Fuego en Gran Canaria, crónica de una desgracia anunciada
En el pasado mes de agosto de 2019 hemos sufrido uno de los mayores incendios que ha azotado a nuestras cumbres y medianías, un incendio que que afortunadamente no ha dejado ninguna víctima mortal, pero que ha constituido una catástrofe medioambiental y paisajística, un completo desastre ecológico para nuestra isla de Gran Canaria.
Ahora todos nos tiramos las manos a la cabeza ante el desastre, pero por desgracia, a la catástrofe ecológica se une ahora la demagogia, la búsqueda de culpables, o las excusas tan a mano como el cambio climático. Pura demagogia y echar balones fuera. Pero no escuchamos, de momento, hablar de la dejación política de nuestras instituciones municipales, insulares, autonómicas y estatales, que han llevado al abandono de nuestros campos, a dejar morir a nuestra agricultura y ganadería de medianía, que era el elemento de sostenibilidad tanto a nivel de mantenimiento de zonas forestales como de limpieza.
Durante más de 60 años nuestras instituciones han dicho que la agricultura no importa, y que lo realmente importante era la costa, el sector terciario, la edificación y la especulación y sobre todo destrozar muchas zonas de nuestros litorales desde el punto de vista ecológico y paisajístico. Con los siguientes datos se verá la hipocresía de algunos que hoy lamentan el destrozo medioambiental:
– Se han quemado unas 12.000 hectáreas de pinar y monte bajo en Gran Canaria.
– En Gran Canaria la superficie que ocupa a día de hoy los terrenos de cultivos que están en producción apenas llegan a 9.500 hectáreas. Cuando en los años 60 pasábamos de 65.000 hectáreas.
– Se habla mucho de que hay que reforestar y embellecer las zonas quemadas lo antes posible pero sin embargo Portugal invierte 35% más por metro cuadrado en repoblación que España.
– ¿Cómo es posible que con el aumento de los incendios forestales en Canarias y en España, la inversión en Medio Ambiente sea la misma que en 2010?
– Desafortunadamente en Canarias algún que otro demagogo ha afirmado que se puede especular, ya sea para edificar o para cultivar, con la zona quemada. Otros achacan la voracidad del incendio al exceso de pinocha en nuestros montes, pero tanto el primer como el segundo argumento son falsos.
Desde mi punto de vista hay que aprender de los errores. Desafortunadamente ha tenido que ocurrir esta desgracia para que se pongan alertas y sobre todo para que se le acabe el pasotismo a algún político en Gran Canaria.
Entiendo que hay que volver con carácter urgentes a potenciar la agricultura y ganadería en nuestras cumbres y medianías, pues constituyen un sólido elemento de sostenibilidad medioambiental y paisajístico. Tenemos que procurar la vuelta a los niveles de ocupación de territorio agrícola que teníamos hace décadas y que jamás debimos abandonar.
Hay que incentivar a nuestros jóvenes para que se quieran dedicar a la agricultura moderna y respetuosa con el medio ambiente. Así podríamos recuperar también unos niveles de autoabastecimiento alimentario inexistente a día de hoy en Canarias, donde sólo el 5,8% de las frutas y hortalizas que consumimos son producidas en nuestras islas.
No cabe duda de que también hay que reforzar con más medios humanos, desde lo público, las tareas de prevención de incendios y con ello poner en valor y dotar adecuadamente a los cientos de profesionales que hacen una labor de muchísimo merito, pero que claramente es insuficiente por sí sola.
En este sentido, desde SITCA, queremos hacer las siguientes PROPUESTAS:
1.- Reconocimiento de la condición de bombero forestal a todo el operativo de prevención y extinción de incendios, como elemento incentivador, profesionalizador y polivalente de actividad en el Medio Rural.
2.- Que la actual plantilla fija discontinua que apenas trabaja 6 meses al año, pueda ampliar su actividad a 10 o 12 meses al año, para reforzar las tareas de prevención y limpieza de montes. Ha quedado más que claro que esto es totalmente necesario, y de hecho desde SITCA venimos reclamándolo hace tiempo.
3.- Ampliación de la plantilla para las tareas de repoblación y limpieza de fincas abandonadas.
4.- Ampliación de medios aéreos, fundamentalmente helicópteros por ser más aptos a nuestra orografía.
5.- Reapertura inmediata del Parque de Bomberos de Tejeda con un formato de base logística de apoyo a las ya existentes de Medio Ambiente.
6.- Puesta en marcha un ambicioso plan de recuperación de zonas agrícolas impulsando modelos de cooperativas, tuteladas y amparadas por el Cabildo de Gran Canaria.
7.- Implicar a los municipios con masa forestal en tareas de limpieza.
8.- Realizar una auditoría del sistema de tendidos eléctricos, ya que bajo mi punto de vista, podría ser origen de algunos fuegos.
9.- Reforzar con más medios las tareas en las cumbres y medianías.
10.- Controlar la política urbanística en el medio rural y forestal donde se construye de forma irregular, condicionando esos pequeños núcleos la posible extinción de incendios.
11.- Reforzar y reconocer la profesionalidad de los trabajadores de las Aéreas Recreativas y el trabajo importantísimo que esos trabajadores realizan en materia de prevención, vigilancia y custodia de las mismas.
12.- Creación de un plan de contingencia, en materia de incendios, para la mejor protección y evacuación ante un incendio de esta magnitud o parecidas.
13.- Incrementar el número de Agentes Forestales, Seprona, etc, para prevenir lo que intuyo se puede poner de moda, que son los pirómanos.
14.- Poner en marcha una red de drones, que sean un refuerzo a las torres de vigilancia, procurando la detección temprana de incendios.
En definitiva, cambiar y aprender de los muchos errores y dejaciones de todos estos años y continuar con las cosas y trabajos positivos que se ha hechos y que evitaron que el desastre fuera mayor.