Gran Canaria en el Día Mundial del Turismo
El 27 de septiembre conmemoramos el Día Mundial del Turismo junto a la Organización Mundial del Turismo, único organismo vinculado a Naciones Unidas que tiene su sede en España. En esta ocasión, la celebración afrontó la reflexión sobre “El turismo y la transformación digital”, ante las vertiginosas repercusiones económicas, sociales y ambientales de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Un profundo y rápido cambio que afecta de lleno al turismo por ser uno de los sectores más complejos -por su transversalidad- y de impacto generalizado en la comunidad en todas sus facetas: desde la seguridad a los deportes, la sanidad o la educación, la cultura y la economía, la conectividad y la tolerancia, el desarrollo sostenible y las comunicaciones. Todo es turismo y todos somos turismo, especialmente en esta isla que es referente para los viajeros desde hace siglos como un destino de éxito.
La historia nos muestra que hubo períodos de improvisación y otros de planificación y ordenación, por lo que hemos aprendido que las transformaciones no son necesariamente peligrosas, si somos capaces de preverlas y convertirlas en oportunidades. Además, tenemos una gran experiencia en situaciones de cambio porque el turismo está en permanente evolución y, a la vez, transforma la sociedad. Y así ha actuado sobre nuestra isla, como un ‘tiempo moganero’ que hace correr los profundos barrancos para alegría de todos los grancanarios y grancanarias. El turismo también recorre la isla con la misma fuerza de sus comienzos cuando provocó el cambio radical de una sociedad casi exclusivamente agraria a una sociedad que produce servicios de bienestar y salud para millones de europeos.
Gracias a esa transformación también se aceleró la recuperación de una parte significativa del paisaje natural tras siglos de sobreexplotación. Gran Canaria se ha equipado con una amplia oferta cultural de auditorios, museos y centros de gran atractivo. Los visitantes disfrutan del mar canario, del cielo canario, del Jardín Canario y próximamente volverán a reencontrarse con el Pueblo Canario y nuestro imprescindible Néstor Martín-Fernández de la Torre.
Somos un ejemplo y un laboratorio perfecto para el análisis de las transformaciones que produce el turismo. Podemos documentar -desde esta isla- la larga historia como destino de salud para quienes buscaban un lugar afortunado donde curar las enfermedades producidas por la contaminación industrial tras la revolución que ennegreció el continente europeo y Reino Unido. No había en aquellos momentos -hace un siglo y medio- otro lugar mejor que nuestra isla para los primeros emigrantes ambientales en la historia de la Humanidad. Refugiados obligados a buscar un territorio con un clima curativo, sin polución, con balnearios de aguas medicinales y con un pueblo hospitalario que curase la nostalgia de su país.
Aquella etapa impulsó el turismo como una de las principales actividades de la isla. Se proyectó convertir la ciudad en otro icono de moda y lujo como la Riviera francesa. Pero cuando las miradas comenzaron a dirigirse hacia nuestra isla, la guerra oscureció el mundo.
Sin embargo, Gran Canaria ya había logrado proyectarse como una fascinante y mágica atracción por su clima exclusivo. Una imagen que nos enorgullece al ver la exposición que ofrece éstos días el Patronato de Turismo en la que muestra la implicación de artistas y escritores con nuestra marca turística, creadores y literatos sin los que sería imposible explicar la realidad actual de nuestro destino y los éxitos obtenidos durante décadas.
Entre todos y todas desvelaron e interpretaron los elementos originales y exclusivos de la isla para crear un modelo turístico y lo divulgaron a través de publicaciones, revistas, libros y folletos, logrando un gran impacto, con apenas recursos pero con un entusiasta apoyo social.
Gracias a estas ideas y reflexiones sobre Gran Canaria se extendió el interés por el paisaje, las tradiciones y la identidad. Un modelo ideado y defendido por Domingo Doreste, junto a su amigo Néstor Martín-Fernández de la Torre, y con el empuje de los artistas de la Escuela Luján Pérez y su movimiento indigenista, del que -en su centenario- es justo reconocer su aportación a la marca turística de Gran Canaria. La idea se propagó y se revitalizó el folclore, la artesanía, el deporte autóctono, la arquitectura, etcétera. Y se produjo un importante desarrollo cultural a pesar de las limitaciones de la posguerra y la dictadura. Aún así fue necesario destinar la recaudación de varios impuestos locales para sufragar los primeros equipamientos turísticos con el apoyo del Cabildo favoreciendo así el desarrollo de la oferta alojativa. El Parador, el Pueblo Canario, la Casa del Turismo, la Casa de Colón, el Jardín Canario y otras iniciativas atraían el interés de los visitantes.
Queda mucho por hacer para aprovechar la gran experiencia de nuestro pueblo con el turismo y de esta manera afrontar un futuro en el que los grancanarios y grancanarias recuperemos el interés por el turismo, el orgullo por nuestro papel en su historia y que sus beneficios lleguen a toda la población. A todos los trabajadores y trabajadoras del sector, a todos los municipios… Para ello es necesario planificar, ordenar y rentabilizar los recursos y productos isleños. También para evitar los errores cometidos en algunos espacios.
Comenzamos este mandato celebrando los 40 años del Patronato y volvemos a celebrar nuestra historia turística, repito, en el centenario de la Escuela Luján Pérez por la gran aportación de artistas y escritores a nuestra marca, nuestra identidad y nuestras emociones. Una entidad cultural cuya irrupción coincide con el inicio del gran éxito turístico de Gran Canaria.
Hoy día contamos con numerosos y excelentes profesionales en el sector, una realidad que muestra que hemos alcanzado un nivel de calidad muy alto en un mercado muy competitivo. Pero el nivel de desarrollo turístico debe coincidir con el apoyo social. Así ha sido desde los orígenes cuando no existían profesionales del turismo en Gran Canaria, ni existían recursos para atender las necesidades del pueblo. Y, sin embargo, se movilizó nuestra sociedad para crear un destino de éxito.
Los problemas actuales son de otra índole. Necesitamos adaptar la oferta a las nuevas demandas y capacidades sin rebajar la calidad y originalidad. Ahora disponemos de una universidad que colabora en la investigación y desarrollo en todas las áreas, inclusive la transformación tecnológica hacia las smart cities, o más próximo: smart islands.
San Bartolomé de Tirajana ya forma parte de la red de destinos turísticos inteligentes. La Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria lidera los avances en la implantación de la Sociedad del conocimiento.
Las carencias y limitaciones del planeamiento urbanístico se están superando con la culminación de los planes generales de ordenación, normas de gran trascendencia para la actividad turística, especialmente en lo relativo al paisaje, las infraestructuras y la mejora de la calidad de la oferta. Por ello es prioritaria la aprobación de los respectivos planes de ordenación locales, especialmente en los municipios turísticos, para mejorar conjuntamente la ordenación y calidad urbana, contar con infraestructuras adecuadas y garantizar la preservación de los espacios naturales o centros históricos.
En el ámbito insular está en marcha el desarrollo de los planes especiales territoriales que acomete el Cabildo con amplio apoyo social, como es el que afecta al paisaje insular. También afrontamos una profunda transformación en la política energética y de transportes fundamentales para la actividad turística.
Desde el Cabildo Insular de Gran Canaria apostamos por la transformación de Gran Canaria hacia una sociedad tecnológicamente avanzada, sostenible, hospitalaria y más justa. Un modelo para el turista que nos visita y que contribuye a estos objetivos.