Para recuperar nuestra isla (y II)
Los tres incendios que hemos sufrido durante el mes de agosto han producido mucho dolor, pero al mismo tiempo han movilizado los mejores sentimientos de solidaridad, entereza y determinación de nuestra gente y de las instituciones y organizaciones sociales. La sociedad grancanaria se está poniendo en pie y está reponiendo gran parte de lo dañado o proyectando su revitalización.
En el artículo de la semana pasada abordé las causas socioeconómicas estructurales que han provocado que los grandes incendios forestales se hayan convertido en uno de los principales riesgos para Canarias y las dificultades para hacerles frente debido al desequilibrio ecológico que caracteriza el modelo económico que se ha venido configurando y consolidando en los últimos 50 años. También expliqué de manera sucinta la estrategia que hemos seguido para abordar este problema.
No obstante, ahora que la catástrofe ha sucedido y que una parte muy importante de nuestra cumbre ha sido afectada por el fuego, nos encontramos ante el reto de recuperar todo lo que se ha llevado el incendio. Casas, explotaciones agrícolas y ganaderas, animales, negocios y, por supuesto algunas de las zonas de mayor valor ecológico y paisajístico de Gran Canaria. Pero creo que debemos ser ambiciosos y no pensar solo en restituir la situación anterior al incendio, sino aprovechar la crisis como un punto de inflexión que nos permita dar varios pasos en la dirección adecuada.
Desde hace 4 años, hemos acuñado el término “ecoisla” para referirnos al proyecto que defendemos para Gran Canaria, cuyo objetivo fundamental es comenzar a revertir el desequilibrio ecológico y sentar las bases de un nuevo modelo centrado en la soberanía energética y alimentaria y en la economía circular. Somos conscientes de que supone un reto mayúsculo, una transformación de largo alcance, pero creo que debemos ser innovadores y constructivos, y creo asimismo que los primeros pasos de esa idea están siendo fructíferos y que hoy se han asumido conceptos que hace cuatro años no estaban en el debate político (aunque sí entre las reivindicaciones de los movimientos ecologistas o los agricultores y ganaderos).
En este sentido, el necesario plan de recuperación nos lo planteamos como un esfuerzo por acelerar la extensión de la ecoisla, que en este caso el Cabildo de Gran Canaria va a liderar a través de la implementación de un Plan de Revitalización Económica y Medioambiental de las zonas afectadas por el incendio que combinará medidas inmediatas para atender a la emergencia con otras a largo plazo y con la continuidad de las líneas de actuación ya iniciadas en el anterior mandato.
Por supuesto, como ya expliqué, la prioridad absoluta tiene que ser responder de la manera más diligente posible a las víctimas del incendio. Vamos a destinar 5 millones de euros de los presupuestos insulares para atender a los damnificados. Ya se está haciendo un estudio sobre los daños en viviendas, cultivos infraestructuras y animales, hemos creado una mesa de trabajo con ayuntamientos afectados y las distintas áreas del Cabildo que participan en el proceso. Además ya se han abierto las oficinas para que las personas puedan registrar las pérdidas, paso previo para poder acceder a las ayudas. En breve plazo de tiempo esas cantidades se transferirán a los ayuntamientos para cubrir esas necesidades.
Desde el sector primario ya se están asignando ayudas para la alimentación (alfalfa, millo, agua etc.) de los animales que no pueden alimentarse de los pastos de la cumbre debido a que han sido quemados y se ha habilitado un espacio en la Granja Agrícola del Cabildo para albergar a los animales que tuvieron que abandonar su espacio habitual al haber quedado destruido por el fuego. Son medidas urgentes para paliar las consecuencias más graves del incendio y que permitirán ganar el tiempo suficiente para poner en marcha otras actuaciones de largo alcance.
Las situaciones post-incendio son una oportunidad única para hacer llegar a la ciudadanía mensajes que en otros momentos son mucho más complicados. En las dos semanas que han pasado creo que ha aumentado muchísimo la conciencia de la necesidad de consumir productos locales para frenar el abandono el campo y conseguir un paisaje mosaico, mucho más resistente a los incendios forestales, la desertización o la erosión. No partimos de cero ya que desde hace cuatro años contamos con una Consejería de Soberanía Alimentaria, que a través del plan de revitalización agrícola y ganadero, consiguió aumentar la superficie cultivada en 260 hectáreas gracias a un banco de tierras en desuso y a la promoción del cultivo forrajero (para dar de comer a los animales) y la cultivable en 30.000 hectáreas gracias a un plan territorial.
La estrategia de promoción del producto local “Gran Canaria Me Gusta” además de una feria que sirve como escaparate, también es una marca que identifica los quesos, vinos, mieles, frutas o verduras de Gran Canaria en los supermercados. Pero tenemos que redoblar esfuerzos para acercar toda esta riqueza gastronómica a la población de los grandes núcleos urbanos, a través de los mercados agrícolas y de las grandes superficies. Para esto imprescindible la colaboración del sector privado que debe comprometerse. Las y los canarios gastamos anualmente 3.000 millones de euros en la cesta de la compra, una cantidad con un enorme potencial transformador.
