Mercedes Díaz defiende la moción de apoyo al manifiesto del Día Mundial de las Personas Refugiadas
Durante el último pleno ordinario de la corporación municipal tirajanera, celebrado el pasado día 6 de julio en las Casas Consistoriales de la Villa, el concejal portavoz de Nueva Canaria Ángel López ‘Lito’ presentaba una moción de apoyo al manifiesto del Día Mundial de las Personas Refugiadas, promovido por ‘SOS Refugiadxs’.
La propuesta del nacionalista progresista elevada a la consideración del pleno fue aprobada por unanimidad (click aquí). Su defensa, que Masalomas News publica íntegramente, corrió a cargo de la concejala de Nueva Canaria Mercedes Díaz.
Defensa de la Moción de apoyo al manifiesto del Día Mundial de las Personas Refugiadas
(por Mercedes Díaz)
Sabemos que las políticas europeas de migración y asilo lejos de dar una respuesta solidaria basada en el respeto a los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas, han puesto en grave riesgo las vidas de miles de personas, muchos de ellos mujeres y niños, convirtiendo el mar Mediterráneo en la mayor fosa común en el mundo donde más de 25.000 personas han perdido sus vidas en los últimos 15 años.
La asamblea general de Naciones Unidas acordó en el año 2000 celebrar cada 20 de junio el Día Internacional de las personas refugiadas. Dieciocho años después, la realidad es que este día sirve sobre todo para evaluar y constatar cómo se degradan año tras año los derechos humanos.
Subrayar que el papel de la ciudadanía es esencial, somos nosotros y nosotras quienes construimos la sociedad. Tenemos que avanzar en una sociedad sensibilizada y con conciencia crítica. Apostamos por un futuro basado en derechos humanos y forjado a través de la resolución de los conflictos.
Apostamos por construir sociedades inclusivas y de acogida, basada en los derechos humanos y el respeto a la diversidad.
No se trata de compartir una carga sino compartir una responsabilidad mundial, basada tanto en la idea general de que todos somos humanos como en las obligaciones muy especificas contraídas en virtud del derecho internacional. Los problemas fundamentalmente son la guerra, y el odio, no las personas que huyen. Los refugiados se encuentran entre las primeras víctimas del terrorismo.
No podemos, no debemos, seguir girando la cabeza hacia otro lado para no ver la realidad.
Estamos siendo testigos del mayor número de desplazamientos forzados, mientras los países de la Unión Europea endurecen sus políticas migratorias, refuerzan los controles fronterizos y firman acuerdos con terceros países no seguros para frenar la llegada de personas refugiadas y migrantes a Europa.
Queremos una política exterior que contribuya al desarrollo sostenible y a la lucha contra la pobreza y las desigualdades globales, y no que provoque conflictos a través de la venta de armas y el apoyo a regímenes que no respetan los derechos humanos. Mientras que los gobiernos de la Unión Europea no han dado una respuesta a la altura que estas circunstancias han requerido, han sido la sociedad civil y algunas administraciones locales las que han ido por delante defendiendo políticas de acogida, ofreciendo su colaboración, buscando redes de apoyo y recursos, denunciando la falta de voluntad política y exigiendo el compromiso de los acuerdos internacionales para defender los derechos humanos.
Muchas son las causas que obligan a los seres humanos a huir, cruzar fronteras y solicitar el reconocimiento de su condición de refugiado: la persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad. La opinión política, género u orientación sexual y la pertenencia a un determinado grupo social son algunas de ellas.
Damos la bienvenida a las 629 personas que han llegado hace unos días al puerto de Valencia a bordo del Aquarius, y confiamos en que este gesto sea el inicio de un cambio en las políticas de migración y refugio respetuosos y comprometidos con los derechos humanos.
Nosotros hemos tenido una experiencia hace pocos días, acogiendo en los primeros momentos a los 60 inmigrantes llegados en una patera. Creo que se ha sabido valorar y anteponer las necesidades básicas y humanas, estando muy a la altura de estas tristes realidades, que ojalá puedan terminar y nadie tenga que abandonar su país por motivos de supervivencia.