Autoconsumo sin impuesto al sol
Sin ningún tipo de dudas, uno de los logros más importantes de los alcanzados por Nueva Canarias en su negociación para hacer posible, con el voto de Pedro Quevedo, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2017 tiene que ver con las renovables. Son muy importantes las bonificaciones para el transporte insular de viajeros, por ejemplo, pero lo conseguido para potenciar la penetración de las energías limpias en Canarias no lo es menos.
Me han escuchado en infinidad de ocasiones defender la urgente necesidad de un nuevo modelo energético para esta tierra. Si no fuera suficiente razón para hacerlo el evitar las emisiones de CO2 a la atmósfera, que en nuestra comunidad son de las más altas, hay otras razones como la excesiva dependencia del exterior (más de un 90%) o el altísimo precio de la producción de energía en nuestras islas… El acuerdo con el Gobierno para la aprobación de los Presupuestos incluye tres aspectos especialmente significativos para propiciar el despegue de las energías verdes en nuestro archipiélago: se confirma la celebración de una próxima subasta de energías renovables para Canarias de más de 300 MW, lo que hará que se puedan instalar nuevos molinos o placas fotovoltaicas por el total de estos megawatios; se excluye la limitación de que la suma de potencias instaladas para el ciclo del agua deba ser igual o inferior a la potencia contratada –lo que beneficia principalmente a la agricultura al poder verter a la red la energía producida sobrante-, y se pone fin de por vida al impuesto al sol en el autoconsumo para todas las instalaciones que se realicen en Canarias hasta el año 2023.
Se trata de un hecho histórico, especialmente relevante para Canarias, porque nos va a permitir avanzar en mayores cotas de soberanía energética; en alcanzar mayores porcentajes de energías limpias y en afianzar la democratización de la energía. Indudablemente el logro más significativo para el autoconsumo ha sido la eliminación del famoso impuesto al sol que se inventó el ministro Soria con el fin de poner trabas y disuadir a los consumidores de su legítima aspiración de poder producir su energía y autoabastecerse. A pesar de que lamentablemente el pago de peajes –el impuesto al sol-, sigue vigente en la península, en Canarias desaparece y abre inmensas posibilidades para que cada uno de nosotros en nuestras casas, en las pequeñas y medianas empresas, en las instituciones… podamos generar nuestra propia energía.
Pero ¿qué es realmente el autoconsumo? Según la Ley del Sector Eléctrico, se trata del “consumo de energía eléctrica proveniente de instalaciones de generación conectadas en el interior de una red de un consumidor o a través de una línea directa asociada a un consumidor”. Es decir, podemos instalar en nuestra vivienda o en nuestra nave industrial o en un centro educativo, por ejemplo, paneles fotovoltaicos o plantas minieólicas que pueden producir la energía que consumamos directamente sin que vaya a la red eléctrica, compatibilizarla con la energía que tenemos contratada si no cubriera la totalidad de nuestras necesidades o, por último, si produjera más, venderla a la empresa que nos suministra la energía convencional.
El Decreto vigente hoy día para toda España y que exceptúa ahora a Canarias obliga a pagar un canon por aprovechar la energía solar (que fue el hazmerreir en todo el mundo) para contribuir a los costes y servicios del sistema cuando la instalación esté conectada total o parcialmente al sistema eléctrico y, además, establece que la energía sobrante vertida a la red no tendrá ningún tipo de contraprestación económica. Se le regala a la empresa eléctrica.
La Ley establece dos excepciones al pago de peajes. Una para los pequeños consumidores y otra para los sistemas extrapeninsulares de Baleares y Canarias, pero solo hasta 2019 y con una perversa disposición transitoria que deja abierta la posibilidad de cambiar las reglas del juego a mitad de la partida, generando una inseguridad jurídica que ha impedido que el autoconsumo sea una realidad en nuestro archipiélago. También contempla, para más inri, un cargo por instalar baterías que disminuyan la potencia contratada. La Ley igualmente limitaba, como señalé anteriormente, que los agricultores pudieran producir energía, desalar agua y vender el sobrante vertiéndolo a la red.
