El abandono de la memoria: El estado del cementerio del Lomo de Maspalomas

Los cementerios son más que lugares de descanso eterno; son espacios de memoria, de respeto y de encuentro con nuestras raíces. En ellos se preserva la historia de generaciones pasadas, de familias enteras y de personajes que, de una forma u otra, contribuyeron a dar forma a la comunidad actual. Sin embargo, cuando estos espacios se deterioran o son abandonados, el mensaje que transmiten es claro: el olvido. Este es, lamentablemente, el caso del cementerio del Lomo de Maspalomas, un lugar que refleja el olvido institucional y comunitario hacia la memoria de los difuntos.

El cementerio del Lomo de Maspalomas, no es simplemente un sitio de sepultura; es testigo silencioso de la evolución de Maspalomas a lo largo de los años. Desde su creación, ha sido el lugar de descanso de numerosos vecinos y vecinas, personas comunes y figuras que en su tiempo fueron referentes para la comunidad.

No obstante, a pesar de su significado histórico y emocional, este cementerio ha caído en un preocupante estado de deterioro. La historia que encierran sus tumbas y monumentos, lejos de ser protegidas, se encuentra a merced del tiempo y del abandono.

Un paseo por el cementerio del Lomo de Maspalomas revela un escenario desolador. La falta de mantenimiento es evidente: La basura acumulada en diversos rincones añade un aire de desolación, haciendo que el lugar, en lugar de ser un espacio de reconocimiento y respeto, parezca una muestra de abandono.

Los muros que rodean el cementerio presentan grietas y signos de desgaste que no solo afectan la estética del lugar, sino que también suponen un riesgo estructural. Incluso el acceso al cementerio resulta difícil para los visitantes, con caminos en mal estado y una señalización e iluminación casi inexistente, lo que dificulta la llegada de aquellos que aún desean rendir homenaje a sus seres queridos.

Ante este preocupante panorama, es inevitable preguntarse: ¿quién es responsable? La administración municipal tiene la obligación de velar por estos espacios de memoria. Sin embargo, parece que el cementerio del Lomo de Maspalomas ha sido relegado a un segundo plano. Hasta el momento, no hay señales de que existan planes de conservación o restauración a la vista, ni que se estén destinando fondos suficientes para su cuidado.

Los esfuerzos puntuales de limpieza o mantenimiento, si es que se realizan, son claramente insuficientes. La falta de acción no solo denota una negligencia en términos de infraestructura, sino también un desprecio hacia la memoria colectiva de la comunidad.

Para revertir esta situación, es necesario tomar medidas urgentes. La primera de ellas sería implementar un plan integral de restauración del cementerio, con un enfoque en la limpieza, el mantenimiento de las infraestructuras.

Es imperativo que las autoridades locales tomen conciencia de la urgencia de esta situación y que la comunidad se movilice para salvar este espacio antes de que sea demasiado tarde. Los cementerios no solo son sitios de muerte, sino también de memoria, y cuando esa memoria se abandona, la identidad de una ciudad también se desvanece.

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