Al final, ni navidad, ni turismo, ni vidas
Hace meses denunciábamos la presión del empresariado que trajo la precipitación en la desescalada en el conjunto del Estado y particularmente en Canarias por parte de la patronal hotelera y turística. Desde el Gobierno de Canarias no se ha actuado debidamente ni en lo que se refiere a las normas de seguridad sanitaria como tampoco respecto de las ratios de “rastreadores”. No se ha fortalecido a la Atención Primaria dotándola de los muchísimos recursos que precisa para cumplir con la enorme tarea asignada de ser el eje central en la fase actual de la pandemia. En cuanto al control de las residencias de mayores, resulta inconcebible a estas alturas la nula capacidad demostrada por la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias.
Como consecuencia de todo ello estamos en la segunda oleada y adentrándonos en lo que va a ser la tercera (post navideña) en el mes de enero. El empeoramiento de la situación de salud y la amenaza de colapso sanitario vuelven a estar muy presentes en varias CCAA, en Canarias es ahora en la isla de Tenerife, donde a diferencia de los brotes centralizados en Las Palmas, que llegó a acumular cerca del 75% de los casos, están generalizados por toda la isla, con Santa Cruz y La Laguna como municipios más afectados, habiéndose desarrollado de modo paulatino y sostenido como expresión del fracaso de las medidas, tímidas y tardías, de un Gobierno canario que por otro lado ha venido insistiendo en responsabilizar a la ciudadanía al mismo tiempo que se demanda del Gobierno central la posibilidad de rebajar el control mediante PCR a los turistas para fomentar la movilidad hacia nuestras islas.
A raíz del cierre perimetral de Tenerife recién decretado, en una comunicación emitida desde Presidencia del Gobierno de Canarias, se hacía alusión a la “excepcionalidad adicional en la entrada y salida de turistas nacionales e internacionales” pretendiendo que el flujo de turistas a la isla quede asegurado a lo largo de las próximas semanas, coincidiendo con las vacaciones navideñas y las fiestas de Fin de Año. Nos preguntamos si los turistas británicos, u otros, traerán consigo la nueva cepa del coronavirus.
El llamamiento a la ciudadanía para que cumpla con las normas de distanciamiento social, higiene, ventilación y uso de mascarilla y a su vez supeditar la salud a la economía por mor del negocio turístico, no hace sino fomentar la desobediencia de las normas y el desprecio de las recomendaciones y al final, queriendo “salvar el turismo y la navidad” no se salvan ni uno ni la otra y, lo que es mucho peor, tampoco las vidas correspondientes si se las hubiera priorizado por encima de cualquier otra consideración.
Si analizamos la situación de este fracaso utilizando símiles futbolísticos, vemos que comienza la epidemia (la Liga), llega el primer partido se toman medidas, confinamiento en un hotel y otras y antes de ver los resultados se produce el despido del entrenador (la Consejera Cruz) y de sus técnicos, según parece por no anteponer la economía a la salud, se nombra nuevo entrenador y para sorpresa nuestra, aunque no tanta, se nombran unos nuevos técnicos que son los mismos que con sus ideas y procedimientos habían llevado a la Sanidad Canaria al último puesto en el ranking estatal en los últimos años. Siguiendo con el símil futbolístico, ahora que se ha fracasado, ¿qué se hace?, pues responsabilizar a los jugadores (ciudadanía).
Responsabilizan de su inacción e incapacidad a una ciudadanía que acumula el cansancio de tantos meses y fundamentalmente confundida por la labor “infantilizadora” del Gobierno para la comprensión de la pandemia, al decirle lo que quiere oír, y no haber sabido encauzarla respecto a las recomendaciones y normas. Ahora cuando la situación se ha descontrolado tratan de actuar con dureza, lo que debió hacerse cuando comenzó el ascenso de los contagios, de los ingresos hospitalarios y de las muertes, aunque ahora también se filtra la irresponsabilidad política del que busca votos, ¿por qué mientras todos los países ponen el toque de queda los días 24 y 31 por ser los días de mayor riesgo, en Canarias se aplica una ampliación de horario?. ¿Será que quieren compensar de su fracaso de gestión a la ciudadanía?
Desde Atención Primaria también cabe decir que un día sí y otro también hay cambios de protocolo, motivados por la incertidumbre y por las dudas sobre los métodos diagnósticos y por tanto a su vez con contradicciones frente a las dudas de la población. Entre marzo y agosto se dejaron de practicar muchísimas operaciones quirúrgicas, un dramático descenso de actividad de consecuencias todavía indeterminadas. Por el contrario, Atención Primaria ha multiplicado su actividad, por ejemplo, en un centro de salud urbano de tamaño medio (14.000 habitantes asignados) se resolvieron en los dos meses de marzo y abril 174.000 consultas telefónicas o se incrementó la actividad registrada en un 15%.
En esta segunda ola de la pandemia nos encontramos con la promoción machacona de las vacunas como si todas fueran adecuadas, todas buenas. La urgencia por disponer de una vacuna lo antes posible se está convirtiendo en una carrera contra reloj de apariencia esperpéntica y restando seriedad al rigor que el procedimiento de su elaboración requiere, saltándose en algunos casos los pasos necesarios de seguridad, biodisponibilidad, pruebas intermedias, etc. motivado todo ello por estrategias comerciales o por la ansiedad de los políticos, como si la estrategia decidida de vacunar a toda costa a todo el mundo (occidental) silenciara el eco de las dudas.
Siendo Atención Primaria la que va a vacunar, si se quiere que prospere la campaña de vacunación, las autoridades sanitarias deben explicarle cómo se van a concretar las promesas hasta ahora incumplidas, cómo y cuánto será ese refuerzo que tanto se prometió durante la primera ola pandémica y que nunca llegó y cuáles serán las ayudas para emprender una campaña de vacunación masiva con los equipos de atención primaria diezmados por las bajas y hastiados por la carga laboral y una anómala forma de trabajar sin que todavía se vea la luz al final del túnel. Estamos a pocos días de comenzar las vacunaciones y mientras en otras CCAA han empezado desde hace días a formar al personal, a preparar la logística etc., aquí todo está como vulgarmente se dice en pañales y además con una huelga médica, ahora de momento en suspenso, por la nefasta gestión de personal que desde hace décadas han llevado los diferentes Gobiernos de Canarias.
Nos esperan días y semanas muy duras, solo podemos esperar que la salud pública prevalezca, así como la ética, el sentido común, la cordura y la decencia. Como se dice por Canarias “Dios nos guarde y nos coja confesados” como esto no cambie.