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Palmeral del Parque Tony Gallardo

Tarajales que vomitan sal, balos extendidos por deposiciones de lagartos y la dama de Maspalomas, la exuberante naturaleza del Tony Gallardo

  • El público podrá disfrutar de siemprevivas rosa, capirotes, pollas de agua
  • El pulso entre el agua dulce y salada también confluyen en este enclave junto a la charca
  • Será inaugurado este jueves por el presidente del Cabildo y la alcaldesa de San Bartolomé de Tirajana

Tarajales que vomitan sal, balos extendidos por las deposiciones de los lagartos y la dama de Maspalomas, un follaje de floración amarilla endémico de toda la costa de Gran Canaria que finalmente se enamoró de Maspalomas, además de juncos, siemprevivas rosas y limonios, el pulso entre el agua dulce y salada por ocupar el espacio, capirotes y pollas de agua, integran la exuberante naturaleza del Parque Tony Gallardo de la que el público podrá disfrutar desde la próxima semana.

Se trata de un espacio de sombra y agua ideado por el artista grancanario que le da nombre y que albergará varias de sus esculturas para aunar arte y naturaleza. Tras varios años cerrado y una inversión del Cabildo de Gran Canaria de 2,5 millones, volverá a abrir sus puertas totalmente reformado para deleite de grandes y pequeños, sean residentes o visitantes, que podrán disfrutar de este privilegiado enclave enmarcado en la Reserva Natural del Oasis de Maspalomas.

Jardín Botánico a distintos niveles

El espacio incorpora como novedad un jardín botánico con una gran representación de la biodiversidad de las costas isleñas, tanto las deprimidas, más arenosas y áridas, como de las expuestas a los alisios, las del norte y noreste, más elevadas y rocosas, por lo que ha sido ideado a distintos niveles para reservar a cada especie el lugar que ocupa de forma natural.

Así, en altura se encuentran las palmeras, más de medio centenar en distintos grupos, la mayoría híbridos entre datileras y canariensis, mientras que la siguiente en altura es el tarajal, la especie más presente en el territorio y que no deja de ser muy curiosa, ya que es una planta adaptada a tomar agua salobre, pero vomita la sal por sus hojas, de manera que ninguna otra especie puede crecer a su alrededor por su toxicidad y se garantiza así un espacio para seguir sobreviviendo.

Le sigue el balo, que está muy extendido gracias a los lagartos, ya que su dieta es básicamente frutícola del balo. Al hacer la deposición extiende la semilla por todas partes y se reproduce, lo que beneficia a ambos, ya que la planta se expande y el lagarto tiene despensa para sus nuevas generaciones.

También hay dos especies de salados, entre ellas la dama de Maspalomas, finalmente reducida a este reducto, pero de las que se están extrayendo esquejes para introducirlas en los jardines municipales.

Ya en las partes más bajas se localizan pequeñas uvas de mar, juncos, bastantes siemprevivas, limonios y brusquillas, también denominadas matamoro, y en el agua se localiza la ruppia marítima, un alga que en su parte emergida actúa como cualquier otra planta, es decir, que recicla CO2 y proporciona oxígeno, y además sirve de refugio para las especies acuáticas y es alimento de peces y patos.

La siempreviva rosa

Allá por el año 1995, el de su primera inauguración, el biólogo Víctor Montelongo incorporó la limonium tuberculatum o siempreviva rosa, endémica del sur de Gran Canaria, que había desaparecido debido a la actividad turística e infraestructuras viarias y fueron plantadas por escolares de varios centros de Gran Canaria como símbolo de las nuevas generaciones.

Eric Sventenius primero y Montolongo después recorrieron la isla recopilando muestras y haciendo adaptaciones, así como descripciones y dibujos de todas las especies encontradas. De las que había menor número de ejemplares recolectaron semillas y esquejes destinados al cultivo en el jardín y al banco de esperma.

La siempreviva rosa, antes de introducirlas en el territorio, fueron cultivadas in vitro y pasado un tiempo fueron traspasadas a una pequeña maceta para que se adaptaran. Posteriormente fueron trasladadas a uno de los bordes de la charca y al parque, donde estuvieron un tiempo para su adaptación a las condiciones térmicas y de humedad de la zona, pero gracias a ello los visitantes ahora podrán disfrutar de esta maravillosa especie.

