Becas, distribución de riqueza y realidad social
Ha sido precisamente en los Gobiernos que presidía Coalición Canaria cuando se han incumplido las normas básicas para acceder a los centros concertados. Hoy es voz populi, las artimañas que utilizan algunos padres y madres, en ocasiones recomendadas por la propia directiva de estos centros, para tratar de elitizar parte de estos centros y que no entre en ellos la “chusma”. Desde luego que no todos los concertados se han comportado igual y muchos de ellos han cumplido con las reglas del juego que se les obligaba desde el Gobierno pero la filosofía, al menos en el largo plazo, es la misma, detraer fondos públicos en detrimento de la privada. El Gobierno así no se hacía garante de cubrir esas plazas en centros públicos.
Mientras los colegios públicos vienen languideciendo en las últimas décadas, incapaces de cubrir la demanda total de plazas para así derivarlas a los centros concertados. Cada vez tienen más falta de personal, a quienes se amplía la jornada laboral y se les reduce sus salarios, se disminuye el número de profesorado de apoyo, con una falta galopante de material y de instalaciones que se suplen con la imaginación de los docentes, de las AMPAS y del estudiantado, con edificios, en algunos casos que apenas conservan las condiciones mínimas para la enseñanza. A esto hay que unir que la pobreza ha avanzado en los últimos años y los padres apenas tienen recursos para alimentar a sus hijos/as, o para comprarles los materiales escolares, los libros o los uniformes.
Bajo estas circunstancias no nos debe extrañar pues que en la ULPGC la tasa de abandono del alumnado se haya duplicado y que un sector importante de la generación que debería entrar en la universidad ni siquiera se plantee acudir a ella por falta de recursos. Tampoco nos debe extrañar los malos resultados obtenidos por nuestro sistema educativo en las evaluaciones externas.
No nos engañemos, los diseñadores de esta política no la ven como una desgracia sino como una pieza más para ganar competitividad empresarial. ¡Qué es eso que los/as hijos/as más listos/as de las clases bajas puedan en parte competir con los/as hijos/as con menos disposición de la clase alta!. Se podía consentir en tiempo de bonanza pero ahora, en momentos de crisis, hay que rivalizar por cualquier posible puesto de trabajo cualificado. Además resulta que los pobres salen contestones y exigen el cumplimiento de los derechos laborales ¡Qué felices los tiempos de la dictadura franquista cuando los/as trabajadores/as se dedicaban a cobrar salarios bajos, adaptada para una economía no cualificada, no iban a la universidad, apenas protestaban y la pirámide social quedaba asegurada sin apenas esfuerzo y con posibilidades pequeñas de ascenso social!
Otra educación es posible, no es una utopía, es la que consigue los mejores resultados en algunos países y la que se preocupa por el desarrollo intelectual (no empresarial) de la juventud. La que contribuye efectivamente al progreso social y económico y la que destina financiación a las reformas que proponen los profesionales del sector. IUC está con la juventud y con las familias que protestan porque las ayudas a las que tienen derecho o son escasas o no existen. Debemos acudir a las movilizaciones educativas previstas para este otoño, estamos luchando por nuestro futuro y por el de nuestros hijos e hijas. La aprobación de la LOMCE sería un retroceso para toda la Comunidad Educativa.
German Santana Pérez
Coordinador de IUC en Gran Canaria