Para reactivar nuestra cumbre
Gran Canaria, es un territorio extraordinariamente resistente. Las medianías y su cumbre lo son por su vegetación, con una capacidad de regeneración que ha llegado a sorprender a los propios especialistas, pero también por los saberes y modos de vida transmitidos de generación en generación por unas gentes acostumbradas a sacar el máximo provecho de su medio en condiciones de mucha escasez. Son estos saberes y tradiciones los que configuran el paisaje cultural que ha sido reconocido como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Esta vitalidad, ese modo de vida capaz de compaginar en armonía el territorio y la vida humana se ha ido apagando a lo largo de las últimas décadas como consecuencia del abandono del campo. La despoblación rural no es un fenómeno singular o exclusivo de Gran Canaria o de Canarias, sino que ha ocurrido en prácticamente todas las sociedades volcadas al sector servicios. El desarrollo de la industria y los servicios vinculados al turismo y otros sectores, unido a la dureza del trabajo en el sector primario, generaron nuevas oportunidades laborales que provocaron que nuestra población se desplazase a la costa en busca de empleo y de mejores condiciones de vida.
Este verano hemos padecido tres incendios que han tenido un impacto muy fuerte en el medioambiente, en la agricultura y la ganadería, en el comercio y en el alma de las personas que habitan la cumbre. Se han dañado ecosistemas frágiles, patrimonio natural acumulado durante décadas, explotaciones agrícolas, pastos para el ganado, infraestructuras hidráulicas, viviendas, queserías, etc. Por ese motivo desde el Cabildo de Gran Canaria hemos denominado al conjunto de medidas de carácter extraordinario que estamos adoptando para paliar las consecuencias del incendio “Plan de Reactivación Económica y Medioambiental de la Cumbre de Gran Canaria”.
Como expliqué en mis dos anteriores artículos, el actual gobierno del Cabildo de Gran Canaria tiene un proyecto para la isla que creemos que ya está dando resultados y que está encaminado a resolver y mitigar muchas de las circunstancias que han provocado el abandono del sector primario. Pero es evidente que la gravedad de los incendios sufridos este verano requiere de una actuación coordinada, diligente y extraordinaria, que, en coherencia con el trabajo que se viene realizando en los últimos 4 años, suponga un punto de inflexión y permita que la cumbre de Gran Canaria recupere su esplendor y vitalidad.
El Plan de Reactivación Económica y Medioambiental de la Cumbre de Gran Canaria supone la inversión, inicialmente y de manera inmediata, de 20 millones de euros de los fondos del Cabildo de Gran Canaria para acciones en los próximos meses. Estamos haciendo un trabajo desde las distintas áreas del Cabildo en coordinación con las alcaldías y concejalías de los municipios afectados. El excelente ejemplo de colaboración entre instituciones que se dio durante la extinción del incendio va a continuar con la adopción de las medidas necesarias para paliar sus efectos y atender a las personas damnificadas.
Como hicimos público la semana pasada, de esos 20 millones de euros, 5 millones se van a destinar a las ayudas e indemnizaciones de las personas afectadas. Estas cantidades serán canalizadas a través de los ayuntamientos, que son los mejores conocedores del territorio, para agilizar su concesión y evitar retrasos. Las peticiones y valoraciones se están realizando por los técnicos y ya se han recibido más de 430 solicitudes.
Hemos empezado a repartir las ayudas para la comida de los animales que no pueden alimentarse pastando en la cumbre, aportando pienso, alfalfa, millo, agua… Asimismo habilitamos la granja del Cabildo para el ganado que tuvo que abandonar su espacio habitual. Hemos iniciado también algunas acciones puntuales para reponer de manera urgente algunas infraestructuras imprescindibles para el sector primario. El objetivo es que los agricultores y ganaderos puedan seguir con su actividad habitual y que no se frene la incipiente recuperación de la producción y consumo local que se ha incrementado estos años.
Al margen de las medidas más urgentes, nuestro compromiso con la soberanía alimentaria es de largo alcance. Ya disponemos de un Plan de Dinamización Agrícola y Ganadero para ir ejecutando en la cumbre. Daremos continuidad al trabajo con los pastores de Gran Canaria en la línea que ya iniciamos en el pasado mandato, con iniciativas como el pago por limpieza de bosque que realiza el ganado que pasta en monte público, con la escuela de ganadería y pastoreo para dar continuidad al oficio, el fomento de la calidad de los quesos, la mejora genética de la raza, el plan forrajero o el foro internacional del queso.
Hace semanas que los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria están realizando un estudio sobre los daños medioambientales. Es un trabajo científico meticuloso, que requiere el reconocimiento del terreno. Una vez esté finalizado será la base para elaborar un plan de restauración, que ya cuenta con algunos antecedentes como la recuperación de Inagua, después del incendio de 2007. No obstante, estamos inspeccionando los cauces de barrancos y escorrentías para evitar que las precipitaciones intensas produzcan arrastres de suelo y restos de ramas y otros materiales, agravando la erosión y generando problemas de seguridad.
