviliza como nunca. Asociaciones de mayores, grupos folclóricos, agricultores, ganaderos, colectivos culturales, artesanos, voluntarios de protección civil y Cruz Roja, colectivos juveniles, niños y niñas verseadores…, no hay fronteras de edades ni de ningún tipo. La fiesta es de todos y todas, la fiesta es con todos y todas.
Desde la primera Romería Ofrenda en honor a la Virgen Nuestra Señora del Pino organizada por Néstor Álamo en 1952, la cita en Teror ha vuelto cada año a congregarnos. Hace 66 años en aquellas primeras fiestas Mari Sánchez estrenaba la canción Ay Teror qué lindo eres. Hubo más canciones compuestas por Néstor Álamo, más versos inspirados en los paisajes y las tradiciones de Gran Canaria. Durante la Romería Ofrenda el próximo jueves también asistiremos al estreno de nuevos versos dedicados a nuestra isla. 42 niños y niñas que representarán a los 21 municipios de Gran Canaria recitarán los versos que han escrito dedicados a sus pueblos. Son los participantes en el concurso “Víspera de versos” organizado por la Biblioteca Insular del Cabildo en colaboración con la Asociación Ochosílabas. Como escribió Felipe Bermúdez en su libro “Fiesta Canaria”: El protagonismo de todo el pueblo es lo primero a tener en cuenta siempre en toda fiesta. Cuanta mayor sea la participación de todos mejor será la fiesta. En esto se juega el sentido verdadero de toda fiesta popular”.
Han pasado muchos años desde aquella primera Romería Ofrenda organizada con escasos recursos en unos tiempos poco dados a las alegrías. Nuestra isla ha crecido en población y su economía se ha desarrollado. Ya no somos aquella isla de un paraíso perdido en el Atlántico que nombraban los textos de los clásicos. Desde entonces hasta hoy millones de turistas han visitado Gran Canaria. Ha cambiado mucho nuestra sociedad y nuestra isla, el paisaje y el paisanaje. Pero en las fiestas de Teror vemos que se mantiene nuestra identidad, la vivencia de nuestra cultura popular, desde las canciones de Néstor que volverán a cantar las parrandas en el Puente, a la ropa tradicional que nos ponemos estos días o la comida que compartimos durante las celebraciones. La identidad canaria se manifiesta nuevamente. Gracias a la fiesta compartimos lo que nos une como pueblo, un sentimiento de unidad que nos ha ayudado en los momentos más complicados de nuestra historia.
Hablamos de la manifestación de una canariedad abierta al mundo, respetuosa con las otras culturas. En los términos escritos por Manuel Alemán: “La conciencia de sí mismo y la apertura a lo universal son dos momentos dialécticos interconexos. La conciencia de sí irrumpe en apertura al otro, en comunicación, en interrelación, en convivencia. Y sólo desde el ‘sí mismo’ del pueblo se hace posible la sana integración de la cultura del Universo”.
También hablamos de una fiesta que evoluciona. Sin perder la memoria de lo que fuimos, en las carretas podemos ver la representación de una barbería antigua, una costurera realizando un mantel o un chiquillo tocando el timple. Y desde el balcón de una casa centenaria algún joven sacará una foto de esa carreta y la subirá a su cuenta de Twitter o de Facebook con la etiqueta #sentirelPino que leerá en su teléfono alguna estudiante grancanaria en China o algún trabajador isleño en Londres, y sentirán el Pino y se emocionarán desde la distancia.
Porque las fiestas del Pino producen la unidad de los grancanarios y grancanarias y de todos los canarios más allá de nuestras fronteras. A miles de kilómetros de aquí los emigrantes isleños piensan en Teror. En los hogares canarios de varios países latinoamericanos también suenan estos días las canciones de Néstor. Mari Sánchez ha contado en más de una ocasión cómo veía a los canarios llorando de emoción cuando cantaba a la virgen del Pino en Cuba o en Venezuela.
Quiero aprovechar el regreso a este espacio de reflexión semanal en este medio para invitar a todos los grancanarios y grancanarias, a quienes nos visitan desde otras islas y desde cualquier lugar del mundo a vivir con alegría estas fiestas del Pino. Disfruten del amplio programa de fiestas, de nuestra música y de la música de otros países, de nuestra comida y de nuestras tradiciones. Cada uno desde su propia visión y sus propios sentimientos. Unos siguiendo la estela de la Virgen del Pino desde su fe religiosa, otros más volcados en lo cultural o en las tradiciones.
Nuestra isla está de fiesta, es tiempo de alegrías, de reencuentros, de compartir, de sentir el Pino y sentir a Gran Canaria y a Canarias. Porque como compuso Néstor, “La Virgen ya va saliendo/ la Virgen ya va a salir/ la Virgen me está diciendo/ ¡Ay! Diciendo/ que tú me quieres a mí./Por eso le canto/ por eso le digo/ ¡Ay! Virgen del Pino/Me quedo contigo./ Y no me importa/ ¡Bendito sea Dios!/ Pasarme la vida entera,/ caminito de Teror”.