El director y pianista Xu Zhong trae la música de China a la temporada de la OFGC
La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC) ofrecerá su duodécimo concierto de la temporada de abono 2016-2017 con la presencia del maestro chino Xu Zhong como director y pianista, el viernes 10 de marzo en el Auditorio Alfredo Kraus a las 20:30 horas
Reconocido como uno de los más destacados pianistas y directores chinos, Xu Zhong es Director Musical y Titular de la Orquesta Sinfónica Haifa en Israel, Director Titular de la Fundación Arena de Verona, Director General de la Ópera de Shanghai y Principal Director Invitado de la Orquesta Sinfónica de Suzhou. En 2010 Xu Zhong fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el Ministerio de Cultura y Comunicación (Francia), por su contribución a la música clásica y al intercambio cultural.
En su condición de embajador de la música china, el maestro Xu Zhong vuelve a la temporada de la OFGC para presentar, por vez primera en las Islas Canarias, una pieza titulada Reflejo de la luna en Er-quan, adaptación para cuerdas de una obra de Liu Tianhua (1895-1935), figura de especial relevancia que como profesor de la Universidad de Pekín abanderó el proyecto de crear un lenguaje musical nacional chino haciendo una profunda investigación del folclore de su país y recurriendo a métodos propios de la música occidental.
El programa incluye el Concierto para piano nº 21 de Mozart y la Sinfonía nº 6 “Pastoral” de Beethoven
Repitiendo el éxito de anteriores comparecencias, el maestro Zhong volverá a demostrar su pericia al teclado tocando y dirigiendo el Concierto para piano nº 21 de Mozart, acaso el más famoso de esta parcela del genio salzburgués. Compuesto en 1785, en plena época triunfal en Viena, el Concierto en Do mayor posee toda la brillantez y la sutil dramaturgia de sus óperas, a la vez que es capaz de hechizarnos con la belleza melódica y las cualidades extáticas de su celebérrimo Andante central.
Cerrará el concierto la Sinfonía nº 6 “Pastoral” de Beethoven, una de las obras claves del repertorio sinfónico y también un claro antecedente de la música programática en el Romanticismo: el perfecto equilibrio entre los elementos descriptivos y el curso dramático define a esta partitura de especialísima sustancia poética calificada por el propio Beethoven como una “expresión de sentimientos más que una pintura”.