PSOE, ¿héroes o villanos?
Lo sucedido el pasado sábado en el congreso de los diputados es, sin duda, un acontecimiento para los anales de la historia. Por primera vez en nuestra democracia, el partido que debía suponer la alternativa de gobierno (PSOE), acaba ayudando a investir un presidente del partido al que, según los resultados electorales, le corresponde formar gobierno (PP).
Esto que muchos justifican diciendo que ya ocurre en otros países europeos, no tiene precedente en el nuestro, y además, ocurre después de que tanto PSOE como C’s, el otro apoyo con que ha contado Mariano Rajoy para su investidura, hayan jurado y perjurado en la campaña electoral que no facilitarían un gobierno presidido por Mariano Rajoy.
Albert Rivera justificaba la negativa de C’s a una posible alianza con Rajoy en que el país no podía tener al frente de su gobierno a la misma persona que había sido consentidor de los mayores casos de corrupción que han azotado a su partido y que todavía siguen afrentándonos dentro y fuera de España. Por su parte, Pedro Sánchez y los suyos, concurrían a las elecciones como la alternativa al PP, prometiendo no facilitar el continuísmo de las políticas antisociales desarrolladas durante los últimos cuatro años. Pero, ni el primero hizo honor a sus promesas electorales, ni el segundo supo liderar a su partido para que no se desviara de lo prometido a sus electores, lo que le costó su dimisión como Secretario General.
Sin embargo, lo más ignominioso estaba aún por llegar, cuando una gestora; que se opuso radicalmente a que se consultara a la militancia si estaban de acuerdo, o no, en que el PSOE se abstuviera para facilitar la investidura de Rajoy; acuerda imponer disciplina de voto a todos los diputados del grupo parlamentario socialista para que se abstengan, traicionando así sus propias convicciones y la palabra dada a sus electores el 26 de junio.
Fueron muchos los diputados y diputadas socialistas que dijeron “abstención” con la voz quebrada y hasta lágrimas en los ojos, y no era para menos, en su interior se sentían obligados a traicionar sus propias conciencias y la confianza de millones de electores. Y lo más doloroso y humillante era que quién les obligaban a ello era su propio partido, al que, en la mayoría de los casos, habían dedicado casi toda su vida convencidos de que lo hacían en pos de la libertad de opinión y de conciencia.
También hubo quienes, con el mismo pesar, tuvieron el valor de desafiar a las esferas del partido y votar que no, pero no fue un “No” solemne, ni siquiera rotundo como, en otras circunstancias, habría cabido esperar. También a éstos se les quebraba la voz, pues sabían que lo que se estaba escenificando la noche del sábado era la división más profunda del PSOE de los últimos 40 años y, posiblemente, de toda su historia.
En estos días serán muchas las voces que se ensañen con unos y otros. Con los que se abstuvieron, por traicionar a los votantes y con los que votaron “No”, por haber traicionado al partido y por carecer de sentido del deber de estado. Es fácil hacer leña del árbol caído. No voy a disculpar al PSOE, ellos solos se han metido en el fango, pero no deja de ser curioso que la factura de todo lo que ha salido mal en la legislatura anterior, en las elecciones y en la falta de diálogo para llegar a un acuerdo de investidura la acabe pagando únicamente un partido. Creo que existen muchos factores que han contribuido a ello, la falta de diálogo es una responsabilidad compartida por toda la cámara, los resultados electorales y la baja participación es responsabilidad de la sociedad pero también tienen sus motivaciones en la escasa credibilidad de que gozan partidos políticos e instituciones, la última legislatura no ha ayudado a mejorar esta credibilidad y los enfrentamientos entre partidos llamados a conformar una alternativa al PP tampoco. Pero lo más llamativo es que quien más se ha beneficiado de todo ello haya sido, precisamente, el PP que, sin duda, es el que más responsabilidad tiene en que se haya llegado a la situación actual.
Veremos qué nos depara el futuro pero mucho me temo que el PP le va a coger el gusto a esto del chantaje al PSOE y al resto de la cámara. Si le ha salido bien una vez, ¿por qué no seguir probando?