Rehumanicemos nuestra mirada
Observo con cierta intranquilidad el rumbo que está tomando el discurso político, mediático y social sobre la migración en Canarias, y creo que es el momento de realizar un ejercicio de reflexión que aporte un poco de cordura.
Es cierto que nuestras islas están viviendo un repunte preocupante en la llegada de embarcaciones y de personas, pero no debemos olvidar que los que deciden arriesgar su vida para llegar a Europa lo hacen para huir de la durísima realidad que tienen en sus países de origen y que los aboca al hambre, la violencia y, en muchos casos, a la muerte. Y no por las imágenes de sus compatriotas en un hotel.
Canarias siempre se ha caracterizado por ser una tierra sumamente acogedora, y quiero pensar que el principal interés de todos es el de mejorar las condiciones de las personas que llegan para darles el trato que merecen. En eso debemos centrarnos, desterrando el oportunismo político sobre un tema tan delicado y no permitiendo que muchas formaciones utilicen el sufrimiento de vidas humanas para ganar rédito.
Desde el punto de vista humano, resulta preocupante las cientos de vidas que se ponen en riesgo al atravesar el océano de la mano de mafias sin escrúpulos; y desde el punto de vista de la administración, debemos centrarnos en dar respuesta a los problemas que estamos teniendo para acoger en condiciones óptimas al elevado número de migrantes que llegan a nuestras costas, más si tenemos en cuenta los protocolos sanitarios que deben aplicarse para prevenir contagios por coronavirus.
Los canarios conocemos muy de cerca el sacrificio que significa dejar todo atrás en busca de un futuro mejor. Aunque también hemos ofrecido nuestra hospitalidad para recibir a aquellos que vienen de fuera, pero es evidente que no podemos hacerlo solos.
Estamos ante una situación crítica, ante un drama humanitario que necesita de un impulso de todas las administraciones para encontrar una solución.
Tanto la Unión Europea como el Gobierno central deben asumir el problema migratorio del Archipiélago como algo propio. Al fin y al cabo, Canarias es Europa y también España, y el fenómeno migratorio no puede empezar y terminar en las Islas.
Confío en que el Estado acometa acciones urgentes y contundentes, lo antes posible, para reconducir la situación, y procure una atención digna a todos aquellos que huyen de un futuro incierto en sus países de origen.
Sin duda, también se deben mejorar los dispositivos de vigilancia, tanto el Frontex como el SIVE, y activar, en la medida de lo posible, todos aquellos mecanismos de solidaridad para que los migrantes puedan proseguir su viaje.
Propongo que continuemos trabajando para dar una solución humana a aquellos que llegan a nuestras costas y que lo hagamos con espíritu constructivo y sin perder de vista, en ningún momento, que hablamos de personas que merecen todo nuestro respeto y humanidad.
