“La semana pasada me llegó la respuesta del señor Ángel Gabilondo, el defensor del pueblo, sobre la queja de ruidos en Maspalomas. Son 6 folios maravillosos que, tras leerlos, me he quedado como estaba”
Francisco Javier Cortés es un vecino del municipio de San Bartolomé de Tirajana. Sobre los meses de septiembre y octubre acudía a Radio Faro para denunciar públicamente los ruidos sufridos durante la época de verano, aunque ya había realizado los movimientos necesarios para llevar su queja a las altas esferas.
“Yo había puesto dos denuncias antes: por los botellones en el Parque Sur y otra por los ruidos de la terraza Holiday World. En una de ellas se me dijo que se habían tomado medidas, y en la otra me contestaron que se habían solicitado unos informes al ayuntamiento, pero no tenían respuesta” explicaba el señor Cortés.
Al no llegar respuesta, elevo su queja en primera instancia al diputado de En Comun, quien le pidió pruebas, ya que, si no era así, se archivaba. Y tras ello, envió los trámites el Defensor del Pueblo . “La semana pasada me llegó la respuesta del señor Ángel Gabilondo, el defensor del pueblo. Son 6 folios maravillosos que, tras leerlos, me he quedado como estaba”, comenta el vecino de San Bartolomé.
En el informe recibido, aparecen varias llamadas al 112. “Alguna será mía, pero hay más vecinos hastiados que no pueden descansar”, argumenta el entrevistado. También confiesa que terminó llamando al número de emergencias porque el 092 no le hacían ni caso. “Aquí dice que los hechos denunciados son ciertos, pero la respuesta es que, aunque compete a la Policía Local, no hay indicativos disponibles para acudir a estos servicios”, dice sorprendido el señor Francisco Javier.
Durante la entrevista hace hincapié en que le pedían que aportara documentación de la denuncia, algo que le parece incongruente, ya que, si denuncia, al menos, que las autoridades responsables vayan a comprobarlo. “Si la autoridad que está al cargo no tiene efectivo ¿no se llama a otra fuerza policial? ¿Y si pasara una desgracia qué hacemos?”, se pregunta el denunciante.
La carta cita diferentes situaciones como: “Siendo las 6:07 del día 26 de julio de 2021, llama un ciudadano, comunicando que hay un botellón en el Parque Sur. Por orden del responsable del servicio, se deja aviso para el turno de la mañana”. Esta no es la única, ya que también encontramos otra queja el día 8 de diciembre por la música de las terrazas del mismo parque.
“Cuando me contestaba el 112, ha habido veces que las operadoras me decían que no me preocupara, que no era el único que estaba llamando. En este santo país siempre tenemos que llegar al extremo para que las autoridades hagan las cosas que deberían hacer”, critica el señor Cortés, a lo que añade que la Policía Local debería de tener efectivos suficientes.
En la respuesta se comunica la finalización de las actuaciones iniciadas en su momento y el archivo del expediente, algo que no deja satisfecho al denunciante, ya que no resuelve el problema, aunque reconoce que es el único comunicado recibido. “El ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana no se ha pronunciado, no tengo contestación”, informa Francisco Javier.
Los ruidos, aunque han cesado, siguen modificando la vida nocturna del vecindario, al igual que los locales, que no cuentan con ningún tipo de insonorización. Las aglomeraciones de gente también son otros de los problemas denunciados y contra los que no se ha hecho nada. “Se ha tenido el parque cerrado, pero no la terraza con la música a toda pastilla. Yo no tengo nada en contra, pero que bajen el volumen”, indica el denunciante.
Y no es lo único, ya que, en la avenida del Parque Sur, los coches van muy rápido y, según los vecinos, algún día habrá una desgracia si esto no se para. “Solo se pide que los responsables cumplan, que sino das la tabarra parece que no hacen nada”, denuncia el señor Cortés.
Molesto con la situación, Francisco Javier solo pide que, sin importar de que color sea quien gobierne, se haga algo con la situación que comienza a ser insostenibles para los vecinos del lugar. Explica que todos pueden vivir en armonía, sin problema, pero con un poco de consideración de ambas partes.