MasNews
Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Debatir sin miedo: Sobre prohibiciones, derechos y censura

Llega un nuevo 8 de marzo y se hace obligada una reflexión en voz alta sobre algunas derivas del feminismo después de haber realizado amplias conquistas, de poner en solfa unas normas sociales y una moral discriminatoria, puritana y caduca. Después de haber realizado multitudinarias movilizaciones en diversas partes del mundo denunciando una violencia estructural contra las mujeres por el mero hecho de serlo.

Parece claro que los objetivos más difundidos del feminismo hoy generan un amplio consenso: la igualdad salarial, el reparto de los cuidados o la erradicación de las violencias machistas. Pero es evidente que aquí no acaban las aspiraciones feministas y lo que nos pone sobre la mesa esta nueva ola es la necesidad de volver a apuntar hacia los aspectos estructurales que perpetúan la desigualdad y a mirar atentamente cómo las diferentes posiciones sociales que ocupamos pueden generar unas lógicas de exclusión que no vemos a simple vista. Así, la perspectiva interseccional nos ha ayudado a comprender cómo interactúan diferentes ejes de desigualdad como la discapacidad, la procedencia, la sexualidad…

Por otro lado, hay otras reivindicaciones que no gozan de consenso en el feminismo, de hecho, suscitan bastante polémica: la crítica a la heteronormatividad, los derechos de las personas LGTBI, de manera particular de las personas trans que están viendo cómo las posiciones tránsfobas que defiende el feminismo radical trans excluyente (conocido por sus siglas en inglés, TERF) niegan algo tan fundamental como su existencia, o los derechos de las trabajadoras sexuales. Sobre esto último queremos compartir algunas inquietudes.

En lo que podemos llamar feminismo hegemónico se ha instalado la consideración de la mujer-víctima. Esta visión, desde nuestro punto de vista, lleva a desconsiderar la capacidad de autodeterminación de las mujeres y a no valorar la importancia de la autonomía personal, que también ponemos en marcha en condiciones estructurales de desigualdad. Es el mismo punto de partida que lleva a pensar que las prostitutas están siempre obligadas, confundiendo deliberadamente la trata con la libre decisión.

Se considera que las mujeres que defienden los derechos de las prostitutas (como, por ejemplo, la libre sindicación) y que las propias putas al erigirse como sujeto político están violando los principios del feminismo. Así vemos cómo son algunas feministas las que establecen en qué consiste ser feminista y quiénes traicionan los ideales feministas. Además, se viene produciendo un abuso al recurso de la denuncia judicial y una apuesta por la censura, exigiendo a las administraciones públicas la prohibición, la retirada y la censura de determinados lemas, artículos, actuaciones o carteles que desde esa perspectiva se considera discriminatorio y que lesionan el principio de igualdad.

Justamente esto es lo que sucedió en la Universidad de A Coruña con la prohibición del debate sobre prostitución, actuación que ha sido tachada como “grave error” recientemente por la defensora universitaria, y de los diferentes escraches realizados en otras universidades, así como con la suspensión hace unas semanas de un seminario en la Universidad Complutense de Madrid sobre “teoría del porno” por presiones de grupos abolicionistas. Desgraciadamente se está convirtiendo en costumbre que la universidad suspenda sus propios mecanismos de deliberación científica a causa de determinados grupos de presión, que utilizan mecanismos propios de la extrema derecha.

Por ello nos parece urgente recordar que la universidad tiene una responsabilidad central en la defensa de la libertad de expresión y en el reconocimiento de los colectivos sociales vulnerabilizados (en este caso las trabajadoras sexuales) como interlocutores válidos en todo proceso de creación de conocimiento y reflexión. Celebramos la iniciativa que han tenido académicas de diferentes universidades del Estado español que bajo el hastag #UniversidadesSinCensura, al calor de un manifiesto firmado por mil personas, han realizado 22 actos en diferentes universidades y acaban de sacar la segunda edición. Ojalá veamos ahí a las universidades canarias.

Desde aquí queremos defender públicamente la necesidad de mantener una conversación serena sobre el trabajo sexual, tanto en el seno del movimiento feminista como fuera de él. Queremos reivindicar un feminismo inclusivo, sensible a la diferencia y férreo contra la desigualdad, capaz de entender la importancia de defender la pluralidad en un espacio tan importante como es el universitario. Queremos que el feminismo de voz y acompañe en sus reivindicaciones a las mujeres que ejercen la prostitución y que han construido una agenda política propia sin tutelajes (por lo demás, tan propios del patriarcado)

Creemos que es una mala noticia, especialmente para el feminismo como proyecto emancipador y defensor de los derechos humanos que, en lugar de defender la libertad de expresión, se apueste por la prohibición y la censura. Mostramos nuestro rechazo hacia las estrategias violentas que se están utilizando desde algunos sectores del feminismo exigiendo la prohibición y la censura de aquellos actos que representan visiones o sensibilidades distintas a las suyas. Estrategias, todas ellas, basadas en generar miedo al debate.

El debate sobre la prostitución lleva muchos años presente en el feminismo en nuestro país, aunque últimamente está emergiendo con una virulencia especial. Actitudes cargadas de hostilidad, agresiones verbales, personas increpadas en asambleas e incluso en movilizaciones que niegan el derecho a las personas que apuestan por dotar de derechos a las mujeres que trabajan en la prostitución, ensombrecen la calidad democrática y ética de un proyecto emancipador y defensor de los derechos humanos como es el feminismo.

Queremos recordar que el abolicionismo también es plural y que la polarización que se está queriendo implantar, donde todo es blanco o negro, favorece a quienes pretenden ocultar precisamente los matices de un debate muy complejo, a quienes pretenden invisibilizar o expulsar a las prostitutas del espacio público o que empeoren sus condiciones de vida. Intentar imponer por la fuerza una verdad moral sobre un sujeto que es plural, complejo y diverso, es una postura claramente reaccionaria, que coincide con la estrategia de la extrema derecha.

Queremos cultivar el disenso y el debate, necesarios en una sociedad plural, porque estamos convencidas que la cultura del debate y la libertad de expresión crea personas con más criterios, más libres y responsables. Por ello apostamos por un feminismo que defienda los derechos de todas, de las putas, también.

  • María Nebot, activista feminista y exconsejera de Igualdad del Cabildo de Gran Canaria
  • Noemi Parra es profesora asociada de la ULPGC y activista feminista

 

Compártelo ...
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter
Email this to someone
email
Source: Maria Nebot y Noemi Parra
Comentarios: 0

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.