Y tú, ¿qué haces aquí?
Maspalomas News ofrece a sus lectores un artículo de opinión de Lidia Cáceres, portavoz de Cs en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria
He participado en el acto convocado por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, en el que se homenajeaba la figura de José Franchy Roca con motivo del 90º aniversario de la proclamación de la Segunda República. Y lo hice por una razón muy sencilla de entender: Ciudadanos representa a la Tercera España. La España de Chaves Nogales, de Unamuno, de Clara Campoamor. Una España que no cree en rojos y azules. Una España que es demócrata, liberal y que busca la convivencia. Mi presencia causó cierta sorpresa entre muchos de los allí convocados, sin embargo, lo que a mí me sorprende es precisamente que tenga que explicar mi participación en este acto de homenaje. Paradojas de la política. Nadie debería apropiarse de estos actos que celebran la democracia.
Por eso mismo, hemos ido a ese acto. Porque un demócrata debe defender la democracia. Ahora bien, la Segunda República no es el mejor ejemplo de una democracia garantista y fuerte, porque una democracia mide su fuerza cuando los enemigos de la libertad intentan romperla. Esa es la razón que explica el golpe de estado de Franco en 1936 y el fracaso del pretendido el 23 de febrero de 1981. Porque lo que tenemos hoy, no tiene nada que ver con el ayer. Ojalá nuestros representantes dejen de jugar a enfrentarnos.
Nadie duda de que la Segunda República impulsó importantes cambios para una sociedad que salía de la dictadura militar, instaurando la democratización de las instituciones, un sistema parlamentario democrático, la separación de poderes, el sufragio femenino, la igualdad, el divorcio, la educación para todos… Pero debemos aprender de las lecciones que nos da la historia, reivindicar aquello que nos hizo mejores, pero para trabajar por un futuro mejor. Y en esa tarea estamos en Cs, en un proyecto de país que combata el enfrentamiento y la división que provocan los extremismos, los mismos que acabaron por destruir lo que se estaba levantando en la Segunda República y que vuelven a amenazar la estabilidad que hemos logrado en estos últimos 46 años de democracia. No podemos permitirnos ese lujo.
Cualquier representante de la Tercera España habría estado hoy allí. Porque para cerrar las heridas, tenemos que cerrar las costuras, y esto solo se hace de una forma: conciliando. La democracia siempre prevalecerá ante cualquier tipo de dictadura.