Medio Ambiente es la consejería que tiene las competencias en prevención y extinción de incendios y en conservación del territorio. Va a jugar un papel crucial en la recuperación de la zona afectada. El personal técnico lleva semanas trabajando para evaluar las consecuencias medioambientales del incendio sobre los ecosistemas y a partir de ahí establecer un plan de restauración ambiental. No solo reforestación (que también) sino acciones que fomenten y ayuden a la regeneración natural como ya se hizo en Inagua. Y para ello contaremos con la ayuda de toda la ciudadanía de Gran Canaria que ha mostrado su solidaridad. Esta misma semana los responsables de la Consejería mantuvieron la primera reunión con las entidades de voluntariado de Gran Canaria interesadas en colaborar para ir coordinando las acciones.
Vamos a continuar con la política de reforestación y conservación que se viene realizando estos años. En el presupuesto de 2019 hay contemplados más de 3 millones de euros en acciones de reforestación, de conservación y mantenimiento preventivo de bosques, restauración de hábitats degradados, tratamientos silvícolas y restauración hidrológica. A esto hay que sumar cerca de un millón de euros en acciones de conservación y recuperación de fauna endémica y lucha contra especies invasoras y unos dos millones de euros para el periodo 2019-2022 para acciones de prevención en las zonas de alto riesgo de incendios forestales (ZARIs) en Gran Canaria. No estamos hablando de promesas, sino de acciones contempladas en el actual presupuesto y muchas de ellas en ejecución a las que se sumaran todas las que los técnicos estimen oportunas para reforzar las actuaciones en las zonas más castigadas por el fuego. Se trata de un esfuerzo de conservación y restauración de la diversidad sin precedentes en Gran Canaria.
Las primeras estimaciones apuntan que los daños provocados por el incendio a la red viaria ascienden a más de 8 millones de euros. Las carreteras son fundamentales para articular un territorio poco poblado y disperso y para permitir una buena conectividad entre las zonas rurales (en las que se concentra el sector agropecuario) y las urbanas (en las que se consumen estos productos). Por eso vamos a realizar las inversiones necesarias para devolver las carreteras insulares a las condiciones previas al incendio.
Pero un cambio de modelo necesita de un enfoque transversal en el que todas las áreas se encaminen hacia un mismo objetivo. Gran Canaria recibió en el año 2018 casi 4,5 millones de turistas. Estamos hablando de personas con un importante nivel adquisitivo y que vienen básicamente a consumir. Es imprescindible hacer un esfuerzo por vincular turismo y sector primario, conectando el consumo de los que nos visitan con la producción local y conseguir que un mayor número de turistas dinamicen la economía de la cumbre y las medianías de Gran Canaria. De esta manera también conseguiremos una experiencia turística más genuina y diferenciada en un entorno cada vez más competitivo. Estamos junto a los comercios y las empresas turísticas y de restauración que dan vida los pueblos de la cumbre para su normalización y la conservación del atractivo que aportan.
En la presentación del programa de gobierno 2019-2022 aseguramos que el empleo iba a ser nuestra prioridad y tiene que serlo en municipios rurales muy afectados por el paro. Ejecutaremos un Plan de Garantía Juvenil destinado a 520 personas y que contempla a los jóvenes de las zonas afectadas, así como un plan especial para la cumbre de Gran Canaria que junto con otras acciones destinadas al fomento del empleo puede suponer un montante de otros 5 millones de euros para promoción de oportunidades laborales en las zonas en las que se produjo el incendio.
Aunque el fuego no afectó a la cueva de Risco Caído y sus aledaños sí afectó al conjunto del Paisaje Cultural que fue merecedor del reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad. La buena noticia es que contamos con un nuevo instrumento de gestión, la fundación, que nos permitirá desarrollar toda una serie de acciones cruciales para conservar y recuperar muchos de los saberes ancestrales que conforman este lugar único en el mundo y que en parte han permitido que las consecuencias del incendio hayan sido mucho menores de lo que podrían ser. La cultura va a ser un elemento clave en la revitalización de la cumbre.
Todas estas acciones ya las estamos ejecutando de la mano de los ayuntamientos, las instituciones más cercanas a la ciudadanía y al territorio que además dieron un ejemplo en la gestión de la emergencia. A través del área de Cooperación Institucional del Cabildo de Gran Canaria canalizaremos todas aquellas obras que consideren oportunas no solo para revertir las consecuencias de la tragedia, sino para prevenir futuros incendios y construir territorios más resistentes y seguros para las gentes que los habitan.
Como ya he reiterado a lo largo de los dos artículos, afrontamos un reto mayúsculo, recuperar la “isla de nuestra vida”. Pero la buena noticia es que contamos con el conocimiento y los recursos humanos y técnicos necesarios para llevar a cabo la tarea, así como un Cabildo orientado en esa dirección desde hace cuatro años. Es evidente que tendremos que acelerar y hacer un esfuerzo extraordinario. Pero también tenemos algo de un valor incalculable: un pueblo emprendedor, maduro y comprometido, que quiere a su tierra y que este verano ha dado un auténtico ejemplo de solidaridad. El Cabildo de Gran Canaria va a liderar todo ese capital colectivo, no solo para recuperar, sino para transformar Gran Canaria en la isla que queremos.