La política de la propaganda
Demagogia, hipocresía, mentira… Estos términos tan peyorativos que marcan una manera de proceder poco ejemplar son de uso común, desgraciadamente, en la vida política. Detrás de iniciativas que parecen limpias y que ponen a las personas por delante -eso dicen-, si rascamos un poco y leemos la letra pequeña, nos llevamos sorpresas desagradables, esperadas por quienes las presentan, pero que se deberían desterrar de la política.
Es el caso del tripartito que gobierna con bombas de humo el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Proyectos rimbombantes, manifiestos tramposos, plataformas sin cimientos, declaraciones de intenciones que se sustentan con intensas campañas publicitarias muy bien pagadas, pero tras las que no hay nada.
Así es como camina hacia la mediocridad el segundo mandato de Augusto Hidalgo. A golpe de chequera y haciendo uso de mensajes que compartimos todos, que defendemos todos, a los que ningún partido político puede rechazar, porque son de sentido común. El Plan Verde, la Plataforma Pobreza Cero, la lucha por la igualdad, planes de viviendas sociales…
Sin embargo, lo que se le pide al gobierno municipal es acción, que se pase de una vez de los anuncios publicitarios y de las notas de prensa al fango, a la calle, al trabajo. Y nuestra labor opositora no es otra que exigir resultados y fiscalizar la gestión de quien gobierna. La ciudadanía no nos ha elegido para que redactemos decálogos que a veces parecen fábulas. Nos han elegido para que su ciudad sea un ejemplo en la lucha contra el cambio climático y que se transforme paisajísticamente, que el color verde comience a comerle terreno al gris, que no se quede únicamente en una infografía; para que todos tengan un techo bajo el que dormir y un plato de comida en la mesa, y no para una foto grupal que viralizar en las redes con el hashtag #PobrezaCero; para que ninguna mujer viva con miedo, y no para lanzar mensajes impresos en servilletas.
Evidentemente, lo fácil para este tripartito es pagar campañas publicitarias, y lo difícil para este gobierno es generar empleo, que es lo que nos sacará de esta grave crisis que padecemos.
Cs ha dicho basta. No vamos a tolerar que nos sigan manipulando, tratando de alcanzar acuerdos por unanimidad en temas superficiales, sin ningún contenido más allá de la mera propaganda, lanzados además desde esa supuesta superioridad moral de la izquierda en temas sociales, que abanderan, pero también abandonan a las primeras de cambio. Y hemos dicho basta porque no queremos ser hipócritas, porque no practicamos la demagogia y porque no toleramos la mentira. Basta ya de palabras y marketing, de perpetuar chiringuitos para favorecer a quienes responden a su círculo ideológico, de favorecer la mamandurria. Señor alcalde Augusto Hidalgo, pónganse el mono de trabajo, ya toca.
