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Omayra Cazorla: “Ahora mismo el gran problema es que tomamos más en serio lo que dice un humorista que lo que dice un político”

Nacida y criada en la capital grancanaria, con 35 años Omayra Cazorla se ha convertido en una de las mayores referentes del humor en Canarias. Sin embargo, no siempre se dedicó al mundo de la comedia. Estudió toda su infancia y juventud en el Claret, para posteriormente, estudiar trabajo social en Sevilla y especializarse en marginación y exclusión social. Trabajó con diferentes ONG’s y ejerció de voluntaria: “Estudié una carrera universitaria porque mis padres me obligaron, decían que tenía que tener un colchón y mira el colchón ahora donde lo tengo”

Tras terminar la carrera y la especialización con buenas notas y año por año, Omayra pidió a sus padres estudiar arte dramático, donde descubrió su verdadera pasión: el humor. “Es una herramienta súper potente de intervención, para lanzar mensajes, concienciar y sobre todo para entretener”, explica. Su primera actuación en un bar recuerda que fue en el sur de la isla, en San Agustín, cuando aún ella estudiaba en Las Palmas y ahora recorre el archipiélago, dando visibilidad a las mujeres en el sector de la comedia. “Yo no empecé para tener reconocimiento, ni pensé que tendría tanto revuelo, empecé porque me gustaba”, afirma. 

Pero las mujeres no siempre han estado representadas en el mundo del humor. Así lo reconoce también Omayra que mantiene que la comedia en Canarias antes era de hombres, no es que no hubiesen mujeres pero no eran visibles. “Yo creo que por eso me sigue mucha gente mayor, porque en su momento no tuvieron un referente femenino”, sostiene. Para ella, el monólogo de referencia que abrió en cierto modo las puertas a las mujeres fue ‘mi hija Mari’ de Antonia San Juan: “Por primera vez una mujer le daba voz a una mujer”.

Así pues, explica que en la primera cena de empresa donde participó como humorista no tuvo una experiencia demasiado grata por el hecho de ser mujer. “Me llamaron de una empresa super potente para que hiciera una actuación en una de sus villas”, aclara. Cuando llegó al lugar todos estaban “subidos en la ola” cuando de repente el dueño de la empresa soltó: ‘si te quitas el sujetador te pago 50 euros más’.“A un hombre no se lo hubieran hecho. Lo que a mi me salió decirle sobre la marcha fue ‘caballero yo creo que usted se ha equivocado de servicio porque podría haber pagado una prostituta pero contrató una monologuista’ y seguí”, declara Omayra.

El año pasado, con motivo del 8M y el cambio de nombre de la Avenida Alféreces Profesionales se realizó un acto de reconocimiento a la labor de determinadas mujeres dentro del municipio de San Bartolomé de Tirajana. La humorista fue una de las homenajeadas durante el evento por su trabajo dentro del mundo de la comedia. Omayra reconoce que se sorprendió muchísimo al recibir este galardón puesto que no se lo esperaba. “Me sentí super feliz de que valoraran mi trabajo y reconocieran mi esfuerzo”, resalta.

La comediante confiesa que siente gratitud cuando la gente la para por la calle para reconocerle su labor, pero al mismo tiempo una parte de ella también siente vértigo: “Yo me hago super pequeña cuando alguien viene y me cuesta reconocer eso que valora la gente en mi, yo no lo veo”. Asimismo, resalta que para ella el humor también es una forma de exponer determinadas realidades, ayudando a visibilizar. “Detrás de cada video hay un mensaje, hay gente que lo ve y gente que no”, sostiene. 

Sin embargo, Omayra Cazorla mantiene que en ciertas situaciones se vuelve complejo dedicarse al humor: “La putada de los cómicos es que no te toman en serio, tu dices algo y la gente te dice ‘ay qué simpática’”. Así cuenta que hace poco acudió a realizarse una analítica y al entrar por la puerta la enfermera comenzó a gritar ‘ay ay cuentame un chiste’. “Yo estaba pensando por favor no me hagas esto que no me he tomado ni un café’”, explica. 

Otra anécdota que relata le sucedió hace poco en su última actuación en Fuerteventura. Omayra cuenta que se encontraba en la plaza actuando cuando un niño emocionado se pegó a la valla, que separaba el escenario del público y empezó a saludarla. “Todo eso yo lo tengo que incorporar al espectáculo y así la gente conecta conmigo, no puedo hacer como que no está pasando nada”, explica. 

Tras preguntarle el nombre y comenzar a hablar con él durante el show, el resto de niños fueron corriendo también hasta la valla para interactuar con ella. Como el niño dejó de ser el centro de atención, miró a Omayra y sin pensarlo demasiado lanzó un escupitajo que impactó en su cara. “Júrame que me escupió el niño en la cara”, comenta entre risas la humorista, cuya primera reacción fue buscar a la madre. “La madre era la presidenta de la Comisión de Fiestas”, sentencia. 

El humor debe verse como lo que es, una forma de risa, entretenimiento y diversión sin embargo, la monologuista reconoce que “ahora mismo el gran problema es que tomamos más enserio lo que dice un humorista que lo que dice un político”. Cazorla defiende que la comedia es comedia y debe entenderse como tal: “Yo no voy a hacer humor de violencia de género o no voy a hacer humor de personas con discapacidad pero es verdad que hay gente que lo hace y tiene su público también”.

De cara a proyectos futuros, Omayra cuenta que se encuentra escribiendo un nuevo show.  “Aquí somos 8 islas, entonces las recorres y ya la gente te ve, al año siguiente tienes que descartar ese monólogo y hacer uno nuevo. En la península los monologuistas están con el mismo show 3 años porque tienen más lugares”, explica. En la actualidad la canariona cuenta ya con 6 espectáculos diferentes. Su próxima actuación aquí en Gran Canaria la realizará el próximo 6 de octubre en el colegio María Auxiliadora a partir de las 19:00 horas.

Firmado

Claudia Vega y Yair Rodríguez Pérez

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