Kovatchev y Sobrino debutan junto a la OFGC con obras de las escuelas nacionalistas
La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC) ofrecerá el duodécimo concierto de su temporada de abono 2013-2014 el próximo viernes, 13 de diciembre, a las 20.30 horas, en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria. En esta ocasión, al frente de la formación grancanaria estará el director búlgaro Julian Kovatchev.
El programa, que lleva por título “Escuelas nacionalistas”, está formado por obras de Carl Maria von Weber y Piotr Ilich Chaikovski.
En el podio del conjunto grancanario estará Julian Kovatchev, maestro búlgaro que hace su presentación en la temporada de abono. Kovatchev, que fue premiado en el concurso organizado por Herbert von Karajan en 1984, es actualmente director artístico y titular del Teatro del Giglio en Lucca. Posee una extraordinaria trayectoria en el campo operístico, en especial en los principales escenarios líricos de Italia.
Debutará también en este concierto el clarinetista italiano Giampiero Sobrino. Sobrino ha sido Primer clarinete solista de la Sinfónica de la RAI de Turín y de la Filarmónica de Turín, así como en la Fundación Orquesta de la Arena de Verona, de la que es además subdirector artístico.
Escuelas nacionalistas: Weber y Chaikovski
El nombre de Carl Maria von Weber, cuyo germanismo fue ensalzado por el mismísimo Richard Wagner, simboliza no solo el gran momento de transición de la ópera alemana al Romanticismo, sino la proyección definitiva de una escuela musical que, como mandan los cánones del movimiento, está muy sólidamente asentada en la tradición popular y su folclore y en la evocación de una naturaleza grandiosa, de trasfondo mítico. Rasgos resumidos magistralmente en la Obertura de El cazador furtivo que abre la velada.
El Segundo Concierto para clarinete, escrito en por Weber 1811 para el solista Heinrich Bärmann, es también pieza de genuino aliento romántico y gran despliegue de virtuosismos instrumentistas, que tendrá en esta ocasión como solista a Giampiero Sobrino.
La música de Chaikovski representa una vía intermedia en el entorno de un nacionalismo musical ruso de muy marcado perfil; sin prescindir del sustrato nacional, Chaikovski se deja seducir por los aires que llegan de centroeuropa y que cristalizan en un estilo personalísimo. La Sinfonía nº 4, primera de su gran trilogía final, guarda bajo sus tortuosos pliegues y su fuerza dramática más de un secreto de la atormentada personalidad de su autor, que trazó para ella un programa en el que el destino juega un papel ineludible.
