Víctimas invisibles: la trata de personas con fines de explotación sexual se agrava en Canarias
El 30 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas, una realidad silenciada que sigue creciendo en el Archipiélago
El 23 % de las mujeres atendidas por el Programa Daniela Oblatas en 2024 fueron identificadas como víctimas de trata con fines de explotación sexual
¿Qué está ocurriendo?
Canarias enfrenta una problemática creciente y aún insuficientemente visibilizada: la trata de personas con fines de explotación sexual. Según datos del Programa Daniela Oblatas, con sede en Las Palmas de Gran Canaria, el 23 % de las mujeres atendidas en 2024 fueron identificadas como víctimas de trata, la mayoría jóvenes migrantes procedentes de Colombia y Venezuela, en situación de alta vulnerabilidad social y administrativa.
¿Quiénes están implicadas?
La mayoría de las víctimas son mujeres jóvenes entre 18 y 35 años, sin papeles y con una trayectoria migratoria marcada por la precariedad. Así lo explica Asunción Bartolomé, directora del Programa Daniela Oblatas, una iniciativa que lleva más de una década ofreciendo apoyo a mujeres en situación de prostitución o trata. “Muchas de ellas llegaron con nombre y sueños y acabaron atrapadas en redes de control, miedo y explotación”, señala.
¿Cuándo y dónde se producen estos hechos?
La trata de personas no es un fenómeno lejano. Ocurre de forma continuada en las Islas Canarias, especialmente en entornos urbanos como Las Palmas de Gran Canaria, y de forma silenciosa. La captación se produce muchas veces en el punto de llegada, como los muelles, donde las víctimas ya son esperadas. Las modalidades de explotación han evolucionado: ahora los escenarios son pisos particulares, plataformas online y entornos digitales, dificultando su detección.

¿Por qué se produce?
La trata con fines de explotación sexual prospera sobre tres pilares: la vulnerabilidad de las víctimas, el lucro de las redes organizadas y la demanda social. “La mayoría no saben siquiera que son víctimas. A veces las amenazas no son golpes, sino deudas, hijos en otro país o papeles que nunca llegan”, afirma Bartolomé. Esta situación se agrava por la falta de sensibilización social y la normalización de la prostitución como fenómeno ajeno a la violencia.
¿Cómo se está interviniendo?
El Programa Daniela ofrece atención integral: acompañamiento psicológico, social, legal y laboral; pisos tutelados; formación y trabajo en red con administraciones y ONG. Sin embargo, sus responsables advierten que se necesitan más recursos, políticas eficaces de detección y una ley integral que aborde la trata de forma estructural. Bartolomé reclama tiempo y compromiso institucional: “Nadie sale de ahí de un día para otro. Ayudar requiere sostener, escuchar, sanar”.
¿Qué acciones de concienciación se están desarrollando?
Con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personas, el Programa Daniela organizará las Jornadas de Sensibilización contra la Trata con Fines de Explotación Sexual, bajo el título Prostitución en la Cultura, del 22 al 24 de septiembre. El objetivo es utilizar la cultura como herramienta para visibilizar lo invisible: “La cultura toca la piel y el alma. Es un vehículo poderosísimo para mostrar realidades que permanecen ocultas”, explican desde la organización.
Más información disponible en: www.jornadastratadaniela.com

Contexto nacional
En 2024, según el último informe del Ministerio del Interior, se identificaron en España 1.794 víctimas de trata y explotación. De ellas, 632 fueron por explotación sexual, y 32 eran menores. Se detuvieron a casi 1.000 personas y se desarticularon más de 110 redes. El 98 % de las víctimas de explotación sexual fueron mujeres, en su mayoría extranjeras. España sigue siendo uno de los países con más víctimas de trata en la Unión Europea.
Una llamada urgente a la acción
Asunción Bartolomé subraya que “la trata no solo es un delito; es un drama humano”. Advierte de la necesidad urgente de voluntad política, campañas de sensibilización dirigidas a jóvenes y familias, y formación específica para los profesionales. Frente a una realidad que sigue creciendo a la sombra, destaca la labor de quienes reconstruyen vidas con paciencia, respeto y dignidad: “Necesitamos una ciudadanía que no consuma prostitución, que no mire hacia otro lado, y que escuche el silencio de tantas mujeres atrapadas sin voz”.


