‘Biodiversidad: se mire como se mire’
¿Qué le correspondería decir a un partido político ecologista en un día como el 22 de mayo, Día de la Biodiversidad? ¿Qué le correspondería decir si ese partido, además, actúa en el archipiélago canario, que forma parte de la Macaronesia, como es el caso de Equo Canarias?
A lo mejor, debería dejar que la ciencia experta explique la Biodiversidad con mayúsculas. Quizás debería escuchar a quienes la intentan disfrutar y cuidar a la vez y hacen de esa actividad una forma de moverse, de mirar, incluso de pensar sobre y con las otras personas.
La biodiversidad no necesitó que el ser humano inventara la palabra para ser. En la naturaleza cada quien es cada cual sea animal, vegetal o mineral. Y todas se saben del mismo barrio, les moja la misma lluvia diversa: en Canarias la tenemos vertical y horizontal, y calienta el mismo Sol, que también es tozudamente diverso; basta seguirle el recorrido durante un día.
La naturaleza contó con los humanos desde siempre y también sobre los humanos cuajó lo diverso, que fue más allá del aspecto. Y caló en las ideas y en las direcciones vitales. Pero no está claro que todas sepamos que cada quien sea cada cual.
El ser humano se adapta transformando el medio en que se desenvuelve. Y ese medio incluye a su propio cuerpo. Hemos removido montañas, manejado aguas, excavado las entrañas de la Tierra. Intentamos, incluso, controlar nuestro clima y, ¡se nos ha ido de las manos!
Una parte de la humanidad (la que se escribe con minúscula), confundió superar condiciones adversas para la vida humana con dominar a su antojo a la naturaleza y a sus iguales. Esa parte de la humanidad, que no ceja en su empeño depredador y cosificador, es persona “non grata” para los vientos, las aguas, las lluvias y los soles. Esa humanidad, indigna de serlo, amenaza cada instante de palabra, obra y pensamiento a lo que les rodea.
Pero hay otra parte de la Humanidad (ahora sí con mayúsculas), que se sabe heredera y comprometida con sus iguales y que su desarrollo se ve, no su tecnología sino en su capacidad para disfrutar de la naturaleza, entenderla y entenderse.
Lo humano es social, es histórico, es cambiante: es intención.
Aunque algunas personas (que también declaro “non gratas”) traten de convencernos de lo contrario, diciéndonos que la pobreza o las injusticias son algo “natural” que “toda la vida ha existido”.
Lo cierto es que camuflan toscamente sus intenciones.
¿Pero qué puede decir un partido ecologista? o mejor ¿qué debedecir? Le toca lo prosaico, la palabra precisa y la expresión concreta: las leyes. No hay poesía en su expresión, porque su misión es, precisamente, defender lo que hay de poesía en la vida humana y en su medio vital.
Toca denunciar que nuestro suelo no es un solar. Toca proponer cómo vivirlo para todas. Toca decir: reciclar, reutilizar, reducir. Rime como rime porque hay urgencia. Toca poner las bases para que el sol y el viento nos ayuden… La energía renovable es suficiente, es limpia y no hay que ir a buscarla sino que está ahí, esperando por nosotros y nosotras. y nos sentará de maravilla tenerlas de nuestro lado.
Toca entrar a saco, placar a quienes se creen los dueños del solar y toca hacerlo con contundencia porque no está el horno para bollos.
Finalmente, creo que un partido ecologista, permítaseme la metáfora, tiene que intentar crear un “ecosistem político” favorable que invite a sus cercanos en ideas, emoción y acción, vengan de donde vengan. Equo, Podemos, IU, Si Se Puede y todas las formaciones hermanas, como buenamente sabemos, lo estamos intentando.