Se trata de una ley profundamente restrictiva y disuasoria a pesar de que la propia norma reconoce que es mucho más barato producir energía renovable en las islas que hacerlo con fuel, gas o carbón. Mientras el precio medio de producción de energía convencional en la península ronda los 60 € el MWh, en Canarias está sobre los 200 € el MWh. Con renovables, en nuestro archipiélago el precio gira alrededor de los 80 €. Los 1.800 millones de euros que cuesta de más cada año producir energía en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla, lo pagan todos los españoles en su recibo de la luz y vía Presupuestos Generales del Estado.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia considera “imprescindible el autoconsumo en los hogares para contribuir al desarrollo de las energías renovables y cumplir con los compromisos medioambientales adquiridos con Europa en el horizonte 2020”. Por supuesto nunca le han hecho caso. Tampoco le hizo caso el Gobierno de España al acuerdo de abril del año pasado del Parlamento de Canarias por el que solicitaba –con el voto en contra del PP-, que se promoviera de manera urgente una legislación de autoconsumo eléctrico en la que la energía autoconsumida estuviera libre de cualquier tipo de impuesto y que la energía vertida a la red por la instalación de autoconsumo se retribuyera según el coste de generación horaria…
Afortunadamente sí que lo ha conseguido ahora Nueva Canarias. Hoy esa demanda colectiva es una realidad. En el acuerdo entre el Gobierno de España y NC se establece en su cláusula séptima, que habla de la política de energías renovables para Canarias, el hito histórico de que: “1) En la Ley de PGE para 2017 se establecerá, de forma permanente, la exención del cargo transitorio por la energía consumida para los autoconsumidores que se pongan en funcionamiento antes del 31 de diciembre de 2022. 2) Para las instalaciones existentes se eliminará en la misma Ley el requisito de que la suma de las potencias instaladas de las instalaciones de producción de un autoconsumidor deba ser igual o inferior a la potencia contratada. 3) Con el objetivo de fomentar la implantación de energías renovables en Canarias, se celebrará una próxima subasta de renovables con la máxima potencia posible: a) se establecerá que las ofertas tengan un suelo y un techo. b) Se establecerán cupos separados por tecnologías (fotovoltaica y eólica) previo informe favorable de la CNMC. c) Se ajustarán los requisitos de los avales requeridos en la subasta a las condiciones del sistema energético canario”. Se garantiza lo que he explicado anteriormente y por lo que llevamos tanto tiempo luchando.
Para un hogar con una potencia de alrededor de 4-5 kw, la inversión a realizar para hacer posible el autoconsumo puede estar alrededor de 3.000 o 4.000 € y el plazo de amortización sería de unos cinco años de media. El ahorro inicial en el recibo de la luz podría ser de hasta un 50 % respecto al consumo tradicional. Imagínense una vez amortizada la instalación.
Insisto, estamos ante un hecho histórico que debemos aprovechar sin titubeos por muchísimas razones: entre otras, porque supone un ahorro importante en la factura eléctrica; porque se reduce la emisión de gases de efecto invernadero; porque dejamos de importar combustibles fósiles más caros y contaminantes; porque incentiva la industria local y crea puestos de trabajo, porque democratiza la producción de energía que deja de estar solo en manos de las grandes compañías… La reciente sentencia del Tribunal Constitucional eliminando la prohibición del autoconsumo compartido en España abre las puertas también a crear redes propias sin cederlas a las distribuidoras y posibilita la creación de cooperativas y microredes…
Desde el Cabildo de Gran Canaria nos comprometemos a realizar jornadas de formación, a informar sobre las distintas posibilidades, a subvencionar las instalaciones, a facilitar el acceso al autoconsumo…
Tenemos que ponernos a la altura de Europa. El reciente informe de la Comisión Europea -Energía limpia para todos los europeos-, recoge que “los consumidores o comunidades de consumidores tendrán derecho a producir, almacenar o vender su propia electricidad y además podrán beneficiarse de la caída de costes de los paneles solares para los tejados y otras unidades de generación de pequeña escala para ayudarles a reducir la factura de la luz”. Algunos países europeos, al contrario que en España, lo están cumpliendo a rajatabla. En Alemania, por ejemplo, con muchas menos horas de sol que las que tenemos aquí se han instalado 39,2 gigavatios de fotovoltaica frente a 4,42 en España y el 51 % de la energía limpia de ese país se produce en los hogares sin ningún tipo de impuesto. Es más, las instalaciones menores reciben una prima por la energía vertida a la red, hacen una devolución de impuestos de hasta un 30 % por la adquisición de una batería para el autoconsumo y préstamos a bajo interés para su compra.
Hemos conseguido cambiar la norma. Ahora todos tenemos que “ponernos las pilas”. Nunca mejor dicho.