Historia y futuro de las presas de Chira y Soria
En un reciente artículo publicado en este periódico (El agua y la supervivencia) señalaba que la historia de Canarias era también la historia del agua. Los esfuerzos que durante siglos y generaciones hemos hecho para proveernos de este recurso cada vez más escaso han modelado una parte fundamental de nuestra cultura y nuestro paisaje. Y el agua vuelve a ser un elemento fundamental de nuestro futuro en un momento en el que el cambio climático está provocando que las lluvias sean cada vez más escasas y dispersas y por lo tanto que el agua sea más costosa de conseguir.
Dentro de esa historia del agua, en nuestra tierra existen unas infraestructuras que destacan por encima de las demás: las presas y los embalses. Gran Canaria es el territorio del mundo con la mayor densidad de grandes presas, es decir, tiene el mayor número de ellas por metro cuadrado de territorio. En nuestra isla se registran 172 presas, de las cuales 70 tienen la consideración de grandes presas, denominación aplicada a aquellas obras hidráulicas de retención de aguas superficiales con más de 15 metros de altura y las que, teniendo una altura comprendida entre 10 y 15 metros, tengan una capacidad de embalse superior a 1 millón de metros cúbicos.
Entre esas presas destacan las de Chira y Soria que son de titularidad del Cabildo de Gran Canaria y que están siendo gestionadas por el Consejo Insular de Aguas. Se trata de dos hitos constructivos de su época que marcaron un antes y un después en la gestión de este recurso y que forman parte no solo de nuestro paisaje sino del acervo identitario de las mujeres y los hombres de nuestra isla, por ser lugares de acampada y reuniones familiares y de amigos así como de ocio y recreo en la naturaleza. Ahora vivirán una nueva fase para permitir la ejecución de un aprovechamiento hidroeléctrico por el desnivel existente entre sus embalses. La historia de su construcción es la de un enorme esfuerzo humano, técnico y económico a lo largo de décadas hasta culminar estas infraestructuras estratégicas para la isla.
Presa de Chira
La historia de la Presa de Chira comienza el 30 de agosto de 1932, en plena 2ª República, cuando el Cabildo de Gran Canaria solicita la concesión de las aguas públicas discontinuas que discurren por el Barranco de Chira con objeto de llenar el embalse de Soria, cuya concesión se solicitó en el mismo trámite. El planteamiento inicial era disponer de una presa de derivación (su objetivo era elevar la cota del agua para hacer factible su derivación posteriormente). Las solicitudes fueron respondidas favorablemente en 1934.
Sin embargo, las dificultados acaecidas durante la tramitación del proyecto correspondiente a la Presa de Soria, motivaron que el Ingeniero Jefe Provincial dispusiera la sustitución de la solución de presa de derivación por presa de embalse (para centrar su objetivo en el almacenamiento de agua) y ordenó la redacción de un nuevo proyecto que fue aprobado en 1941. Ese mismo año empezaron las obras que tuvieron que ser paralizadas tres años más tarde por falta de presupuesto.
Más de un lustro después de contar con el primer proyecto se redacta otro documento técnico para concluir la cimentación paralizada. Este define a la presa tal y como la conocemos ahora, con una altura de 32 metros sobre el cauce y 41 metros desde su cimiento con una planta de forma circular. En 1955 se aprueba el proyecto definitivo y su dotación presupuestaria, permitiendo concluir e inaugurar la obra justo una década más tarde.
Durante los casi 25 años que duraron los trabajos, se excavaron 36.000 metros cúbicos, se abrieron dos canteras para conseguir 28.000 metros cúbicos de mampostería para el cuerpo de la presa, se generaron 40.000 metros cúbicos de inertes (tierra sobrante de las excavaciones), se construyeron casi 37 kilómetros de caminos de acceso y un canal de distribución de 18 kilómetros, se utilizaron 28 toneladas de explosivos y se tuvo que construir un edificio para almacén, otro edificio para vivienda, silos de cal y un depósito de agua.
