El huerto escolar del CEIP Tagoror favorece el intercambio de sabiduría entre mayores y alumnado
Cinco mujeres voluntarias usuarias del Centro de Día de Mayores de Santa Lucía y alumnado del CEIP Tagoror han disfrutado este miércoles de una jornada de intercambio intergeneracional en torno al huerto escolar del CEIP Tagoror, en la que el grupo de ‘abuelas’, como las llamaban cariñosamente los niños y niñas de 4 años, ha compartido los conocimientos adquiridos tras una larga trayectoria dedicada a las tareas agrícolas.
Organizado por las concejalías de Sostenibilidad y Promoción de la Autonomía Personal, las mujeres enseñaron al alumnado cómo se plantan y germinan las semillas, la importancia del consumo de fruta y verdura y cómo pueden tener en sus casas un pequeño huerto para el autoconsumo. También les explicaron a los menores cómo y qué se cultivaba antiguamente, cuándo se regaba y que lo más que se comía cuando ellas eran niñas era potaje con gofio, “gofio que primero teníamos que plantar el millo, cuidarlo, quitar las piñas, descamisarlas, desgranarlas y luego tostar el millo para molerlo. Era mucho trabajo pero comíamos productos sanos”, comentaba a los niños una de las mujeres voluntarias.
Los niños y niñas se llevaron a casa una semilla germinada de perejil que deberán cuidar y que cuando crezca podrá ser trasplantada al el huerto escolar del centro.
El concejal de Sector Primario y Sostenibilidad, Antonio Ordóñez, asegura que uno de los objetivos es que “los más pequeños aprendan de la sabiduría de los mayores, no sólo en el ámbito de la agricultura sino también en su vida diaria”, y añade que este trabajo “también lo estamos realizando con los usuarios de los huertos urbanos, que llevan sus conocimientos a los huertos escolares de diferentes centros educativos”.
La profesora del aula Zaida Jiménez destaca “la implicación de los mayores con esta bonita visita, además los niños y niñas se llevan a sus casas esta semilla germinada de la que deben cuidar y seguro que lo comentarán con sus familiares, prologando así la actividad porque sale de la escuela y continúa en sus hogares”.
Por su parte, Josefa Hernández, otra de las mujeres voluntarias que participó en la actividad, apuntó que “se trata de que los niños y niñas aprendan lo que es el autoconsumo y su importancia con pequeñas plantas comestibles y algunas medicinales, cosas que han hecho nuestros padres y madres y que queremos transmitir a las nuevas generaciones, al igual que la reutilización y el reciclaje, otra de las prácticas que se hacía en el entorno familiar para aprovechar cualquier cosa a la que se pudiese dar una segunda vida”.