‘La Quedada del Año’ bate todos los récords de la risa en Canarias y promete volver
- 5.000 personas disfrutaron durante más de tres horas de la actuación de 20 de los mejores humoristas del Archipiélago, en una velada inolvidable que organizó Palante Producciones en el 25 aniversario del Pabellón Santiago Martín
Una noche que pasará a la historia del humor en Canarias. La Quedada del Año, espectáculo promovido por Palante Producciones, reunió en el pabellón de deportes Santiago Martín a 5.000 personas que no pararon de reír durante más de tres horas con las desternillantes actuaciones de 20 humoristas isleños.
Se trata del mayor festival de humor celebrado en Canarias, con el que el recinto lagunero colgó el cartel de no hay billetes. Además su director de siempre, Jesús Álvarez, recibió una tarta con motivo del 25 aniversario de este polideportivo del Cabildo de Tenerife, por lo que se cantó también un cumpleaños feliz coreado por el público.
Este maratoniano tenderete fue ideado por el humorista Darío López, a quien acompañaron sobre el escenario Aarón Gómez, Víctor Lemes, Petite Lorena, El Supositorio (Jorge Galván, Domingo Efegé, Conrado Flores, Paco Efegé y José Juan Ramallo), Omayra Cazorla, Delia Santana, Yeray Rodríguez, Abián Díaz, Abubukaka (Víctor Hubara, Carlos Pedrós, Amanhuy Calayanes y Diego Lupiáñez), Ignatius Farray, Kike Pérez y Arístides Moreno.
El acto contó con la colaboración de la empresa GMR, de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno canario; IDECO, empresa del Cabildo tinerfeño que gestiona el pabellón, y el Ayuntamiento de La Laguna.
Con una espectacular puesta en escena que parodiaba el popular evento de boxeo aficionado La Velada del Año, el festival comenzó con la entrada apoteósica, uno por uno, de los 20 cómicos a modo de púgiles que entran al cuadrilátero. El último en subir, Darío López, dio la bienvenida a un pabellón que lucía el ambiente de sus mejores noches.
Víctor Lemes, guitarra en mano, y Aarón Gómez abrieron la velada cantando al alimón un gracioso potpurrí al modo de murga gaditana, tras el cual, para mayor explosión de risas, el humorista tinerfeño tradujo a lenguaje gestual una canción mientras la interpretaba el cantautor grancanario.
Petite Lorena se cautivó al público con su defensa del “aborigismo”, su 52% de genes aborígenes palmeros, y su recuerdo de la erupción volcánica de 2021, ya que ella reside en El Paso, y evocó cómo por esos días “cada palmero tocaba a 6 periodistas y 8 vulcanólogos”.
Los integrantes de El Supositorio se vistieron de blanco al modo de raperos y plantearon su actuación como una rueda de prensa por su 30 aniversario como grupo, en el que las preguntas en inglés se les atragantaron.
Humor en defensa del campo canario
Delia Santana leyó una carta a la mediática astróloga Esperanza Gracia, tras lo cual Darío López, Diego Lupiáñez y David Lemes, se marcaron puntos cubanos para defender productos canarios como el mojo, la papa y el vino blanco.
Con su desparpajo habitual, Omayra Cazorla contó su miedo a las cucarachas y una visita al santero para curar los males del alma, aunque llegó a la conclusión de que la mejor medicina es una buena dosis de humor.
En décimas defendió también se expresó el repentista Yeray Rodríguez, quien hizo gala de su capacidad para rimar de manera improvisada todo lo que se le pusiera delante a partir de frases o personajes que le propuso el público. Antológico su punto cubano sobre los constantes malentendidos y equívocos que provoca a un matrimonio en el que ella se llama Sisí y él Nono.
Darío López, el chico de Palante Producciones, mantuvo vivas las sonrisas del auditorio con su propuesta de Juegos Olímpicos de Invierno trasladados al verano y adaptados a las tradiciones canarias; así como sus recuerdos de su infancia en Icod de los Vinos cuando pedaleaba con un chándal roto y sin zapatillas adecuadas por la serpenteante carretera de La Guancha.
La alegría continuó con Abián Díaz, que -dentro del guion- se llevó un rapapolvo por llegar tarde, y parodió una revista real de comidas rápidas para invitados sorpresa con ingredientes que en realidad nadie tiene en su nevera.
La intervención de Abubukaka fue un homenaje al mundo del teatro en el que dos enfervorecidos periodistas retransmitieron con pasión comunicadora el encuentro entre Romeo y Julieta, y el de Hamlet y el fantasma de su padre, en una hilarante parodia de los personajes de Shakespeare.
Como era de esperar, Ignatius Farrais la lió con su explosivo humor surrealista pero también con la empatía de salir del escenario y subir a una grada para interesarse por el estado de una espectadora, llamada Pilar, que había sufrido un leve desmayo, pero que se recuperó rápido atendida por el personal sanitario y pudo seguir disfrutando del espectáculo, no sin que el humorista tinerfeño le dedicara su actuación bromeando con que el público tenía que hacer como ella: no prestarle atención a él. “Quiero que conmigo el show toque fondo, porque aburrirse es la revolución contra el sistema y la manera en que ustedes se encontrarán a sí mismos”, proclamó Ignatius.
Kike Pérez se la mandó interpretando varias canciones e ironizó con que su profesora de Griego en Secundaria le comentaba “sigue así que no vas a llegar a nada, y lo que más me jodía es que nunca me lo dijo en griego”. De ahí que el cómico conejero filosofara, medio en serio medio en broma, que “el éxito no es el camino, sino el fracaso”.
Un pabellón cumpleañero
En medio de tan masivo tenderete también se dieron momentos de mucha carga emotiva, como cuando Aarón Gómez leyó una carta en prosa poética como homenaje al pabellón Santiago Martín, conocido popularmente como La Hamburguesa, por tantos eventos deportivos y culturales que forman parte de la memoria colectiva. Y remató su alocución con un ”¡riquirraca, simbombaca….Canarias, Canarias y nadie más!”, que coreó el público como en las grandes citas baloncestísticas de la historia del recinto.
Otro instante de sentimientos a flor de piel lo deparó la actuación de Arístides Moreno, cuando cantó con su hija Salomé una hermosa canción titulada Diez mil años, sobre un amor imposible entre dos seres reencarnados. El cantautor grancanario definió su arte: “Yo no soy humorista, sino que le pongo humor a lo que hago”.
El espectáculo terminó igual de apoteósico que como arrancó, con un selfie del elenco de artistas y de todo el auditorio, captado por la cámara de Alfonso Escalero (director de la productora I LOVE THE WORLD, que colaboró con este acto) y un público que creó una constelación de estrellas casi infinitas con la linterna de sus móviles encendida, mientras Arístides Moreno cantaba una tema final con el mejor mensaje posible: “Felicidad”.
Fue, pues, una Quedada histórica para el humor canario que dejó un buen sabor de boca. Sensación final que además el público tuvo por partida doble, pues cada asistente recibió al salir del pabellón una ambrosía de Tirma, empresa que colaboró también con esta maratoniana noche cómica. Su organizadora, Palante Producciones, ya se plantea seriamente que este éxito de la risa merece una segunda edición.