Otra de las líneas de actuación prioritarias de este plan es la restauración de la red viaria, que se calcula que ha sufrido daños por un mínimo de 8 millones de euros, aunque afortunadamente la práctica totalidad de las vías cerradas durante la emergencia ya han sido reabiertas. Vamos a devolver a las carreteras insulares a las condiciones necesarias para garantizar la seguridad de las personas que circulan por ellas y la conectividad del territorio reponiendo vallas protectoras, firmes, señales etc.
Si la búsqueda de oportunidades laborales es una de las principales causas del abandono del campo, parece evidente que el empleo es uno de los elementos imprescindibles para fijar la población al territorio. Las actuaciones en esta materia para la cumbre incluyen un plan de garantía juvenil de 4.824.402 euros que nos va a permitir contratar a 520 jóvenes de la isla. Incorporaremos otro plan especial de empleo para otros sectores de la población de 640.000 euros que beneficiará a 110 trabajadores. De la mano de Foresta invertiremos un millón de euros en empleo forestal. En total estamos hablando de acciones con un presupuesto de 6,2 millones de euros y de las que se van a beneficiar más de 700 personas. No descartamos anunciar en los próximos días una nueva propuesta en este sentido.
Pese al papel central del sector primario en los entornos rurales, la economía de estas zonas también debe diversificarse y no depender exclusivamente de una sola actividad. En este sentido, estamos trabajando en una campaña de dinamización del turismo rural, turismo de la naturaleza y turismo cultural. Hemos iniciado ya, con 200.000 euros, un plan de dinamización comercial de la zona afectada. También estamos limpiando caminos y senderos para recuperar la actividad del senderismo y el turismo activo. La Fundación para la Gestión del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera, que se está creando para la gestión integral de ambas figuras, va a ser central en la dinamización económica y patrimonial de este espacio.
Impulsaremos que Gran Canaria genere una industria local dedicada a la producción de biomasa endógena o “km 0” destinada al sector hotelero o a la calefacción de los hogares utilizando pinocha, leña, etc. Tendría un enorme impacto positivo en la eliminación del exceso de vegetación seca en las zonas de alto riesgo de incendio así como en las economías de las zonas rurales. La lucha contra el cambio climático, con iniciativas que ya tenemos en marcha como el Centro de la ONU para la Macaronesia no son solo políticas medioambientales sino que también generan oportunidades económicas en sectores innovadores y vinculados al territorio.
Es evidente que debemos mejorar y prepararnos como sociedad para la gestión de las emergencias en un escenario de nuevos riesgos. No solo grandes incendios, sino inundaciones, nevadas imprevistas como las que tuvimos hace unos años, tormentas, etc. vamos a iniciar los trámites para elaborar un plan territorial de riesgos naturales para toda la isla. Es necesario que todos los planeamientos vayan incorporando instrumentos de adaptación frente al cambio climático. Otro de los aspectos en los que vamos a mejorar es en la evacuación de animales en zonas afectadas por los incendios y otras catástrofes y coordinar con los municipios la elaboración de planes locales de prevención y adaptación frente a fenómenos adversos naturales.
Exigiremos que se adecúe la legislación a la necesidad de un paisaje y una actividad rural abandonada, para poder actuar por interés general en espacios privados para la realización de cortafuegos, quemas preventivas y otras acciones. También solicitaremos al Gobierno de España una base permanente con dos helicópteros Kamov y una base permanente de hidroaviones para Canarias. Desde el Cabildo hemos presupuestado cerca de 2 millones de euros para acciones de prevención en las zonas de alto riesgo de incendios forestales (ZARIs) en Gran Canaria en el periodo 2019-2022. Ejecutaremos la 2ª fase proyecto “Alertagran” con un presupuesto total de 2 millones de euros que incluye sistemas de defensa de incendios forestales para la población, un sistema aéreo de vigilancia forestal, sensores hidrográficos portables y otras actuaciones que van a suponer un salto cualitativo en la gestión insular de las emergencias y en la estrategia de “isla inteligente” (la inversión total será de cinco millones).
Este conjunto de medidas, unido a las líneas de trabajo que están en marcha desde hace años, constituyen un esfuerzo de inversión, dinamización y mejora de las zonas rurales que creo que no tiene parangón en la historia reciente de Gran Canaria. Este plan, además, se une a la enorme solidaridad generada en las últimas semanas y a una concienciación creciente sobre la necesidad de actuar contra el cambio climático y conservar nuestro territorio. Todo ello hace que nos encontremos en un momento crucial que puede modificar de manera sustancial el modelo de crecimiento insular de las últimas décadas y nuestra relación con nuestro entorno natural. Esa es precisamente la resiliencia con la que comenzaba este artículo y que nos va a permitir no solo recuperarnos del incendio, sino salir fortalecidos.