El mundo aborigen e hispánico se darán la mano en el Faro de Maspalomas tras una década cerrado al público
- El Cabildo de Gran Canaria prevé reabrirlo a principios de 2019 tras invertir 1,4 millones y superar diversidad de obstáculos
- Albergará un centro etnográfico que abarcará del siglo XV al XX, tienda de artesanía y oficina de información turística
- La previsión es recibir un flujo constante de turistas y redirigirlos al resto de museos de Gran Canaria
- Prestará especial atención al público infantil para que recibir colegios sea la tónica habitual
El mundo aborigen y el hispánico se darán la mano en el Faro de Maspalomas tras una década cerrado al público, ya que el Cabildo de Gran Canaria prevé abrirlo en los primeros meses del año tras haber invertido 1,4 millones de euros y superar diversidad de obstáculos hasta culminar las obras, solo pendientes de flecos para que turistas y residentes puedan adentrarse nuevamente en sus entrañas.
El Faro de Maspalomas fue un diseño de Juan León y Castillo que abrió sus puertas en 1889 para albergar las familias de los fareros, hasta tres familias llegaron a vivir en el lugar de forma simultánea, y casi 130 años después el público podrá pisar el mismo suelo de madera que fue testigo de sus vivencias y que tras su restauración albergará un centro etnográfico.
El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, y la consejera de Artesanía, Minerva Alonso, recorrieron su luminoso patio interior de casi cien metros cuadrados desde el que se puede ver la punta del faro y conocieron de manos de los técnicos de la Fedac a qué estará dedicada cada estancia en cuanto se adjudique el proyecto museístico. Hasta ese momento, los visitantes podrán disfrutar de exposiciones de artesanía contemporánea, de la reproducción de las viviendas tradicionales isleñas y de las ricas imágenes de los fondos del Cabildo, todo ello coronado por un mirador que alcanza desde las montañas hasta la playa tras subir por las escaleras de caracol para experimentar la sensación de estar a la vera de la torre del Faro de Maspalomas, que aún sigue en funcionamiento a 58 metros de altura.
Junto a las Dunas y el parque Tony Gallardo, el Faro de Maspalomas es uno de los emblemas del sur turístico en los que se ha volcado el Cabildo este mandato, tres enclaves no exentos de dificultades, desde los obstáculos administrativos del Faro hasta las termitas que hicieron su aparición poco antes de que empezaran las obras, lo que obligó a modificar el proyecto y fue aprovechado para introducir la adaptaciones pedagógicas necesarias para acoger escolares para que recibir colegios sea la tónica habitual.
La previsión es que también sea tónica habitual la constante riada de turistas que aprovecharán esta oferta cultural de calidad a pie de playa, desde donde el Cabildo los conquistará para redirigirlos al resto de museos y atractivos de Gran Canaria, para lo que contará con un punto de información turística, además de tienda etnográfica para que no se vayan sin una pieza de auténtica artesanía.
El centro etnográfico ofrecerá reproducciones de la industria lítica de los aborígenes, así como la recreación de un enterramiento y una momia aborigen, ya que el aspecto funerario de la población prehispánica, con la momificación como uno de sus baluartes, atrae a propios y extraños, para continuar por los siglos hasta llegar a mediados del XX con la documentación que han dejado los viajeros como hilo conductor de esta enriquecedora visita en la que no faltarán la parcela de los metales y la herrería, la madera y el mundo de los tejidos.
Tampoco faltará el de los usos agrícolas cinco siglos atrás hasta la explosión del turismo, al que se reserva la terraza desde la que admirar el paisaje gracias a un arduo trabajo para adaptar el conjunto a la normativa europea, desde accesibilidad a seguridad, siempre con respeto a su condición de Bien de Interés Cultural, lo que permitirá por fin vuelva a ser disfrutado.