Presa de Soria
Una historia similar tiene la presa de Soria que, al igual que en el caso de Chira, comienza con la solicitud del Cabildo en 1932. Pero diversas complicaciones surgidas durante la tramitación del proyecto así como la modificación de Chira, provocan que D. Alejandro del Castillo y del Castillo, Conde de la Vega Grande, presentara, en 1953, una solicitud a la Jefatura de Obras Públicas de la Provincia de Las Palmas para el aprovechamiento de las aguas públicas discontinuas del Barranco de Soria.
En el año 1958 se materializa la transferencia del expediente a favor de la Comunidad de Aguas La Lumbre, que hoy es pública al tener el Cabildo de Gran Canaria el 90% de las participaciones. Tras diversas modificaciones, en 1961 se autoriza la construcción de la presa dando comienzo las obras ese mismo año, aunque cuatro años después se paraliza por la necesidad de incluir mejoras para garantizar la seguridad. La construcción se retoma en 1969 y se finaliza en tres años, quedando finalmente la presa como una bóveda de 132 metros desde su cimiento.
En este caso las obras conllevaron excavaciones de 95.945 m³ para lo que se emplearon 25 toneladas de dinamita, 214.526 m³ de hormigón y 30.000 metros cúbicos de tierra sobrante de las excavaciones. Se produjo la apertura de tres canteras de áridos, se abrieron 25 kilómetros de caminos de acceso y se utilizaron diversas instalaciones auxiliares como grúas, torre de hormigonado, silos para cemento, áridos y arena. También se pusieron en marcha instalaciones como una estación de machaqueo y clasificación de áridos, un depósito de agua, un edificio para laboratorio, un edificio para oficina y un edificio para vivienda. Hoy, pese al tamaño de esta obra y los trabajos realizados disfrutamos de un paraje único, perfectamente integrado en su ecosistema.
La Central Hidroeléctrica de Gran Canaria
En 2021 comenzará la primera fase de la construcción de la Central Hidroeléctrica de Gran Canaria, que en su conjunto supondrán 473.000 m3 de excavaciones, que no conllevan la apertura de nuevas canteras. Además el material extraído será utilizado para la restauración ambiental y el relleno de antiguas canteras en desuso, como las que se usaron para construir las presas o para la producción de la cementera de El Pajar. Respecto a los explosivos (los actuales son mucho más avanzados y precisos que los que se utilizaron en esa época), se utilizarán aproximadamente la mitad de toneladas que en el tramo de la carretera de La Aldea que va desde El Risco a Agaete o que el tramo de la GC-1 de Puerto Rico a Mogán.
Respecto al uso de hormigones, la obra necesitará 55.000 metros cúbicos, es decir, menos de una cuarta parte de lo que se utilizó para la presa de Soria. Las carreteras y los nuevos accesos, suman poco más de 9 kilómetros, de los cuáles una parte es mejora de caminos existentes por lo que la longitud de nuevas vías es apenas de 6,5 kilómetros. Por otra parte, la inmensa mayoría de la infraestructura de la nueva central va soterrada por lo que, a diferencia de la obra de las presas, la mayoría de las afecciones medioambientales serán de carácter temporal, con un impacto limitado en el paisaje. Es más, las obras se aprovecharán para la restauración ambiental del barranco, muy afectado por flora invasora, por lo que el resultado final incluso mejorará las condiciones de conservación de este espacio.
Toda la población de Gran Canaria reconoce las presas de Chira y de Soria como parte querida de nuestro paisaje, como las mejores muestras de nuestro patrimonio hidraúlico y del esfuerzo casi sobrehumano que la sociedad canaria realizó durante siglos para proveerse de agua. Paradójicamente algunas de las personas que dicen defender este patrimonio se oponen hoy a la Central Hidroeléctrica de Gran Canaria con argumentos que hubiesen hecho inviable la construcción de estas mismas presas.
Lo cierto es que la Central Hidroeléctrica de Gran Canaria es un paso más dentro de la historia del aprovechamiento hídrico en una tierra que, en este caso, incluye la gestión el binomio agua-energías renovables, que es uno de los grandes retos del siglo XXI. Esta actuación va a permitir renovar y revalorizar nuestro patrimonio hidráulico con una central pionera que nos situará a la vanguardia de Europa respetando los valores paisajísticos y naturales de las presas de Chira y Soria y los barrancos que las alimentan, ayudándonos a combatir el cambio climático y haciendo de la isla un territorio más sostenible y resiliente.