Juventud viva como declaración de intenciones
Participar como joven, ser parte de ese tramo de edad entre ser niño/a y ser adulto/a, no se puede entender como un todo. En nuestras islas, por suerte, hay muchas y muchos jóvenes diversos, con inquietudes y necesidades diferentes, con metas, problemas y sueños distintos.
Apenas acabo de llegar pero como joven llevo ya un recorrido. Nos han dicho mucho que la juventud somos el futuro. Y como Gobierno, también nos negamos a creerlo. La juventud será futuro pero hoy nuestros y nuestras jóvenes son presente y es ahora cuando deben tener voz.
Siempre nos dijeron que íbamos a vivir mejor que nuestros padres y madres, que seríamos las generaciones más formadas. Nacimos ya muchos con un avance tecnológico que no se puede comparar con el pasado y los que vienen tras nosotras, aún más. Y aún así, muchas seguimos viendo a nuestro alrededor como amistades, conocidos, antiguos compañeros y compañeras de colegios, instituto o Universidad, buscan oportunidades fuera de Canarias, se marchan para conseguir sus objetivos porque aquí no pueden o viven entre la precariedad y la incertidumbre, entre conseguir la tan ansiada independencia y sobrevivir en un lugar que se parece al paraíso en lo natural pero no tanto cuando hablamos de opciones de trabajo digno o de acceso a la vivienda para menores de 30 años. Pero eso no es todo; no todos los debates de las y los jóvenes de hoy en día son solo tener trabajo temporal o indefinido, poder tener una oferta educativa completa (de calidad) y con salidas, poder independizarse o compartir piso o seguir viviendo con mamá con 32; no solo son las fiestas, que también, o el deporte y poder organizar a nuestro antojo el tiempo libre, con ocio o hobbys que son más diversos que colores hay en la naturaleza.
También hay espacios públicos que necesitamos conquistar y reivindicaciones que cada vez son más nuestras y no es de extrañar. El 8 de marzo había tanta gente joven, jovencísima, que era emocionante. Es realmente un cambio importante ver a muchachas y muchachos gritando juntas contra el machismo y la violencia machista que sigue cobrándose demasiadas victimas cada año. Alegra ver que muchos armarios los hemos roto y hay una sensibilidad que debe trabajarse para no ir hacia atrás. Hay una conciencia que muchas no teníamos tan jóvenes, como ocurre hoy con el medioambiente y sus luchas contra el cambio climático o limpiando el plástico en nuestras costas. Es precioso ver en redes sociales a nuestra juventud solidaria y tolerante cuando suceden cosas en otra parte del mundo, como ocurre con el Opens Arms, y ojalá que podamos entre todas hacer que la empatía que tenemos no sea solo de cara a la galería. Es bonito ver empresas de gente joven organizada y concienciada, con ideas novedosas, con nuevos modelos de gestión, con una implicación artística nueva, y es hermoso saber que hay en nuestra tierra tanto arte joven, que hay una cultura joven amplia que va desde la música (de todo tipo), la pintura, el baile, la escultura, los graffitis, la poesía, los relatos, los cortos, la fotografía, el cine hecho aquí hasta un largo etcétera que nos queda por descubrir e impulsar.
En definitiva, cultura y juventud deben ir de la mano. Y ese es el fin, que haya una participación real de la juventud en la vida social de las islas más allá de que haya un día al año en el que celebremos que hace un tiempo ya la ONU reconocía la relevancia de los jóvenes en el mundo. Y es que, sin nosotros y nosotras, muchos saltos no se hubieran dado y muchos avances no llegarán si no escuchamos.
Empezamos un nuevo tiempo con esta declaración de intenciones, queremos una juventud viva, critica, consciente, que participe, que se implique, que sea reconocida siempre y que, en lugar de mordazas, tenga altavoz.