Canarias y la mujer rural
En el año 2007 Las Naciones Unidas deciden declarar el día 15 de octubre como Día Internacional de las Mujeres Rurales.
En Canarias, la mujer ha sido especialmente trabajadora e implicada en el mundo rural, principalmente en la agricultura y la aparcería. Son trabajadoras que dependen mucho de los recursos naturales y de nuestro clima para poder subsistir, por lo que se depende mucho del agua, algo que en nuestra isla carece debido a la escasez de lluvias, afortunadamente existen otras alternativas a la falta de agua como son las desaladoras.
Históricamente la agricultura doméstica ha tenido una gran importancia en las familias, siendo un medio de apoyo a la economía familiar, y a ello han contribuido desde siempre las mujeres, con las plantaciones familiares o huertos pequeños, donde se plantan todo tipo de hortalizas, árboles frutales, etc… aunque este trabajo no ha sido reconocido ni visibilizado nunca.
También en nuestra tierra canaria estaban y están las mujeres aparceras, que se desplazaban con toda la familia desde distintos puntos de la isla hacia el sur y sureste a plantar tomates y luego retornaban a sus hogares cuando terminaba la zafra. Estas mujeres que trabajaban en las plantaciones de tomates eran invisibilizadas, porque el terrateniente con quien trataba las condiciones laborales y económicas era con los maridos y ellas las que realizaban el trabajo.
Desde siempre las mujeres han estado en unas condiciones generales de desigualdad, pero especialmente en el mundo rural.
Las mujeres siempre han realizado una doble jornada, pues no terminaba la jornada laboral cuando finalizaban su trabajo sino que, cuando volvían a las casas, tenían que realizar solas las tareas del hogar, la comida, el lavado, la plancha, el cuidado de los hijos e hijas, y recordemos que los medios de los que disponían no son los de hoy, no habiendo siquiera, en la mayorías de los hogares, ni agua ni luz. El alumbrado se realizaba con velas o luz de carburo y el agua había que ir a la acequia a recogerla. Todo esto lo realizaban las mujeres y cuando las hijas iban creciendo iban asumiendo responsabilidades dentro del hogar familiar y así se transmitía esa desigualdad entre los hijos y las hijas.
En la actualidad esta realidad ha ido cambiando un poco, ya la mujer ha tomado las riendas en las empresas del sector primario y son ellas las que poco a poco han ido trabajando y generando empleo en sus propios negocios, tanto en la agricultura como en ganadería. Hay que recordar que este sector es un motor económico en Canarias y animamos a las mujeres para que comiencen a emprender en el sector primario, ya que es un generador económico en nuestra tierra, que tantos recursos nos ofrece.
Por este hábito cultural y de transmisión de padres-madres a hijos e hijas llegamos a este siglo teniendo todavía una sociedad que vive y trabaja en desigualdad, es un problema estructural que hay que ir erradicando. Me siento orgullosa del trabajo que realizaron mi abuela y mi madre pero también me siento orgullosa de poder ser una mujer que lucha porque seamos una sociedad libre de desigualdades. Las familias canarias les debemos mucho a las mujeres del mundo rural, sin ellas la economía en muchos hogares estaría más dañada. Aunque seguimos viviendo en un mundo desigual poco a poco las mujeres podremos aportar nuestro granito en los valores de Igualdad.
Vaya desde aquí mi reconocimiento a todas y cada unas de las mujeres que trabajaron y trabajan en el mundo rural.