Cacicada de Marco Aurelio contra la seguridad del Carnaval
En los últimos dos años, el Carnaval Internacional de Maspalomas 2025 parecía entrar en el siglo XXI aplicando cierto orden y coherencia. Todo lo referente al carnaval de 2025 ha salido, tal y como marca la ley, con licitaciones públicas. Al contrario de lo que sucedía en el pasado cuando abundaban las contrataciones irregulares a dedo para las amistades.
Bajo el mando de Yilenia Vega, la Gran Cabalgata de Maspalomas parecía adquirir un nuevo rumbo, demandado por los ciudadanos, de exigir coherencia en el diseño de las carrozas, que contribuyeran con una pequeña tasa a los gastos generados o que se limitara a 100 su número para eliminar la imagen de descontrol y que primara la seguridad.
No obstante, tomar decisiones en pro del bien común no resulta sencillo en los lugares en los que el caciquismo ha sido la norma durante décadas. Y contra ese pasado caciquil ha chocado la edil de Turismo que trataba de poner orden y cordura a nuestra fiesta más mediática.

El pasado siempre vuelve, o mejor dicho, no ha terminado de irse. Marco Aurelio Pérez ha tomado la decisión de ampliar el número de carrozas porque sí. Dicen las malas lenguas que el sistema objetivo del sorteo no gustó al alcalde porque debieron quedarse fuera del negocio algunos amigos suyos y ya saben ustedes la máxima del caciquismo: “para los amigos el favor, para los enemigos, la ley”.
Así que contra lo que el propio alcalde había establecido en un principio en el plan de seguridad que recomendaba limitar a cien el número de carrozas, ahora Marco Aurelio considera prioritario que circulen unas cuántas más.
Todo esto en un tiempo en el que el área de Seguridad que lleva José Carlos Álamo (al que mandó a callar el alcalde en un pleno) es una de las más criticadas en la calle (ya hemos dado cuenta de ello en otros artículos). En la mentalidad caciquil de PP-AV arreglar sus áreas (alumbrado, parques o instalaciones deportivas) no es prioritario, antes deben salvar el negocio de los suyos…
De Marco Aurelio podemos decir que, entre otras cosas, fue su condición de cacique (conocida en toda la isla) lo que le hizo fracasar en su intento de gobernar el Cabildo en 2019. Aquel fracaso nos lo trajo de vuelta a SBT, donde pretende sostener su modelo de favores frente a los aires renovadores de su socio de gobierno.
Ya se sabe, en tiempos de caciques, un simple sorteo objetivo para seleccionar las carrozas participantes de la Gran Cabalgata supone un acto revolucionario que pone entredicho el modelo del alcalde. De ahí que se viera obligado a intervenir en un área que gestiona su socio de gobierno, todo para mantener su modelo caduco…
La pregunta ahora es… ¿Hasta cuándo?
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