Violencia de género en Canarias: un descenso que no es motivo de celebración
El reciente informe del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género podría parecer, a simple vista, un respiro en la lucha contra la violencia machista en Canarias. Con un 1,8% menos de denuncias registradas en la primavera de 2024 respecto al mismo periodo del año anterior, y un 7% menos de mujeres víctimas, sería fácil caer en el espejismo de un progreso. Sin embargo, estos datos deben ser analizados con la severidad que exige una realidad alarmante: Canarias sigue teniendo la tercera mayor tasa de víctimas de violencia de género en España.
Un descenso que esconde una crisis estructural.
Entre abril y junio de este año, se registraron 2.767 denuncias en las Islas, lo que equivale a 23,1 mujeres víctimas por cada 10.000 habitantes, muy por encima de la media nacional de 18,5. Este dato no puede ser minimizado: no es solo una estadística, sino una muestra de una crisis persistente que pone en evidencia que, aunque las denuncias bajen, el problema sigue profundamente arraigado en nuestra sociedad.
El Archipiélago solo es superado por Baleares y la Comunidad Valenciana en esta lamentable clasificación. Mientras tanto, los territorios con menor incidencia, como Castilla y León o La Rioja, se sitúan en ratios casi la mitad de bajas, demostrando que la violencia machista es un problema que no afecta por igual a todo el país.
La desprotección de las víctimas
El informe también refleja la fragilidad del sistema de protección a las mujeres. Durante este trimestre, 472 mujeres solicitaron órdenes de protección en Canarias, pero 106 de esas peticiones fueron denegadas, lo que supone un aumento del 2,9% respecto al año anterior. Este dato es preocupante: ¿qué ocurre con estas mujeres que ven rechazada su solicitud de protección? Cada negativa puede traducirse en una vida en peligro, en un riesgo que podría haber sido evitado con un sistema más efectivo y empático.
Además, 341 víctimas decidieron no testificar contra su agresor, un 21,4% menos que en 2023. Aunque este dato podría parecer alentador, también refleja el miedo y las barreras psicológicas que muchas mujeres enfrentan al confrontar a sus maltratadores en un proceso judicial que a menudo las revictimiza.
¿Justicia o formalidad?
En cuanto a las cifras judiciales, destaca que se dictaron 851 sentencias condenatorias, un 94,7% de las personas enjuiciadas, aunque este porcentaje ha disminuido en comparación con el año anterior. Mientras tanto, los sobreseimientos provisionales de las actuaciones disminuyeron un 26,4%. Estos números son un recordatorio de que, aunque la mayoría de los casos terminan en condena, el sistema judicial aún enfrenta desafíos en la gestión de los procesos.
La violencia de género no es solo un problema de las mujeres
Este informe debería ser un grito de alarma para todos, no solo para las mujeres que sufren violencia de género, sino para toda la sociedad. La alta incidencia de casos en Canarias pone de manifiesto fallos estructurales en la educación, la prevención y el sistema de apoyo a las víctimas. No basta con celebrar un leve descenso en las cifras; es necesario implementar políticas que ataquen la raíz del problema.
La violencia machista no se resuelve con campañas ocasionales ni con estadísticas esperanzadoras. Es un problema que requiere un enfoque integral: desde la educación en igualdad y el empoderamiento de las mujeres hasta la mejora de los recursos legales, sociales y económicos para proteger a las víctimas.
Un desafío que no podemos ignorar
Canarias no puede conformarse con ser la tercera comunidad con más víctimas de violencia de género. Es un lugar donde las cifras no solo deben bajar, sino desaparecer. Cada denuncia representa a una mujer, una vida marcada por el dolor y el miedo. Cada orden de protección denegada es un fallo del sistema. Y cada caso que no llega a juicio es una oportunidad perdida para hacer justicia.
El informe del Observatorio es un recordatorio de que queda mucho por hacer. El descenso de un 1,8% en las denuncias no es motivo de celebración, sino un llamado a no bajar la guardia. Canarias necesita reforzar su compromiso con la erradicación de la violencia machista. Porque mientras haya una sola víctima, la lucha no puede terminar.