La plataforma ‘Aprendiendo a Cuidar, Violenciacero’ nace para fomentar el civismo y la amabilidad
La iniciativa está impulsada por personas de todos los ámbitos sociales para mejorar la convivencia y reducir la hostilidad en la sociedad, desde el colegio al hogar, desde la calle al trabajo
Potenciar la cultura del cuidado es urgente e imprescindible para solucionar la mayoría de los grandes problemas de la sociedad contemporánea y ese es el objetivo principal de ‘Aprendiendo a Cuidar, Violenciacero’, una plataforma ciudadana que nace en Canarias con la idea de desarrollar y transmitir maneras de relacionarse basadas en la empatía y el respeto mutuo.
Se trata de una ambiciosa propuesta impulsada por personas de todos los ámbitos sociales para mejorar la convivencia y reducir la violencia en todas sus manifestaciones, desde el colegio al hogar, desde la calle al trabajo, desde la infancia a la tercera edad, desde la ciudad a la naturaleza, que invita a sumarse a cualquier persona o entidad comprometida con los cuidados y la convivencia respetuosa y pacífica.
“En este planeta finito que cada día nos recuerda lo vulnerables que podemos ser, el siglo XXI va a ser el de aprender a cuidar. Ahora, más que nunca, necesitamos que esta sea nuestra filosofía de vida”, explica una de las portavoces de la ONG, la abogada María José López. “Un cambio consciente de mentalidad que nos puede hacer dar pasos de gigante hacia el bienestar personal y social. Cada acto, gesto, sonrisa o palabra puede estar cargada de cuidados. Esto no es solo una idea limitada en el tiempo o una entidad; es una filosofía de vida que debemos incorporar para poder ser sostenibles como sociedad”.
La iniciativa nace desde la sociedad civil con vocación de llegar “hasta cualquier rincón donde sea necesario mejorar la convivencia” y la componen personas del ámbito de la educación, la comunicación, la divulgación, la sensibilización, el trabajo social, la psicología, la medicina, la ciencia, la filosofía, el derecho, el deporte, la cultura, la administración, la economía o la empresa; entre otras muchas disciplinas, si bien en el proyecto “no es tan importante quiénes seamos, sino quién quieras ser tú”, explica López.
Además de potenciar la cultura del cuidado mutuo como primer paso, ‘Aprendiendo a Cuidar, Violenciacero’, propone la creación de una alianza que visibilice y apoye a quienes trabajan por los cuidados de las personas, las relaciones, los animales o el propio planeta.
La amabilidad y el civismo “son dos indicadores claves del nivel de desarrollo de una sociedad”, explica el educador social Miguel Ángel Rodríguez, otro de los portavoces de la asociación. “La amabilidad puede hacer que este mundo sea verdaderamente sostenible, por eso queremos ponerla de nuevo de moda: se trata de tratarse a sí mismo y a los demás con delicadeza, cordialidad, empatía, humildad, respeto, simpatía, sensibilidad o cortesía. Es cuestión de practicar. Es favorecer la alegría y la felicidad propias y la de quienes nos rodean. La persona amable también es cívica, cuida aquello que le rodea, lo reconoce, lo valora y lo respeta”.
El antídoto a toda forma de violencia “es educar en valores como la empatía”, ya que las diversas manifestaciones de violencia y abuso “son el origen de muchos dramas sociales y personales que, por estar normalizados en nuestra sociedad, suelen pasar desapercibidos”, considera.
Para el divulgador científico Arturo Boyra, otro miembro fundador de la asociación, hay una palabra implícita en cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU: cuidar. Por eso ‘Aprendiendo a Cuidar, Violenciacero’ propone difundir la Cultura del Cuidado: cuidarnos individualmente, cuidar a las personas que nos rodean, cuidar las relaciones, cuidar al planeta que nos acoge. En resumen, Me cuido, Te cuido, Cuidamos, “para lo cual aprender a cuidar y cuidarnos sería un poderoso punto de partida”.
El objetivo es claro: minimizar la incidencia de la violencia en la sociedad, no solo las violencias físicas, “mediante la concienciación y la puesta en valor de herramientas sociales que fomenten la participación de personas y entidades para crear y articular un modelo social cada vez más amable”, explica.
¿Cómo empezar a hacerlo? Para aprender a ser amables es necesario articular a aquellas personas, muchas de ellas mayores y sabias, a los colectivos y a las entidades públicas y privadas que son referentes y llevan haciéndolo mucho tiempo en el anonimato.
¿Cómo se concreta? Promoviendo un modelo social basado en la cooperación y aprendiendo a identificar la violencia que se esconde en muchos comportamientos habituales que todavía se consideran normales. Muchos procesos violentos proliferan porque hemos normalizado la violencia en sus formas más evidentes pero también las más sutiles.
Si analizamos en profundidad los grandes problemas de la humanidad, la violencia suele estar en el origen en alguna de sus formas, ya sea como violencia estructural, cultural, económica, física o como hostilidades que duelen pero pasan desapercibidas. La pobreza, la desigualdad, el autoritarismo o los desastres ambientales son fruto de una parte que abusa de otra. La violencia contra las mujeres es una lacra social de gran magnitud que debe ser atajada. La violencia en internet, en el deporte o contra los animales y el planeta son un día a día que nos empobrece como sociedad. El mobbing o el bullying son distintas expresiones de lo mismo, el uso continuado de la violencia en formas diversas y sutiles generando estrategias de acoso en distintos ámbitos. No pocas relaciones de pareja y familiares esconden situaciones violentas que por estar normalizadas pueden tener tristes desenlaces. Especial mención merece la violencia contra niños y niñas. Todas ellas, en cualquier caso, son inaceptables.
Fomentar la cultura del cuidado es clave en esta época que nos toca vivir. Reducir la violencia es una emergencia, fomentar el cuidado una prioridad.