Orgullo de pueblo canario
El 30 de mayo debe ser un día para reivindicar Canarias. Pero, sobre todo, hacerlo desde la conciencia de que otra Canarias es posible. Con orgullo de lo que somos, pero reivindicando lo que queremos ser. Teniendo claro las causas de que estemos en la situación que padecemos, y las posibles soluciones.
El modelo actual de Canarias, construido durante los últimos 30 años, ha fracasado. Con todas las letras.
Los datos los conocemos de sobra. Los más sangrantes: el 44’6% de gente en riesgo de pobreza, condenados a más de un 20% de paro estructural y con unos servicios públicos a la cola de toda España, igual que en precariedad y salarios. Eso sí, estamos siempre en los primeros puestos como uno de los lugares con más corrupción de todo el Estado.
Y esto, lógicamente, tiene responsables directos, y son quienes nos han gobernado durante este tiempo. A veces, pareciera que nos quieren convencer de que todo lo que nos pasa es causa de una maldición divina, como si al repartir las cartas del tarot nos hubiera salido la del ahorcado.
Y no, estamos como estamos por culpa de quienes nos han gobernado este tiempo, no solo en Canarias, también en el Estado. Y hay que cambiarlos, y exigir más responsabilidades a nuestros gobernantes.
Pero no hay que olvidar algo que está más de actualidad que nunca: nuestro sistema político tiene un fallo de origen provocado por el sistema electoral más injusto y desproporcional de toda Europa. Un sistema que alienta este insularismo del que somos víctimas, y que provoca desajustes tan graves como que un partido con 5.000 votos tenga como rehén a todo un Gobierno.
Un sistema electoral que nació, supuestamente, para compensar a las islas no capitalinas por su situación, y que 30 años después solo ha conseguido que precisamente estas islas sigan siendo las que viven en mayor situación de pobreza, y cada vez más aisladas.
Vivimos en una situación de excepcionalidad que intentan vendernos como normal. Se tapa con institucionalidad la precariedad, y nos alimentamos de debates estériles para no hablar de los graves problemas que afectan a nuestra población.
La solución pasa por un cambio de sistema electoral como primer paso para construir esta nueva Canarias, que entienda nuestra tierra como una sola, algo que debe hacernos más fuertes.
Queremos una identidad archipielágica, alejada del rancio insularismo. Canarias como pueblo cohesionado, Canarias como nación.
Porque las soluciones pasan, también, por un nuevo modelo de Estado que le de otro encaje territorial a nuestra tierra. Uno que aumente la soberanía, para que podamos gestionar nuestros recursos sin tener que andar mendigando en Madrid, en cada Presupuesto General del Estado, para reclamar los que nos corresponde por derecho (la propia Constitución habla de que se debe reconocer especialmente el hecho insular).
Nosotras creemos en Podemos Canarias como herramienta clave para lograr estas reformas.
El modelo territorial de nuestro partido es claro: “un país de países”.
Y reivindicamos nuestra patria canaria como uno de esos países. Sin miedo a la soberanía como pieza esencial que construya nuestra futuro. Un futuro mejor, más justo y solidario.
Ya sabemos lo que no ha funcionado durante 30 años: el modelo actual. Y quedarse sin hacer nada, disimulando y pactando hasta que la situación reviente, no va a solucionar los graves problemas que tiene nuestra tierra.
Hacen falta reformas de calado, ambiciosas, que respondan al hambre de futuro que tiene nuestra ciudadanía. Nos lo debemos.
Y para acabar, nada mejor que una frase de Nicolás Estévanez: “si algún día desaparecieran las fronteras y las nacionalidades, sólo entonces dejaríamos de ser españoles, pero ni aún entonces dejaríamos de ser canarios”.