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El parque Pocoyó agoniza y la seguridad de los menores queda en entredicho.

Uno de los elementos principales del parque cayó al suelo hace unos días y nadie ha pasado a arreglarlo. Los padres, que ya han avisado al ayuntamiento, dicen no haber visto nada igual

Nadie discute que la situación de los parques infantiles en San Bartolomé de Tirajana es mala desde hace al menos una década. Esta cuestión dejó de ser noticia porque el “abandono” de los espacios públicos ya es el estado natural de las cosas en este sur, especialmente durante los mandatos de Marco Aurelio Pérez.

Resulta complicado justificar, por ejemplo, que el Parque Multifuncional de El Tablero lleve cerrado más de un año cuando el coste de su reforma es de medio millón de euros y el presupuesto anual del ayuntamiento ronda los noventa millones. Los vecinos de El Tablero deben entender que el parque sigue cerrado tras ¡16 meses! porque no ha sido una prioridad para el actual alcalde y se ha esperado con toda la paciencia del mundo (aquella que tienen los papás y mamás de la zona) a “unos dineros” del Cabildo.

Mismo camino sigue el Parque Pocoyó de San Fernando de Maspalomas. Enclavado en plena zona comercial, el abandono ha sido la tónica desde su inauguración, pero la situación en la última semana se ha vuelto realmente peligrosa. Hace unos días cayó una de las estructuras principales del parque que sostenía las clásicas cuerdas que los más pequeños escalan. A ello se le debe sumar el balancín que se encuentra despegado del muelle y es cuestión de días que pueda acabar cayéndose también, tal y como nos refieren con indignación los padres que siguen llevando a sus hijos porque no encuentran alternativa por la zona (el parque aledaño a la Casa Condal es de facto un pipican). 

Se ha llegado hasta aquí porque el parque jamás contó con un plan de conservación. De esta forma, se ha ido optando por retirar todos los elementos que se estropeaban, así fue como desapareció la atracción del propio Pocoyó o la del elefante Elly.

Respecto a la limpieza, se ha encargado de ella el personal de los planes de empleo temporal. Esto quiere decir que los meses en los que no había plan de empleo el parque no se limpiaba.

También se debe mencionar a aquellos padres y madres que haciendo un mal uso de las instalaciones dejaban restos de pipas y basura en el parque. Además de los adolescentes que juegan cada tarde con el balón y han contribuido a su deterioro, pese a ser un parque para la edad infantil. Esto ha sido así porque la seguridad dentro del recinto también ha sido nula y los incívicos han campado a sus anchas.

De seguir con esta desidia, pronto serán retirados el balancín y la gran estructura caída. Aunque ya los padres comentan con resignación que no les sorprendería que lo acaben cerrando por cuestiones de seguridad y a partir de ahí, a esperar durante más de un año, como están en El Tablero, a que alguien se digne a cumplir sus funciones.

Como si de un capítulo de Pocoyó se tratara, queda aún una mínima esperanza en los padres de que el alcalde aparezca y poder contar con un espacio digno. Sin embargo, este es el guion que describe la situación actual de unos menores que solo desean pasar la tarde jugando en uno de los municipios más ricos de Canarias.

MASPALOMASNEWS.COM

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