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Acoso y derribo de las organizaciones sociales

El 4º banco de inversiones de EEUU se declaró en quiebra el 15 de septiembre de 2008
El 4º banco de inversiones de EEUU se declaró en quiebra el 15 de septiembre de 2008

La crisis económica internacional del 2004, con recaída el 2008, catalogada como la mayor de los últimos 80 años apresuraron el término del Gobierno Socialista a fines del 2011. La oposición de aquella época, el Partido Popular se las prometía felices para las Elecciones Generales de ese año. Bastaba con trasmitir la idea que las razones del deterioro económico del último año era el cuantioso gasto publico del Gobierno PSOE, producto de las mejoras sociales que se habían concedido en subsidios de paro, pensiones, sanidad y educación, entre otros. De crisis internacional, nada.

Por desgracia para la derecha, en mismas fechas ya se destapaban los escándalos de financiación ilegal de su partido lo cual venía siendo denunciado hacía largo tiempo por las fuerzas de izquierda. La opinión pública rebosaba de indignación y se sucedían las manifestaciones en contra de la situación. Ante ese cuadro el PP comprendió que sería nuevamente derrotado en las urnas y urdió la estrategia de la confusión, tratando de involucrar en la trama corrupta a las únicas fuerzas que podían disputarles el gobierno, las de izquierda PSOE, IU y los sindicatos CC.OO. y UGT.

Para ello, utilizó la inmensa mayoría de los medios periodísticos a su servicio, gracias a los cuantiosos y mal habidos fondos a su disposición para dar comienzo a la labor de desprestigio de estas formaciones. La línea argumental del guión estaba clara. Si no se puede borrar la imagen de generalizada corrupción del partido, hay que enfangar y destruir la de la izquierda.

Entre los grupos de indignados del 15-M que protestaban, con mucha razón contra la corrupción se pudo observar la sospechosa actuación de algunos de ellos que si bien diagnosticaban acertadamente las causas de la crisis evitaban identificar a los autores de las fechorías; mencionar los nombres de las instituciones financieras donde se producían los desfalcos para alimentar la caja B del PP. Callaban la identificación de los responsables y su directa relación con el partido que se aprestaba a acceder de forma fraudulenta al poder. Se pensó en un principio que más que indignados eran despistados, y que avanzando el proceso ya madurarían y se harían realmente de izquierdas. No fue así. En vísperas de las Elecciones Generales se sacaron la máscara. Predicaron la confusión, sembraron la duda y las sospechas sobre las organizaciones de izquierda, llamando desembozadamente a la abstención.

Resultado. El PP ganó, con mayoría absoluta, las elecciones. Los indignados no eran tan despistados como se pensó. Facilitaron el triunfo de una derecha que estaba desahuciada. Con esa misma mayoría conformaron un parlamento con 183 representantes fuertemente armados con sobres blancos. Se cargaron en menos de 2 años todas las conquistas alcanzadas por la clase trabajadores durante 40 años de lucha: pensiones, salarios, prestaciones sociales, salud y educación publica. Fuimos alcanzados por fuego amigo. El viejo sueño de la derecha, retornar a épocas pre-keynesianas, se había cumplido. La derecha española tiene mucho que agradecer a la confusión creada por un grupo de universitarios, no vinculado a la clase trabajadora y supuestamente de izquierda.

Algunos podrán pensar que cometieron un error de cálculo, que no pretendían dar un triunfo tan clamoroso a la derecha. Pero no es así. La evolución del grupo que encabeza a los despistados estos dos últimos años lo demuestra. A las organizaciones políticas y sindicales de la clase trabajadora solo nos queda seguir luchando. Ahora no tan solo contra la derecha sin máscara, también habrá que hacerlo contra los grupos de profesión anticomunista. Nunca hemos dejado de hacerlo.

Habrá que mejorar la preparación ideológica de cuadros, la preparación en materias de economía y legislación laboral. Reforzar el control en los militantes que desempeñan puestos en la administración. Rechazar el electoralismo como función única.Vincularse con mayor énfasis en las huelgas, las protestas, los comedores sociales, las ocupaciones de terrenos y viviendas para los desahuciados. Que solo quien haya pasado por esas etapas pueda acceder a un carné. Y por supuesto, un plus especial a los mayores. A los que han sido perseguidos políticamente por la clase de los señoritos. A los que han sufrido cárcel y/o exilio. A las víctimas de desahucio y sus defensores.

Autocritica, sí. Pero desde dentro y a reforzar las Organizaciones. No pueden ser desmovilizadas por un grupito de audaces.

Claudio Pinochet, exiliado chileno y economista jubilado residente en Maspalomas

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