Juanito Ramírez, el camellero de Maspalomas, pregona las fiestas de San Fernando 2017
La memoria y los recuerdos vivos del que fuera durante 30 años guía de excursiones turísticas con caballos y camellos por la Playa y Las Dunas de Maspalomas espolearán de historia popular y colectiva las fiestas de San Fernando
Las fiestas patronales de San Fernando de Maspalomas arrancarán este jueves con la lectura del pregón a cargo de Juanito Ramírez Suárez, un guíense de nacimiento que vivió muy de cerca el surgimiento y florecimiento de la industria turística ejerciendo durante 30 años como caballista y camellero del Condado de la Vega Grande.
El pregón se ofrecerá en la iglesia de San Fernando, a las 20.00 horas, en un acto que incluye la presentación del himno dedicado al patrón. Será interpretado por los coros adulto e infantil de la Escuela Municipal de Música de San Bartolomé de Tirajana y la Coral de Maspalomas, con acompañamiento musical de la Banda Municipal de Música Maspalomas Sol y Arena.
Juanito Ramírez, conocido como el camellero de Maspalomas, llegó a este municipio el 2 de diciembre de 1965, acompañado de su mujer, Julia Afonso Castellano, y de sus dos hijos, Juan Antonio y José Pedro, de 3 y 4 años, para trabajar en los tomateros de El Berriel. Después, como muchos de sus coetáneos, Juanito dejó los surcos para trabajar en la construcción, concretamente en el allanado de las carreteras y calles de la urbanización turística de San Agustín, cuando solo estaban edificados la famosa Rotonda, el Hotel Folías y los Apartamentos Nueva Suecia, “y todo lo demás estaba sin construir”, recuerda.
Durante 30 años trabajó como camellero y caballista al servicio del Condado de la Vega Grande. Entró en las caballerizas como administrador, para limpiar las cuadras, hacer los recados y llevar los partes de la asistencia veterinaria y alimenticia de los animales. Hasta que acabó sustituyendo en el puesto de cuidador al experto andaluz Manuel Ferrer, del Puerto de Santa María. “Entonces me andaba toda Playa del Inglés montado a caballo, entre tomateros, porque no había nada”, recuerda.
La cuadra estaba ubicada muy cerca de la estación de telecomunicaciones que la NASA y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) montaron en Maspalomas para el seguimiento del primer viaje a la Luna, muy cerca del entonces kilómetro 1, frente al antiguo restaurante Mercurio que aunque cerrado desde hace ya muchos años aún mantiene sus paredes en pie.
En la cuadra
En la cuadra tenían entonces solo dos camellos, 3 o 4 caballos y una burrita con crías. Juanito Ramírez recuerda que empezó a ejercer como camellero un día en el que uno de los guías titulares de los paseos con los turistas, Fernandito Franco, que lo hacía junto con Luisito Guedes, se encontraba fuera. “Llegó una pareja de turistas, y para no dejarlos tirados armé el camello, los monté y me fui con ellos a pasearlos por la orilla de la playa, en la boca de La Charca, porque entonces eso se podía hacer”, recuerda.
Juanito Ramírez no llegó a conocer a Juanito García, el primer camellero, pero a lo largo de sus 30 años de profesión se vio “obligado a aprender” para entenderse con los turistas en inglés, alemán, francés, “y en italiano como si fuera nuestro idioma”, dice. “Lo suficiente para alquilar, cobrar y recoger la propina. Porque los turistas, cuando los escuchas, les entiendes y les prestas un buen servicio son muy agradecidos”, afirma.
Cabalgatas
Entre sus memorias y anécdotas destaca la vez que compró una camella en Ingenio para completar el trío de dromedarios que hacían falta para las cabalgatas de reyes de la capital grancanaria. “Desde el Castillo de la Luz hasta el Teatro, sin agua y sin un triste caramelo”, recuerda.
También rememora su participación ecuestre en las fiestas de invierno que organizaba Antonio Santana y que sirvieron de anticipo a los carnavales de Maspalomas, y su colaboración con las cabalgatas navideñas de Gáldar, Vecindario y Agüimes.
Pregón
Juanito Ramírez se jubiló en 1993, con 60 años. El próximo 23 de julio cumplirá 84 años. Asegura que su pregón “será corto, solo de unos 20 o 25 minutos, porque no quiero que la gente se agobie”. Dice que contará sus victorias de memoria, sin papeles, y que en ellas se acordará especialmente de su familia y de sus amigos. El recuerdo para estos lo hará “nombrando a las familias, porque tengo tantos amigos y conocidos en todos los pueblos y barrios del municipio y de la isla, que no habría horas para nombrarlos y acabar el pregón a tiempo”, afirma.