Montaña Jaifa: nuestra Memoria y su futuro
Estos días hemos sabido que alguien subió a la Montaña Jaifa con pintura roja y amarilla y coloreó un panel con grabados rupestres realizados por la población maxie.
No es el único atentado que ha soportado Montaña Jaifa, ya que la mayoría de las superficies grabadas en la etapa indígena se ha alterado en fechas recientes. Generalmente, se le superponen iniciales y fechas, que presumiblemente pertenecen a las personas que atentan con su conservación, en el intento de testimoniar su visita.
La población maxie de Fuerteventura subió a esta montaña repetidas veces, bien para escribir, trazar rayas, juegos, para desarrollar actos culturales o de enterramiento, teniendo en cuenta las estructuras arquitectónicas que existen en sus partes altas.
Jaifa destaca por su cresta rocosa y se ubica en el sector de la isla que contabiliza mayor densidad de asentamientos y de escrituras. Posee un rico entorno arqueológico que igualmente se conserva muy arruinado, desde asentamientos a círculos de piedras hincadas, además de otras estaciones rupestres con inscripciones de los dos alfabetos aborígenes.
Diversas investigadoras han señalado la tendencia que existe de rayar donde alguien lo hizo antes. Por eso nos parece necesario que se proceda de manera inmediata a retirar la pintura reciente para que no quede vestigios de ella, no sea un reclamo y pueda conservarse de la mejor manera este importante testimonio aborigen. Es necesario restaurar la totalidad de las superficies dañadas de las estaciones rupestres de esta isla.
Posiblemente la persona o personas que pintaron una bandera española en la piedra no son conscientes del daño causado, ni saben de la importancia de esta estación. Pero sucede que en siete de las ocho islas canarias la población aborigen escribió utilizando caracteres del alfabeto líbico-bereber, que está muy documentado en una extensa zona del norte del continente africano, pero las gentes de Fuerteventura y Lanzarote, además de utilizar este alfabeto, también emplearon otro para escribir, y que hemos denominado líbico-canario, o líbico-latino.
No hemos encontrado signos alguno de esta escritura en ninguna otra isla canaria, ni en el norte de África, a pesar de las campañas allí realizadas, pero en estas dos islas esta escritura es muy numerosa, de la que conocemos cientos de palabras, mucho más que de la líbico-bereber. Y esto es muy importante.
Hemos avanzado mucho en el conocimiento de esta escritura, usada por la misma gente que escribió con la otra, con la líbico-bereber, y esto también es sumamente revelador, porque estudiando una, sabemos de las dos.
Estas palabras las grabaron personas aborígenes traídas a las islas de Fuerteventura y Lanzarote y que en el continente africano estuvieron en contacto con la cultura romana. Se inspiran en la escritura latina, la cual adaptan para escribir las palabras de su lengua libia. Si esto es así, y a tenor de los resultados obtenidos de las investigaciones desarrolladas, la población maxie llega a Fuerteventura en el cambio de Era escribiendo los dos alfabetos.
En las piedras de determinados lugares graban sus nombres, los de sus dioses, y los de sus antepasados.
Desde hace treinta y cinco años nos empeñamos en poder leer y comprender estas líneas escritas, y lo hacemos para saber quiénes fueron las personas que vivieron en las islas antes que nosotras y de las que hemos heredado sus vestigios que nos empeñamos en conservar en el intento de poseer un pasado, una memoria sobre la que fundamentar el presente y diseñar el futuro, el mejor que nos merecemos como comunidad cultural.
Y también por eso estos lugares escritos son muy importantes, porque son nuestra Memoria y el futuro de ella.