La lucha entre el agua dulce y la salada

Las aguas subterráneas están muy cerca de la superficie, forman bolsas que se alimentan de la lluvia que corre por el subsuelo del barranco desde la cuenca de Tirajana. Al mismo tiempo y por capilaridad, el agua del mar se filtra y dulce y salada se encuentran y generan aguas salobres.

En las épocas más secas hay más agua salada y cuando hay copiosas lluvias, hay más agua dulce, por eso la biodiversidad terrestre y acuática va a estar en este paraje en función de la lluvia, que trae consigo gran cantidad de especies, por ejemplo libélulas emperador, aparte de diversos tipos de abejas e insectos que necesitan agua dulce, mientras que el resto del año aparecen las gambusias o peces mosquito, así conocidos porque ser un regulador natural.

Para enriquecer el juego, cuando el mar rompe la charca, contigua al parque, incorpora los alevines de las especies de agua salada: los sargos, los lebranchos, las fulas y los cabosos. Además, incorpora oxígeno y rebaja la salinidad. La charca se rompe tanto cuando llueve con fuerza, como cuando el fuerte es el oleaje. El año que llueve mucho en la cumbre se benefician especies como las palmeras, y cuando llueve menos, las salobres ni lo notan.

Cernícalos y la famosa polla de agua

La famosa gallineta o la polla de agua se alimenta de huevos de mosquitos, de mosquitos, y de las flores de la ruppia más enrojecidas. Las aves residentes son las de agua, como los cernícalos, que están asociados a las palmeras. Cuando se ubican alrededor de alguna persona es para que sean seguidos, pues desea alejar a los depredadores de la nidada. Esta ave se denomina así porque es capaz de quedarse cernida en el aire, esto es, quieta, y también vuela haciendo círculos para coger altura apoyándose en las corrientes térmicas.

Las aves presentes todo el año son, además de cernícalos, mirlos, gorriones, capirote cabecinegro, el caminero, tórtolas turcas y de manera invasiva las cotorras. Esto no es todo, de manera ocasional pueden ser vistos, entre otros, el martín pescador y espátulas.

El Cabildo aprobó además un programa para reintroducir el murciélago chico, para proteger sus nidos ha establecido láminas de hojalata en las palmeras para evitar que las ratas suban y exterminen tanto los nidos de los murciélagos como de los cernícalos.

Las aves migratorias existentes son las limícolas, por ejemplo los chorlitejos -que están protegidos-, un ave pequeña que corretea por las playas que ha encontrado en este lugar un paraje idóneo. De hecho, es el inicio de una zona de especial protección de aves que se extiende hasta Mogán. Este tipo de aves echan de menos la arena y agua de mar, ya que al ser limícolas, se alimentan del plancton que arrastra la marea hacia la orilla.

Pero además está la enorme variedad del minúsculo mundo de los invertebrados y representación del cuarto reino, el fungi o de los hongos, entre ellos el del tarajal, una relación en la que ambos se benefician.

Más aves migratorias

Entre las familias de las garcetas están las grandes, como la garza real, de las que hay varios ejemplares, y la garza imperial, de la que hay dos, y que pueden ser vistas a primeras y últimas horas del día, en invierno aparecen las blancas, que son las pequeñas. No hace muchas semanas, hubo un avistamiento de 25 garcetas, entre ellas una real y dos imperiales.

Señalizado para no perder detalle

Para que los visitantes no se pierdan detalle, toda esta riqueza está señalizada con ilustraciones y una leyenda, además de un código para quien lo desee pueda obtener mayor información, ya sea en alemán e inglés, además de español.

Los riachuelos que serpentean por el parque incrementan el disfrute del público, que puede sentarse, relajarse, estudiar y conocer la biodiversidad mientras hace fotos al azar. El espacio está concebido para sea aprovechado también por expertos en fotografía y observadores de ornitólogos en los momentos más mágicos del día, en el que aparecen las aves y juegan con los colores del alba y el ocaso.

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